sábado, 28 de mayo de 2011

¿Qué ha pasado?



Pretendía y pretendo, aún escribiendo en este post sobre las últimas votaciones, no tomar parte decantándome hacia mis inclinaciones políticas o mi particular visión de lo que ha ocurrido, o razonando por qué han salido las cosas de esta manera. Son suficientes las muchas opiniones que siguen produciéndose de todo tipo y de personas mejor preparadas para analizar en profundidad este arduo tema.

Sin embargo no puedo, aunque quiera, pasar por alto algo que debiera ser obvio y no lo es casi nunca, por lo menos para la gran mayoría. Estas votaciones han dejado en evidencia lo perdidos que andamos, y no por cuestiones de colores políticos ni de comprensión del entendimiento social entre niveles económicos, jerarquías y poderes.
Se trata de la desvirtuada enseñanza sobre el perdón y la reconciliación con la que llevamos siglos conviviendo, soportándola desde la más tierna infancia y heredada de nuestros ancestros más lejanos, grabada a fuego en nuestros más insignificantes y mecánicos genes.

Cuando alguien comete una falta no se puede usar el perdón ni la compasión tan a la ligera. Ha de aprender el autor y los que no lo tengan claro que deben hacerse responsables de los daños ocasionados. No se puede dejar que se banalicen ataques a la integridad de las personas, a su libertad o a su bienestar, se ha de saber que no existe la imposibilidad de decir, que no hay nada inexpresable, que no se debe confundir al agresor con un pobre desgraciado porque no lo es.

Sin embargo estas prácticas tan en uso en nuestra sociedad despliegan un manto oscuro sobre la credulidad de la gente, y terminan provocando una simpatía generosa por los injustos, abusadores e incompetentes. Pero cuando estos representan al poder capaz de guiar a ciudadanos ciegos y confiados, los delitos son atentados contra la dignidad y la esencia de ese pueblo.
¿De qué nos sirven entonces Auschwitz, Irosima, tantas mujeres maltratadas y muertas? Parece que no nos sirve de nada, pues a esas culminaciones de horrores se llega cultivando el silencio, la conmiseración, la imposibilidad, la condescendencia y el perdón.

Hay que ir con mucho tiento, pensando detenidamente a quienes van a ser administradas estas honrosas y equívocas facultades humanas, pues nos han llevado a crear unas tragaderas sociales como las cataratas del Niágara.
Y en este punto nos encontramos. Amigos míos, solo encuentro una posibilidad para no sucumbir, la “Educación”, pero no la de títulos y oficialidades, sino una educación social de realidades puras y duras.

Este conocer los límites de las buenas intenciones, el de utilizar la vara de medir injusticias con todo su rigor, el dejar de crear derechos universales que matan derechos de “unicidad”, pudieran encontrar el camino que nos salvará de las continuas consternaciones en los que parece derivar nuestra humanidad, agresora y victima a la vez, donde el habla y la razón educadoras han sido capaces de revelar a muchos de los que han vivido bajo las botas de la autocracia que “la conciencia no se disuelve bajo la opresión”.

Y en tanto no cambien las cosas ¡Indignémonos! Pero sobre todo ¡Eduquémonos¡



martes, 26 de abril de 2011

Quizá vivir sea esto


Nénufares de Claude Monet

Me gustan los deportes, es una parte de nuestra cultura realmente agradable e incluso en algunas disciplinas puede llegar a ser un arte, la actividad física resulta un beneficioso escape mental y mantiene el cuerpo en forma para alojar una mente abierta, y aunque huyo de aquellos que han convertido el ser un aficionado en potables fanáticos no dejo de reconocer el divertimento que experimento cuando disfruto de alguno de esos juegos.


Hay uno que llamó especialmente mi atención hace unos días por la carga histórica que representaban al comienzo del partido, carga histórica de tradiciones y de “fundamento” humano.
Se trata del Haka una danza de guerra tribal maorí de Nueva Zelanda que usan como bienvenida y signo de hospitalidad y que es utilizada por el equipo neozelandés de rugby All Blacks al comienzo del partido. En ese canto se habla de vida, dominio y de hombres peludos y valientes.
Cuando la vi me supuse paralizada en plena selva delante de un grupo de hombretones con cara de enfado y actitud de lucha, gritando y sacando la lengua de forma amenazadora y que desde luego me impulsaba  a echar a correr como alma que lleva el diablo por mucha bienvenida con que me estuvieran acogiendo.
Aunque desde el cómodo sillón vía satélite me inclino a pensar en la posibilidad de que después de este derroche de energía no necesitaran de otros ejercicios menos lúdicos para eliminarla.
Un apunte que me sirve como comienzo para lo que estos días ronda en mis lecturas.

La victoria imperfecta sobre la agresividad del primate que nuestra civilización sigue intentando someter con armas tan prodigiosas como los libros y las palabras.
Y la facultad fascinante de manipularnos a nosotros mismos para que no se muevan lo más mínimo las raíces de nuestras creencias.

Con lo que sea que se quede el lector de esas dos frases dedíquese un momento a observar atentamente el camino que sigue el ser humano en el mundo y constátelo a su alrededor, las conclusiones, seguro, le llevan hacia la renuncia y el enclaustramiento ante tanta vacuidad. En caso contrario deje de leer inmediatamente, sabe usted suficiente para ser feliz.

La fuerza que despunta la violencia tribal en ese intento de demostrar el ánimo de lucha en un asunto deportivo, nos fatiga y nos angustia cuando nos la reclama una madurez ciudadana para la gestión activa donde bailar el Haka se convierte en un imposible, tanto, que llevar a cabo las acciones para exigir aquello que es nuestro derecho nos superan.

Ante la corrupción que nos atenaza, las dificultades para razonar, los excesos a los que tenemos acceso, la confusión que nos invade, podemos sorprender el movimiento de la vida en cada minuto que muere, y lo sorprendo en la fuerza inmanente de mí propio movimiento concentrado en mi misma sin dirigirlo hacía nada ni hacia nadie -como el del agua que corre empujada por fuerzas externas y arrastra cuanto se interpone sin intención de llevárselo pues los mueve en el existir de su propia fuerza concentrada en su propio movimiento-, y conjeturo, e incluso conjuro y preparo este ensalmo, en que haciendo uso de la honestidad que me hace bien, de la simplicidad hacia mis necesidades, de la sobriedad en lo que necesito, de la serenidad para elegir, podría cantar un Haka de hospitalidad amenazante.

Orden interior en la sencillez para conseguir el orden exterior en la proyección de mi actividad, en la autonomía ante mi propia gestión, en mi responsabilidad para con los otros, en mi análisis al liderazgo de quién lo ostente, destronar ese ostensible déficit cívico y reforzar la conciencia de grupo, vivir despacio e invertir en la calidad y en la creatividad del instante, disminuir compromisos y ceder el triunfo de la productividad a la ventaja del descubrimiento.

Quizá vivir sea esto.







Sumamente interesante, importante reflexionar y razonar este Decrecimiento de Carlos Taibo, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, que me ha pasado Shandy.


miércoles, 6 de abril de 2011

En teoría


Vectores de velocidad de las placas tectónicas obtenidos mediante posicionamiento preciso GPS

“La inmensa mayoría de terremotos sísmicos se producen en los bordes de las placas ”Las circunstancias del clima y de la historia han hecho concentrarse una buena parte de la población mundial en las regiones más sísmicas de los continentes… junto a los límites convergentes  Donde la placa oceánica se hunde bajo la placa continental o se comprimen y chocan, es el cinturón orogénico, el borde activo.”

La tectónica de placas es una “teoría” referente a la formación y los movimientos de capas frías de la tierra sobre el manto fluido interno del planeta, se sabe que se desplazan a una velocidad igual a la que crecen las uñas de nuestras manos (2,5 cm/año)*.
Y con estas teorías deducimos cómo se forman las cadenas montañosas, qué provoca los terremotos, cómo funcionan los volcanes, y algo sobre las fosas oceánicas.
En teoría.

Con estas especulaciones se ha supuesto que funcionan como una cinta transportadora, va creciendo por los bordes divergentes de las dorsales oceánicas y desapareciendo en el manto por los bordes convergentes de subducción.
Y a esto hay que sumarle la teoría de la deriva continental, que se sospecha puede ser debida a “las diferencias en las fuerzas gravitacionales, arrastre, succión o subducción”, o quizás “las diferentes fuerzas que se generan con la rotación de la tierra, y las fuerzas de las mareas del sol y la luna”; y también hay que contar con la teoría de la expansión del fondo oceánico.

Teoría tras teoría es igual a mucha teoría.
Ahora veamos como nos comportamos en otro contexto elegido al azar entre la cantidad de ejemplos que generamos, sobre todo pensando en que una se vuelve estúpida cuando deja de estar apasionada (de Helvecio).


Skylon, futuro vehículo espacial europeo



Llegó la Guerra Fría, estamos en 1945, con su espionaje y propaganda, y en tanto se desarrollaba la tecnología para los viajes espaciales se construían los misiles balísticos intercontinentales. Hizo falta una guerra para que el invento de Goddard se vinculara a las ambiciones militares y saltará a la palestra como artillería de largo alcance. En resumen, constituyó un indicador de la capacidad tecnológica, económica y superioridad ideológica de dos potencias que querían ser súper.

El lanzamiento soviético del Sputnik 1, el 4 de octubre de 1957 –en plena recuperación tras una guerra devastadora, ¿se entiende que solo les importara lograr ser primera potencia mundial?- dio comienzo la carrera espacial entre la rivalidad de estos dos países. El miedo hizo acto de presencia con todos los honores. Ambos se dedicaron a sacar pecho y a ver quién escupía más lejos.
Después llegó el Explorer norteamericano, y nombraron el Año Geofísico Internacional, y consiguieron grandes descubrimientos de la atmosfera exterior. Y el alunizaje, en una conversación con el director de la NASA, Kennedy dijo:
“Todo lo que hagamos debería estar realmente vinculado a llegar a la Luna antes que los rusos... de otra manera no deberíamos gastar todo ese dinero, porque no estoy interesado en el espacio... La única justificación (para el coste) es porque esperamos ganar a la URSS para demostrar que en lugar de estar por detrás de ellos por un par de años, gracias a Dios, les hemos adelantado.” (De una grabación de la John Fitzgerald Kennedy Library)

La N.A.S.A. trabajaba con un presupuesto de 5.000 millones de dólares por año, la Unión Soviética con 4.000 millones de dólares por año. Este mano a mano duró 18 impresionantes y lindos años, gracias a Dios.

Hoy día nuestro espacio exterior está poblado de grandes artefactos que vigilan, experimentan, comunican…
Entre los beneficios obtenidos por estas investigaciones contamos con la comunicación electrónica, alimentos desecados y precocinados, ropa que permanece seca, gafas de esquí antiniebla, datos sobre clima, vegetación y movimientos humanos, medición remota, control de vehículos, control robótico, y los dos programas espaciales militares tripulados, (la basura sideral la dejaremos para otro momento).
Además de la posibilidad de una nueva carrera espacial entre empresas privadas por el turismo interestelar (este sería un buen momento porque con las vistas no iban a vender muchos billetes).
Todo muy importante y muy interesante pero que sin nosotros los consumidores no sirven para nada.

En teoría, deberíamos proponer una guerra lo suficientemente ambiciosa para que los militares se interesaran por el personal que les da el por qué y les consume, en suma, esa patria que defender por aquello del que el interés motiva, y echasen mano de su astucia para susurrar a los políticos que asesoran, lanzándose a una carrera por ver quién consigue primero el equipo técnico y material necesario para evacuar a cualquier país en cualquier parte del mundo en el menor tiempo posible, antes que las hecatombes naturales les dejen sin nada que salvaguardar. Donde gastasen cantidades indecentes de euros en microchips, robots, satélites, naves, y todo aquello que pueda ser aplicado a detectar, evaluar, detener, y poner en marcha un protocolo con suficiente antelación a cualquier desastre natural terrestre para poner a salvo a la población, a toda la población. No habría soldado en el planeta al que no se le tratara con honores de general, y a este, ni te cuento.

Quizá diseñar ciudades en los puntos estratégicos menos destruibles, o edificaciones que se alzasen en el aire lo suficiente para no ser arrasadas por el tsunami o terremoto de turno, o naves súper-potentes que con la diligencia y eficacia militar que nos caracteriza, recogieran a todo ser viviente minutos antes de ser masacrados en cualquier lugar del planeta. Se puede consultar desde Cyrano de Bergerac, pasando por Isaac Asimov hasta nuestros más creativos contemporáneos… claro que hacer esto en un mundo donde millones se mueren de hambre queda un poco chabacano.

Ya que van a punta de moral y honorabilidad, seamos listos miremos de frente la realidad, y tras observar durante años qué mueve a quién pues juzgar es sentir, utilicemos lo que sabemos y pongámosles la zanahoria delante. Si el altruismo no va a ponerse de moda y el humano solo piensa en sí mismo, “se destaca por su mala fe, el deseo de no ver lo que no le conviene y el arte perverso de reescribir la historia en su beneficio exclusivo (de nuevo Helvecio)”, seamos consecuentes antes de acabar aglutinados en el magma donde se inició este planeta, antes de tiempo.

Al menos en teoría.




* Según Read HH, Watson Janet (1975) Introduction to Geology. New York: Halsted. pp. 13-15.

martes, 15 de marzo de 2011

Celebraciones


El condor
Posee una envergadura de 1,30 x 3,50 m en pleno vuelo



A la mayoría de las personas nos resulta tremendamente fatigante alterar las creencias radicales y las costumbres profundamente arraigadas y terriblemente condicionadas en que se desarrolla nuestra vida en sociedad, dejarse llevar por la obediencia a normas y modelos culturales nos asienta en ese conformismo en el que parece amansarse nuestra vida.

Si estamos dedicando un día especial a algo es que ese “algo” aún no está normalizado, de lo contrario, hemos convertido en cotidiano y usual únicamente el festejo. Aunque algunas celebraciones o conmemoraciones son recordatorios de sucesos de los que debemos aprender y no olvidar jamás, la mayoría de ellas las celebramos sin saber muy bien qué festejamos.

Las usuales por repetidas han pasado a ser obligaciones, como por ejemplo la onomástica, deprimente el ir contando los años que pasan y obligándote a calcular los que te van quedando, la navidad o las vacaciones de verano que solo consisten en despilfarrar a diestro y siniestro, el día del padre, de la madre o los aniversarios, estas resultarían más fructuosas si les honrásemos a diario, o el de la mujer trabajadora que me ha tocado la moral este año oyéndoles hablar, a lo sumo la hemos convertido en un ideal cutre de la pura y llana realidad.

Se toma algo que debería ser normal se le enfatiza y se le festeja. El día de la mujer trabajadora, a fin de cuentas la mujer ha trabajado desde que el mundo es mundo, como recordatorio a las víctimas en su lucha por conseguir ser reconocidas como seres humanos con todos los derechos, y en igualdad de condiciones al hombre trabajador, es una de las celebraciones que deberíamos cuidar de no aclamarlas solo con ese sentimiento de “seguir luchando” por un derecho al que ya se le ha dotado de legitimidad. Es un asunto tan normal como el de tener una vivienda digna.

En 1890 las mujeres ya constituían el 17% de la mano de obra asalariada norteamericana, un porcentaje integrado por solteras, viudas o abandonadas, que eran consideradas de rango social inferior.De esto, y sin darle más vueltas de las necesarias, deduzco que tienen bastante razón quienes afirman que fue la mujer trabajadora, la de toda la vida, quién creó la liberación de la mujer y no al contrario.

No es de recibo seguir analizando desde una perspectiva de género la presencia y la participación activa de las mujeres a lo largo de la historia, porque no ha dependido de ella que cambien las necesidades sociales sino de la sociedad en masa, ese cambio en las nuevas formas de habitabilidad de los cuerpos de la que habla Judith Butler, no es tan solo aplicable a la sociedad que no vive en un cuerpo femenino, sino a todos los sexos, a todos los colores y a todos los sentires y pensares. Una situación compleja sí, pero que solo hay que razonarla.

El estallido feminista de finales de los sesenta constituyó una toma de conciencia colectiva de lo que estaba ocurriendo en el entorno, el sueldo de un hombre no llegaba para sustentar una familia, las duras inflaciones, las crisis empresariales, revoluciones y cambios de producción, atacaron con crueldad –como tienen por costumbre- a las bases del sostén de toda sociedad: la alimentación, la protección de su miembros, el refugio y la transmisión de conocimientos, (lo que hoy llamamos pilares básicos del estado de bienestar).
Estos hechos marcaron el comienzo de los profundos cambios familiares y sociales que hoy día siguen imparables, y el imperativo marital y procreador dejaba de tener sentido por algo tan simple como una relación entre costo-beneficio familiar y social.

Las familias rurales progresaban más cuántos más hijos llegasen, en tanto crecían en número crecían en riqueza, pues desde pequeños contribuían a la producción y autosuficiencia familiar generando así el beneficio que amortizaba su crianza.
Las familias urbanitas con muchos hijos se hundían, el costo por hijo aumenta con los años ya que los beneficios son a largo plazo y no siempre recuperables, al fin representan un déficit que dura toda la vida.

No se trata de que los hombres sean terriblemente comprensivos con la situación de la mujer, ni de que las mujeres se hayan revelado con la furia de la razón contra sus opresores, solo es una cuestión de acomodo a una sociedad que evoluciona hacia un nuevo imperativo, la necesidad de adaptarse a un medio de subsistencia que cambia cada día, y la búsqueda de la conciliación con la manera en que sus integrantes deben organizarse para adaptarse a unos tiempos de evolución distintos.

Aprendamos a celebrar lo conmemorable y no tomemos lo que ha de ser normalidad por privilegios festejables. Sobre todo las mujeres.


lunes, 21 de febrero de 2011

Alea iacta est (La suerte está echada)



Habrá que preguntar al Nilo, siempre entendió todos los idiomas

Hoy y en el fondo de la cuestión de esta nueva revolución mediterránea, la gente de estos pueblos ya no son lo que fueron una vez. Ya no quieren serlo. La paciencia de los conceptos que siempre les han hecho repetir se ha terminado. Se han alejado tanto de su inmovilizada cultura que ya saben hasta en qué dirección desean evolucionar, y ni siquiera lo hemos advertido quienes en nuestra historia contamos con pasados revolucionarios.

Las culturas de este planeta elaboran sus innumerables y contradictorios discursos filosóficos, en función a la repetición de factores con los que se remeda el planeta en una irrompible, aparentemente, cadena de causa-consecuencia, en los que reflejamos nuestros pensamientos deterministas y que no han impedido que el mundo sea como debía ser.

De vez en cuando, la célula compleja de esta sociedad, entiéndase la persona en la que el pensamiento hunde sus raíces en el cuerpo que la define, hace del yo un ente valioso, proclama la unidad material del ser sin términos jerárquicos entre mente y cuerpo, y por tanto ni sumisión ni servidumbre ante nada y ante nadie. Cuando esto sucede salta a la palestra un hápax existencial, se enhebra otro eslabón a esa cadena que resbala inexorable hacia el abismo, llevando a consecuencias sorprendentes aquellas causas repetitivos de las que se vale.

Ahora que ya es notoriamente público -y el concepto está adaptado al entendimiento del sentir general- que los países libres y democráticos mantenemos nuestro estatus gracias a que crueles regímenes despóticos apoyan nuestros grandes intereses económicos, en otras palabras, que nos mantenemos en virtud a la opresión, desigualdad y pobreza de otras personas, estamos preparados para enfrentarnos al espejo, y mirarnos detenidamente, la mayoría con los ojos como platos y los que lo barruntábamos soportando la vergüenza de seguir a la manada imperialista.

Y digo nuestros y nos, porque si nuestro país no tuviera participación in situ, que lo dudo, apoya abiertamente que la haya a costa de intereses con terceros.

Aunque teniendo en cuenta algunos modelos democráticos tampoco es para dramatizar en demasía por esa pérdida de poderes. Sin embargo aprender a oprimir engañando mientras el otro come es menos vergonzoso que, además de vapulearle y despreciarle, se le mate de hambre.

Una alegría extraordinaria para este nuevo siglo, las religiones, las mafias, los fanáticos, los racistas y los violentos, tardarán un poco más en desmembrar nuestra existencia.





Fotografía de: http://solomicrocuentos.blogspot.com/2010/05/el-faraon-dyoser-y-la-crecida-del-nilo.html

domingo, 6 de febrero de 2011

Blogs con estilo



La genialidad y la belleza no tienen por qué respetar cánones


El día que decidí empezar este blog no tenía muy claro qué estaba haciendo. Quería expresar las cosas de las que normalmente no hablo con las personas que comparto momentos a lo largo del día. Así que rescaté unas pocas horas y las dediqué a dar rienda suelta a esa energía para la que no encontraba salida, esa que hace surgir pensamientos e ideas mientras lees, escribes, escuchas música y que acabas garabateando en cualquier pedazo de papel.

A lo largo de este par de años no he llegado a preguntarme si iba a interesar o no lo que escribía. Necesitaba escribirlo y punto. Hay quienes piensan que hacer algo solo por el hecho de disfrutar en el proceso sin recibir el reconocimiento o el aliento de otros no merece la pena. No soy del mismo parecer así que sin remilgos empecé, y sigo.
Dicho esto tendría que explicar qué diablos hace aquí el socorrido cuenta visitas.
Empezaron a llegar visitantes a la página que no dejaban huella, y quise saber quiénes eran y de dónde venían. La verdad es que me quedo con la miel en la boca, lo más que llego a saber es por dónde han llegado y de dónde. La inmensa mayoría atraviesan los valles esteparios del google en busca de algo que les relaciona con alguna de las palabras que hay en mis apuntes, e incluso muchas veces, son las propias fotos las que les traen. Hay quién piensa (estos, los mismos de antes) que es denigrante, sin embargo a mi me parece alucinante.

A través de sus/mis comentarios he logrado amigas y amigos encantadores, unos conocidos y otros no, unos lejos y otros más cerca, y compruebo, no sin asombro, que esto me satisface tanto o más que las horas que ocupo escuchando música, buscando o haciendo (las menos) fotos, y escribiendo sin parar hasta que consigo decir lo que quiero.

Hace unos días al blog de mi amigo Joshua le premiaban identificándolo como un “blog con estilo” y él a su vez nos premiaba a unos cuantos.
Donde ahora leéis, a vuestra izquierda está el listado de algunos de mis blogs amigos, francamente, con mucho estilo.
Aprovecho esta tarde para añadir unos pocos de los que visito y que por no quitarle tiempo a su lectura no he incluido todavía, una descortesía por mi parte, pero la verdad, prefiero pasar la tarde leyéndoles que ordenándome los estantes, en fin…
Y es que me sorprenden a diario. Puede que haya a quienes les parezcan serios o significativos por lo que dicen o cómo lo expresan, otros están fuera de cualquier modelo estándar y pueden ser molestos para mentes rígidas, otros ingeniosos inteligentes y socarrones, hay alguno que otro que podría ser considerado hedonista (que la verdad sea dicha, es a lo más juicioso que se puede dedicar una vida).

Estilos tan diferentes como la noche del día y que me gustan, ellas/os como personas, o ellas/os por lo que dicen, o ellas/os por ser simplemente. Personas incomparables que escriben con ideas opuestas, provocando en mis lecturas un desafío de contenidos que mantienen viva mi inspiración. Pudiera decirse que mi criterio a la hora de elegirlas no pertenece a una lógica social, pero la mía es de mujer, tierra, naturaleza, caos. Estoy en el encuadre perfecto para mi dicha.

El criterio está definido como “norma para conocer la verdad” o como un “juicio o discernimiento” sobre algo. Mi criterio aquí es el de no tener criterio, (las normas me ponen de mal humor aunque las sigo como todo el mundo, pero ¡leches! a la hora de la variedad ¡variemos!). Así que cuando llego a un blog en el que lo que cuenta o quién lo cuenta acapara mi atención, me tomo el tiempo necesario para comprenderlo, entenderlo y comentarlo.

Y el estilo. El estilo como manera peculiar de escribir o de hablar de una persona es tan particular como lo es su forma de decir en un blog. Colores, tipos de letra, fotografías o cuadros, música o silencio, y contenidos que suelen aparecer como predilectos identifican los cambios, el humor, la vida, los sueños de muchos de nosotros.

Quiero reseñar, además, que nadie tiene por qué estar de acuerdo en sus juicios sobre el mundo ni conmigo ni con otros, ni tratar de hacer válida solo una opinión, pero sí que es beneficioso estar abiertos a toda posible visión diferente y saber, al menos, que existen otras maneras. Esto viene por los miles de increíbles filósofos que los criterios cerrados y los estilos impuestos, dejaron fuera del conocimiento de muchos de nuestros antepasados y dolorosamente, de los más de nuestros contemporáneos, con la consecuente pérdida de buenos criterios y “estilazos” que tendríamos en este insultante mundo capitalista y elitista que llevamos entre manos.

Por lo que es muy probable que si alguien pasa por aquí y llega a interesarle el contenido de mis apuntes, no logrará encontrar continuación en ninguno de los blogs amigos. Eso sí, será más divertido e instructivo que 230 hojas del mismo tema. Para eso ya están los libros.

lunes, 17 de enero de 2011

El corazón de la jornada



Desnudo de mujer - Joaquin Sorolla



El día se ocupa de echar por tierra toda esperanza, teniendo en cuenta que pagas tu estancia en este lugar con la propia vida, considérate bienaventurada si en lo que te cuentan hay algo que te sirva para arrancarle a la jornada el corazón, porque mañana volverá a ser lo mismo, salvo que contarás con una jornada menos.

Últimamente oigo repetir mucho que estamos perdiendo la comunicación entre los cercanos en pos de la relación entre los que están fuera de nuestro alcance. No lo creo. No siempre los que están cerca son capaces de entender cómo se ve el mundo desde tu cabeza. El cuerpo manda en la visión que se hacen de ti, en lo que eres o no capaz de hacer, para lo que vales y para lo que no. El cuerpo es social, la mente puede ser lo que quiera.

Salgo y veo. Un cielo amplio, brillante y azul, que refulge contra las paredes de las calles evaporando los colores en sinuosos vahos invisibles. Esto es hoy. Entra por mis ojos avaro y reflexivo, me obliga a respirar profundo y por un resquicio intento traducirlo a un idioma que pueda entender. Necesito interpretar esta lobreguez que, pesada, inútil y molesta, me hace sentir lo que veo y ver lo que siento. Y cavilo. Pero los hechos se conforman sin orden, no puedo hacer nada porque sé que si los organizo seré su rehén sin que nadie sepa que ha de rescatarme.

Una brisa de mar que canta perdida entre los edificios me distrae, donde quiera que estés me gustaría que supieras que no eché al fuego ni uno solo de los besos que me diste aunque sufriera de frio, ni abandoné tu recuerdo al borde del camino, por más que a los sueños el olvido mece…

No es eso, no. Tranquila vuelvo en mi y despacio repaso el día, he conseguido poner una clave a ese resquicio para pensar, con la que además dejo claro que, aunque ausente, vivo y soy útil, y solo entonces puedo ser radical para coger las cosas de raíz, cosas que hacen del día lo que es, ese lugar donde mi alma lustrosa y palpitante se posa como un cisne, donde me deja explorar en este lánguido ondear del agua que me rodea qué son, ¿la providencia? una excusa ¿el libre albedrío? no existe.
Ni responsabilidad ni culpabilidad tienen cabida en mi por el solo hecho de ser, eso, es así. Pero no soy solo alma ¿dónde está mi cuerpo? Aquí, descansa. Hacer sí da protagonismo a la responsabilidad y culpabilidad, mi cuerpo hace, y solo mi alma que es en él, le puede hacer sano y feliz. El placer y el dolor conducen el mundo pues alma y cuerpo se subordinan a ellos.

Y el mundo único, exclusivo, puro, se mueve inexorable y solo somos conscientes de una ínfima parte de ese movimiento. En el hervidero que supone su continuo trasegar nuestra capacidad de información es de corto alcance, y solo cuando ya ha ocurrido todo, cuando la transformación ha sucedido y podemos unir las visiones, recapitular los hechos, escribir historia, entendemos qué ha pasado y por qué. Y mientras lo hacemos seguimos forjando historia, continuamos conformando los capítulos que crearan la memoria de lo acaecido con cada pequeña, insignificante y valiosa consciencia de la que ahora nos valemos.

Todo el alcance que puede llegar a tener dependerá de quién cuente la historia. Y toda la eficacia que pueda llegar a producir será consecuencia de cómo sea interpretada.