miércoles, 20 de junio de 2012

Mi multitud de yos


Estany Tort de Peguera junto al refugio Josep María Blanc a 2.318 m. de altitud.
Espot, Pirineo leridano.


 
Es un día precioso. La sala del aeropuerto está en penumbra a pleno sol y a pesar de las paredes de cristal. En esta ciudad hay tanta luz que disfrutamos de la oscuridad derrochando electricidad. En la espera entre la lectura y la música, escribo de la agitación del aeropuerto y de mis memes.

Hay veces que distingues con facilidad entre la gente a personas diferentes, no por sus expresiones, sus ropas o sus pertenencias y ni siquiera por su idioma, que son solo acicates adquiridos del ambiente en el que nos afanamos continuamente. Lo que realmente las distingue es su actitud. Ese aspecto agradable en el hacer de gente acostumbrada a ver cosas nuevas, son personas que permanecen fieles a sí mismas escuchando otras maneras de pensar y poseen ese talante que les mueve a pertenecer allí donde estén.

Sabemos que con la vida no se puede experimentar, y por lo tanto -si conseguimos asumirlo- nos queda la certeza de que la inexperiencia nos dirige. Además de estar forzados constantemente a tomar decisiones, algunas sin pensarlas y otras con mucho miedo, debemos asumir las consecuencias obligatoriamente. Para evitar que me amarguen la vida tanto si escogí la acertada como la equivocada asumo mi inexperiencia y con ella los resultados que presumo inevitables, con lo cual me encuentro en el dilema de escoger como si de una aventura se tratara. Siempre en alerta.

Si solo hay una opción puede ser muy duro, si hay varias se hace difícil escoger, pero se pone aún peor si más de una de las posibilidades nos parecen buenas, o si a todas las opciones les acabamos encontrando un “pero…”.
Y suele ocurrir que una vez decidida y puesta en marcha comprobamos que cualquiera de las que nos hacían dudar pudiera haber sido, quizá, más adecuada.

Aquí entra en juego tu personalidad y empiezan las preguntas ¿Qué voy a hacer? ¿Qué decisión y por tanto que consecuencias estoy dispuesta a asumir? ¿Cómo es posible que a estas alturas tenga aún que asentar mi actitud?

Decides que has de marchar y da vértigo. Ese mismo vértigo que espanta cuando cruzas un puente o estás cerca de las vías del tren y que sin más te hace desear fervientemente lanzarte al vacio. Cuesta decidir ¡con lo fácil que resulta no hacerlo! Resuelves que con cualquiera de las posibilidades los resultados son asumibles, solo tu talente te permite al fin elegir una opción en ese momento. Y decides.

En realidad no importa, cuanto más años pasas aquí más te convences de que lo que sea que hagamos en este bellísimo e infernal lugar es experimentar con lo que podamos haber aprendido –qué curioso que cuanto más tiempo llevas vivido más posibilidades tienes de acertar y menos interés te demuestra la sociedad-, como cuidar en alejarte de los fundamentos establecidos y de los puntos más explosivos o aprender a manejarlos si eres aventurera. Si aprendes a reconocerlos estudias cómo desvincularte, y lo que aún es mejor, a saber que están ahí. Todo esto te aleja de la existencia ociosa, y de vegetar en esta ínfima parte de la Historia.

Mayo de 2012 y me he trasladado a otro mundo. Aquí los tonos verdes son infinitos, cada planta tiene su exclusiva tonalidad, y los grises son inmensos. De donde vengo las tonalidades del verde sólo indican vida, agonía o muerte, y el gris, oscuridad.
Mi mundo en la oscuridad de la incertidumbre, donde los sentimientos no desprenden color sino tristeza, y los colores solo diferencian cosas. Aún así sonrío. Me sumo en una melancolía acogedora pero mantengo cerrada la puerta a la que llama la tristeza, sin hacer ruido voy alejándome por la parte de atrás como si de un paseo cualquiera se tratara.

La desesperanza puede destrozar un cuerpo con la misma implacabilidad de un cáncer. Es un fundamento inútil creado por la mente del género humano para la explotación de los otros que deberíamos empezar a aniquilar ya, difícil de tratar, por supuesto, pero existe la vacuna, una misma.
Elegir y aceptar, pero sobre todo seguir escribiendo en la Historia. Esa es la aventura.

Puedo seguir enamorada de la vida sin ese apego burgués a la atadura de todo y por todo, donde continuamente andan tapando las amplias brechas que abre en su estética de la satisfacción y la comodidad lo voluptuoso y lo radiante, donde el alto destino del hombre y el valor de las cosas no ayudan pues continuamente acaban en nada. A la vida le importa un pimiento los hechos y los sacrificios, los héroes y las epopeyas y muchas veces hasta parece que se burla.

Cada vez que topas con una persona que se conduce de manera sincera y serena ves lo inútil de tu conducta perfecta, obediente y ordenada. Mi multitud de yos se disponen a congregarse de manera diferente para una nueva etapa, ya no soy pues la que era.

He hablado de fundamentos inútiles y sigo conjeturando ¡hay que ver lo difícil que resulta desprender de mis genes y memes el lodo grasiento de las doctrinas sociales!

“La eternidad existe porque solo es presente” ¡Bien dicho!