sábado, 31 de diciembre de 2011

Despedida...


Duende músico

Es tan letal que arrasa cuanto me daña y tan omnipotente que seduce a su antagonista, tan letal como lenta en su hacer, tan letal que cuando la enfrento me desgarra y cuando la desprecio me sublima, ella calcula el momento, lo elige y lo decreta, es tan letal que no me permite desertar y me obliga a vivirla.

Me asombra, y me asombra en mí con su desencantamiento. Solo soy parte de un mito en el que la importancia la tendré cuando ni el polvo recuerde mis partículas puesto que no hay diferencia entre lo que me hace estar viva y lo que me hará estar muerta.
Nadie me tuvo compasión e incluso lo celebraron, cuando me trajeron para formar parte en el ensamblaje de esta evolución de la que me hicieron ser consciente, y en la que debo llevar ya mucho tiempo pues solo me apetece la oscuridad y el silencio, la nada, donde no hay alegrías pero tampoco tristezas.

En este larguísimo camino quisimos imitarla y crear, pero apenas conseguimos plagiarla con nuestro arte esquizofrénico que no necesita ni de encargos ni de tutelas, ese que nos enseña lo que somos y de dónde venimos, de la nada y del caos y al que despreciamos por recordárnoslo.

El súbito miedo al descubrir que tan solo somos la más ínfima y despreciable parte de un plan donde no estamos como beneficiarios absolutos, y el terror que adolecemos frente a los cambios de raíz nos forzaron a engendrar en nuestro Leviatán social de hoy a los técnicos, elevados a la altura de actores principales de ella para intentar jugársela pensando en futuro, ese futurillo inventado e incierto pero dispuesto a hacernos creer en este otro arte del técnico del negocio, de las ganancias, de las posesiones, que nos embelesa. Esto hace que su desprecio por nosotros sea cada vez más sincero.

Y aquí nos encontramos, en esta despedida que celebramos cada 365 días con la angustia y el desconcierto de lo que ya ha sido, poniendo nuestra energía en lo que será antes que en el trueque y la dicha de lo que está siendo.
Despedida de las partes y bienvenida al todo, ahora más que nunca.


Podemos llegar a ser tan salvajes como en nuestras creencias
Leviatan, por Pedro Fernández *


*Leviatan modelado por Pedro Fernández para Sphere Wars 
http://rafitac.blogspot.com/2011/03/leviatan-por-pedro-fernandez.html

jueves, 8 de diciembre de 2011

El arte y el no arte




“Sólo puede haber verdadero progreso (es decir, progreso moral) en el individuo y por el individuo mismo.” 
Baudelaire



Todo empieza como en el juego de la baraja, tus movimientos dependen de las cartas que te toquen. Si te ha tocado un físico que no concuerda con el estereotipo social del momento, un estatus social bajo, carecer de los afectos más esenciales que proporcionan sustento y cobijo, incluso falta de cariños, tus cartas son realmente malas.
Puedes hacer dos cosas, dejarte llevar por las circunstancias y negociar con lo establecido para estar más o menos bien dentro de lo malo, o convertir el ejercicio de vivir en “casi” un arte.

El otro extremo, los ases y los reyes, una escalera de color, un full pisando alfombras y recibiendo admiración, pierde mi interés en esta ocasión ya que la necesidad de crear es inexistente y el aburrimiento no da para mucho.

Tiene mérito, pienso, cuando entre las cartas que te tocan hay algún triunfo donde vislumbras el brillo de un posible éxito, cavilas en dejar una estabilidad rutinaria, en abandonar una línea recta por un montón de curvas que te conviertan en una displicente libre, y eso, lejos de lo que pudiera parecer es muy duro. Si eres atrevida acabas ponderando en que lo peor que puede ocurrirte es que te caigan las cartas malas de la baraja y ser una artista muerta de hambre, tampoco te lleva muy lejos de dónde estás.
No puedes pensar de otra manera con la educación recibida durante tantísimos años, pero te vuelves atrevida manejando otras parejas, en vez de displicente libre, interesado independiente, en vez de paciente juicioso, equilibrado espontáneo.

¡Hagan juego señoras!

Pocos son los que criados como príncipes se agacharían a coger el pincel caído a sus pies, escapado de las manos de un gran artista hambriento, y aún recogiéndolo, en la brutalidad del deseo de expresar aquello que les consume “sus visiones del mundo, sus audacias, sus entusiasmos, sus furias”, reflejarían el beneplácito que emana de su magnanimidad y arrogancia inconscientes, atributos que les son grabados a fuego con una rigidez congelada, en suma, todo lo que mata al movimiento, al incesante cambio, a la fuerza en el acto que consumen al artista.

Es válido querer saciar tu mundo en las fuerzas que los artistas arrojan en las creaciones donde exponen sus sorprendentes visiones del mundo, donde existe esa belleza con ricos matices que la hacen deseable pero que no resulta cómoda. La fuerza y la seducción de las posesiones, de la riqueza, del tener cosas, han acabado por mostrar lo poco acogedoras que son para el alma humana, actúan en oposición al arte.
El arte de la política, que incluye al de la guerra y que ha puesto de moda hacer de todo un arte, solo es una habilidad retórica y estratégica con un fin, no es más que un oxímoron. Al arte estamos devaluándolo adjudicándole acciones que no tienen nada que ver con la expresión del alma, porque el arte “desactiva la dominación, ralentiza el sometimiento” usando el humor, soslayando y evolucionando la teatralización, espectacularización, la mercadería, el negocio, evitando el uso de la contracultura como pretexto financiero y ocasión de consumo.

Sin que exista ninguna relación significativa entre arte y sociedad, los artistas saben que el resplandeciente brillo del mundo en sus manos ha de quedarse en el instante que nace. Que en el momento que aparece ya ha de instalarse en el recuerdo y perdurar allí, porque si se pretende hacerle permanecer indefinidamente, como los actos de Estado o religiosos, la realidad los matará de un mazazo.
Al igual que a las herramientas del mismo poder que modela la forma social, haciendo de esa forma un acto que convierte la sociedad en materia maleable, en esa misma mansedumbre que la hace irascible y peligrosa.

Hago todo lo posible por dar una extraordinaria expresión a mis emociones para que moldeen mi moral como individuo, cuestionando siempre mi actuación en el progreso social, pero dicen que para que las cosas resulten primero han de ir mal y luego peor.
Todo está dentro de tu cabeza ¿por qué habría de significar que no es real?


domingo, 6 de noviembre de 2011

Arrebol



Descabellada humanidad



Casi podría decir que se demoraba ante mi el transcurrir del tiempo recreándome en el deleite que produce algo muy bello.

Esa hermosura que esclaviza al pensamiento y hace que te hieran otras voces y otras músicas que no provengan de si, esa belleza que de tan segura espanta porque algunos nunca logran hallarla, que cuando  percibes en el estado que te tiene sacas tu parte más dulce obligándote a convertirla en un lujo y te vuelve temararia, como si no necesitaras refugio ni te importara su brevedad.

Me sabía parte de su universo en ese lento florecimiento que suscitando a mi alrededor un erotismo insolente, de aquel que se sabe soberano para minar tu templanza, captaba mi participación sin que yo interviniera, menguada en mi propio asombro.
Mi cuerpo se movía andando por lugares conocidos, diarios, pero mi cerebro había dejado de percibir sus señales y solo atendía a cómo la propia perfección se desplegaba a cámara lenta a mi alrededor.

Tenia que escribirlo y no tenía dónde. Una compleja selección de imágenes y olores que mi mente, aturullada en hilar escenas sin cesar, no me dejaba memorizar. No sé si fueron unos minutos o toda una tarde llena de sentimientos intensísimos. Para cuando la normalidad recupero su sitio nada era lo mismo, en mi percepción ya no quedaba siquiera la familiaridad de donde me encontraba.
Al relatarlo, en cada palabra, lo vuelvo una y otra vez del revés con el afán de repetirlo.

Si el propósito de la belleza es convocar lo trágico, la tristeza, la melancolía, olvidar contar el tiempo, saber de la fragilidad, tocar el pico más alto para dejarte hundir en lo más profundo, me lleva a corroborar con más énfasis si cabe lo que he venido escribiendo sobre mi descabellada humanidad, sobre mi propia esencia.
Y quizá lo más terrible, o lo más sublime, sea aludir a que ni siquiera era alguien sino algo.





sábado, 15 de octubre de 2011

Tercer tiempo y el Poder


The last passanger
Oscar Carrasco Ragel*


”Allí donde dos seres se miran, antes incluso de hablarse,
allí el poder trabaja la relación, la socava, la determina.
La lucha de las conciencias de sí en oposición, que se da en Heggel,
el combate para determinar lo que corresponde a la dominación y
lo que pertenece al campo de la servidumbre,
todo esto es materia de una verdad al mismo tiempo ética y política”
Política del rebelde, Michel Onfray



Ha caído la mole. El polvo ha vuelto opaco el aire haciendo necesario alejarse un tiempo para poder ver y respirar. No quise irme demasiado lejos por no perder de vista las ruinas y contemplar el espacio borrado y deforme de la que fue mi vida, aquella donde había estado asumiendo como algo habitual los baluartes que soportan la autogeneración del poder.  

Una vez descubierto sin afectaciones absurdas el funcionamiento del arribismo de ese poder, su verdadera naturaleza y su metamorfoseada forma de abducirnos y controlarnos, tras buscar husmeando allí donde la autoridad prohibía, dilucidando mis propias impresiones sobre las pistas de otros que apenas revelaban nada en sus mensajes cifrados, apostada las 24 horas de guardia sin perder los nervios mientras dejaba pasar cuanto deseaba y cargaba con lo intolerable, acabé reconociendo que las luchas durante tantos siglos repetidas contra él no han tenido nunca ningún sentido.

Guerra-postguerra-dominación (de unos o de otros) representan siglos en una rueda endemoniada y sin fin. No se puede luchar contra él porque el poder no es nada en concreto, no le representa un estamento, edificio o grupo en particular ni se sirve de un lugar fijo para esgrimir la autoridad pues le valen todos, sino que se ejecuta en cada individuo, en cada uno de nosotros, da igual el ideal por el que luches una vez conseguido el poder te absorbe, te infecta, te convierte, te domina y te vuelve tan destructor como lo fue aquél contra quién luchaste para arrebatárselo.

Esos baluartes, esos bastiones donde apoyamos nuestro hacer, nuestra Moral, con la que argumentamos lo Justo, el Estado, el Orden, la Seguridad, son los que nos llevan de una sociedad disciplinaria a una sociedad obediente y culpable, y de ésta a una sociedad de control que acaba extenuando la paciencia de los ilotas hasta que nos rebelamos y vuelve a empezar la rueda.
No hacemos más que fijar el poder en vez de hacerle vacilar y desequilibrarle, en vez de airearlo lo volvemos putrefacto.

“El poder se impone únicamente por el consentimiento de quienes lo padecen” La Boétie.
Somos tan sádicos que disfrutamos con el sometimiento y cuando se nos enciende una luz, algunos la convertimos en el resentimiento con el que alimentar las fuerzas populistas y neofascistas.

Mi primera reacción fue excluirme y no considerarme culpable de nada en absoluto, obraba como me habían enseñado, haciendo aquello que me permitía sobrevivir, soportaba, obedecía, utilizaba y usaba la autoridad a mi conveniencia porque estaba a mi servicio, para mi protección del resto de la sociedad, de los otros, de los míos incluso… y entonces lo vi, allí estaba el Poder sonriéndome, dándome palmaditas en la espalda, mostrándome cómo podía tener acceso a todo cuanto me apeteciera, a cambio solo tenía que encorvar el lomo y producir en espera de mi turno para poder disfrutar de todas las promesas. Una religión fantástica.

Revolución absoluta en mi, destrucción de bastiones, conexiones, sometimientos, necesidades sin fundamento. Ahora el poder y la autoridad sacan sus armas desde miradas ajenas que pretenden reconectarme de nuevo al sistema, aún soy útil.
Y ahora vuelve a ser traslúcido el aire, mi mirada al frente contempla matices antes impensables entre las vapores de la preocupación, el estrés, la ansiedad o la borrachera de turno.


Caminar entre escombros no es nada fácil, pero estas noches tienen luna llena, hermosa, vital y deslumbrante. No dejo de repetir mi mantra “la eternidad es este instante”





domingo, 25 de septiembre de 2011

Inexorable ternura


Calle en París de Brassaï
(Gyula Halász, 1899 - 1984)


 Las sombras que se mueven fuera crean sobre las calles desiertas un trabado bosquejo de luces y sombras vacilantes que tras la ventana instaura un entorno propicio a la reflexión solitaria. ¿Puede existir la pasión sin la locura? ¿Y la locura sin la pasión?
Puede que exista la pasión sin la locura pero no la locura sin pasión.

Esa desazón que nace del sentimiento tenue, enormemente difícil de expresar con palabras, de que lo que haces se te deshace entre las manos como ceniza, despierta a la duda, porque si no haces por hacer ni miras por mirar acabas viendo otra cosa diferente a la que todo el mundo ve, o cree ver.

Me presiento absorta de pie en el camino, envuelta en la desolación comprendiendo que nadie experimenta el deseo de anular a la torturante duda, intuyo el punto de locura que les exhorta a todos a seguir ignorándola, y convengo en que he de echar mano de toda mi pasión para descubrir los pliegues en que se esconden las rutas, aquellas donde podré elegir la confianza de la inexorable ternura, capaz ella sola de mantener apasionada mi locura.
La pasión me eleva y me deja ver algo nuevo donde miraba antes, en ese rol de pasajera anclada en las libertades formales que no concebí mientras me dejaba llevar, y entonces y solo entonces, oso ser conductora en un mundo concreto de libertades reales aún siguiendo en el asiento asignado.

Es el mal de este siglo no saber descubrir que quién crea monstruos, vive creyendose inmortal, decide de qué vivir y por qué daría la vida, se encadena y tiene la llave para liberarse, eres Tú.

Caen sobre nosotros las miradas, curiosas e indiferentes, hablan las expresiones en el rostro y en el cuerpo, y eso es todo.
Levantaba la cabeza un momento de la lectura y vi que me escogía, me habló y tras mi respuesta oí el leve suspiro en el que reconocí que ya no le interesaba mi reflexión. 


Recuerdo haber leído que no hay cosa más vulgar que poseer un espacio medido cuando la tierra entera es nuestra, o algo parecido. Hemos tomado como objeto la vida y la hemos modificado, horarios, cosas, vacíos, esfuerzos, divertimentos, hemos hecho que la vida se haga invulnerable ante alegrías, cansancios, enfermedades, gozos, alejando para siempre la locura de la pasión.
De manera que la locura enferma y la pasión dura apenas un momento, y te convierte en presa fácil de la decadencia que no solo vive en lo obsoleto, pues habita y se siente como pez en el agua en ese lamentable engaño en el que nos muestran como triunfadores.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Segundo tiempo


Hyde Park de Londres


Mi misión es matar el tiempo y la de éste matarme a su vez. Se está bien entre asesinos.
Emile Michel Cioran



Todo empieza a estar más claro en esta etapa desde mi rincón en soledad y silencio. En un ambiente de eremita puedo permitirme el lujo de comprender lo que ha estado pasando, aunque no lo entendiera cuando sucedía.
Al proponerte recopilarlo paso a paso solo recuerdas momentos que aparecen de repente, los revives tan claros como cuando sucedieron pero al intentar relatarlos se convierten en instantes difíciles de relacionar. La memoria selecciona, da por buena una versión rechazando las partes inquietantes y nunca te deja segura de que aquello que rememoras sucedió de ese modo.

Es un ejercicio que compensa grandemente, te descubre que tienes rutinas incrustadas en el cerebro con demasiadas cosas y costumbres que carecen de sentido. Pierdes miedos y deshechas las alertas y empiezas a llegar a conclusiones sombrías, tan nefastas como la de haber asumido que no se pueden tomar otros caminos que no sean los establecidos, necesitas ser consciente de este hecho, porque entonces podrás moverte en el único lugar donde existen las salidas.

Las manifestaciones que continuamente se repiten en todos las esferas públicas y privadas de una vida, en las que acabas creyendo a ciegas, te llevan a aceptar las nociones adiestradoras para competitivos miembros socializados. Te enseñan que si quieres pronunciarte debes establecer una guerra, que si deseas modificar tu trayectoria no podrás usar sus raíles, que si pretendes vivir de otra manera tendrás que salir fuera de los límites seguros.

Hace algún tiempo leí una frase en una revista de restauración que me dejo estupefacta y sonriente: “…tan solo el marisco discrimina y divide y le dice a cada comensal con algo de crueldad y sin pelos en la lengua, cuál es su segmento social, a qué clase pertenece”*.
Supuse que si dejaba mi escalafón solo podría comer marisco si antes iba a pescarlo, pero una vez has entendido qué es lo que te mueve y qué es lo que necesitas con todo rigor, comprendes que ni has de entablar una guerra, ni salirte del raíl ni huronear fuera de los límites para asumir tu propia vida.

Toda esta rebeldía pacífica que invade mi vida, esa desvinculación que pretendo con la sociedad socialista de miserias y el capitalismo enloquecido y voraz auspiciados por la democracia, me provee como base el encuentro conmigo misma y ambiciono “lo que es justo de acuerdo con el orden del alma, no con el código civil”.
No debo y no soy prudente, ni en nada tibia ¿de que otra forma el placer sería mi fin? Y si para colmo su búsqueda también es un placer me alía con mi tiempo.

Hasta tal punto está pervertida la cultura que, en lugar de contestar a mis preguntas sobre el camino que busco, me da una multitud de respuestas opuestas a esta autenticidad de la lógica que empiezo a conseguir. Produce ese aturdimiento de la primera vez que entras en una pista de hielo, no sabes cómo colocar el cuerpo y afirmar el pie para no resbalar, pero te deja imaginar el gozo una vez aprendas a deslizarte.

Todo está saliendo como tenía planeado, incluso algo mejor. Este mes también será duro, se hace necesario esperar algunas respuestas. Dispongo de tiempo y de tranquilidad.



*Artículo de José Manuel Vilabella



lunes, 15 de agosto de 2011

Primer tiempo


¿Quién dijo imposible?
Futuro de Airbus (click y date un paseo)


Hay quién pudiera pensar que esta sensación de tomar las riendas de tu propia existencia es hacer de hybris, creyéndote la cima del mundo y desafiando con orgullo las recomendaciones de quedarte dónde estás y conformarte con tu destino.
Imagino que los dioses griegos no tendrán mucho trabajo conmigo una vez hayan considerado mi caso, puesto que a pesar de mi osadía y orgullo no pretendo conseguir más parte del mundo de la que me ha sido asignada sino todo lo contrario, mi pretensión es responsabilizarme de la parte más pequeña posible.
Su castigo no tendría razón de ser, la némesis con la que deberían devolverme a los límites que voy a cruzar tendría que ser un premio, ya que mi propósito es el de no estar en ningún escalón de la jerarquía social además del deseo de no ser inmortal.

Estas semanas eran de descanso físico y de quehacer mental, consistente en prever que la caída de la primera desconexión fuera lo menos dura posible. Durante la primera semana de descanso debía cerciorarme de estar lo suficientemente segura de la decisión tomada, planear cómo hacerlo, con qué podría contar, qué contrariedades podrían presentarse, siendo inflexible con la dirección escogida, todo con dinamismo y eficiencia.
Las siguientes semanas esperaba una recuperación física importante, base para conseguir la mente ágil y presta a no dejarse llevar por impulsos repentinos, también debía poner en marcha una estrategia de acción con que soportar la tesitura de seguir conectada de momento a otras partes del sistema, actitud que requiere el control de las emociones para que la tentación de volver a la seguridad no me desvíe de mi meta.

Considerando que la lucha es dura y muy desigual, voy a tener que echar mano de vicios que esta sociedad regula con leyes y castigos, o cuanto menos con ese desprecio popular de “lo mal visto”. Codicia, ambición, astucia, en suma energía primaria para sustituir la ayuda de mi entorno de la que yo misma me privo, poco importa, si mi eslabón se rompe quedan muchos dispuestos a sustituirme, apenas será un microsegundo lo que les durará el estrés de mi desenganche.

Todos sabemos dónde están los límites, aunque a veces los perdamos y no estemos seguros de saber distinguirlos. La indisciplina, la respuesta contestataria a las reglas preestablecidas, la rebeldía y el anarquismo, los espíritus indomables que consiguen cambios, la búsqueda en lo inverosímil de las respuestas que faltan, llevan también a buen puerto las odiseas aunque se esfuercen en repetirnos que con ellas solo conseguimos soledad y tristeza. 
Sus límites, la armonía, el equilibrio, la autodisciplina, la diplomacia, la razón, …

Nada de pasión ni reflexiones apresuradas, tengo la absoluta convicción de hallarme en un camino que ha llegado a su final, las mareas me han traído hasta aquí que no es donde deseo quedarme, y el más absoluto convencimiento en que lo que parece alcanzable es posible, trabajando materialmente para poder concretar en la práctica el mundo que imagino. Las respuestas están dentro de mi.

Pero… primer imprevisto…

Durante estas semanas, que no pensaba moverme de la ciudad en plan asceta total y con todo lo que me había propuesto en marcha, con esa idea de fuerza mental y equilibrio que representaba algo así como cuatro bomberos de calendario sujetando la cama elástica dónde tenía que caer desde una altura considerable, la vida imprevisible, traicionera, cachonda y divertida, me pone Londres en bandeja.
Viaje sorpresa.

Quince kilos en una maleta y diez en la otra ¡cómo si fuera tan fácil!
Quedan dos días y debo empezar el descarte tras una semana de llenar una cama doble, totalmente desbordada de todo tipo de cosas imprescindibles, salvo el lugar que ocupa la maleta, o maletita en proporción.
Me está costando respirar.

Replanteamiento general, meditación por la mañana maleta por la tarde. Sistema de existencias por los suelos, alerta roja, desconexión en fase dos sin opción a volver a fase uno… 

Calma.
De momento me lo voy a pasar de primera en Londres, y después, a pan y agua si es preciso.
La salida del sistema sigue su curso, ¿retroceder? mi gran maestro el mundo no lo tiene concebido. 


domingo, 31 de julio de 2011

Una aventura


Matrix
Enajenación mental e ilusión real




“Tu identidad  es algo que te limita,

te priva de la posibilidad de poder ser otra cosa…”

Nadie es tan débil como para no poder participar en el proyecto humano,
el concepto hombre ha de ser superado.




Con una reserva expeditiva como nuevo talante para enfrentarse a la vida diaria, con menos posibilidades ir más lejos, usando miedos para gastar valor, soportando la mirada lasciva del que te compadece y del que te porfía ajustas tu presupuesto como paracaídas que contiene toda tu vida. Cualquier descuido puede llevarte a la más descorazonadora indigencia.

Miras y hay otros que cabizbajos lloran, otros, que desgarran sus uñas contra las piedras que les impiden salir, otros, sujetos por un hilo de acero que envuelve su mano sangran, otros que no dejan de mirar hacia abajo y obligan a caer a quien haga falta para sujetar mejor su existencia. Otros que también has sido.

Y sabes que tienes que hacerlo de otra manera. Planear confiando solo en tus posibilidades, pequeñas, inocentes, menguadas, y trabajarlas para hacerlas grandes, poderosas, pero a ellas, no a las de otros. Sabes, y es un alivio.

Desenchufarte de todas y cada una de las conexiones que te alimentan, te sujetan, te curan, es doloroso y lento. Se necesita tiempo. Incluso mucho tiempo.
Ya es hora del comienzo.


sábado, 16 de julio de 2011

Humanos y su progenie artificial




Mirando desde la suficiente distancia, estas crisis no son más que juegos de poder de una inteligencia humana que somos incapaces de gestionar, se nos escapa en nimiedades porque nuestros intereses individuales -que ya deberían estar solucionados y no retrasarnos en este asalto continuo para resolver las necesidades más básicas- nos superan con creces y nos hacen desatender la resolución de nuestro destino como raza humana.

Desde que el hombre empezó a forjar su historia nunca ha sido consciente de que las determinaciones que elegía formaban parte de un todo en el que estaba decidiéndose su futuro. Solo ha habido y hay mentes dominantes que buscaban y buscan su propio beneficio, fácilmente reconocibles por los subordinados que escogen, “mansos, auto-disminuidos, disponibles, sin iniciativa, ineficientes sin el cerebro que les dirige”, educados y reducidos para ello.

En esta era, tan preocupados andamos con la molesta trama del mundo que nos rodea, sociedad humanoide que empieza a quedar obsoleta en su evolución repetitiva e innecesaria, que estamos pasando por alto decisiones de vanguardia concebidas ya sobre la próxima generación de seres que dominaran la tierra y parte de nuestro aún desconocido universo.
“La gallina es de lo que se vale el huevo para crear otro huevo”  pensamiento forjado entre científicos de mentes abiertas y que desplegará abismos ante los que no estemos preparados. Hasta ahora nuestra propia impotencia nos ha sido válida contra nuestra imprudencia en la destrucción total que ya hemos alcanzado, si damos un paso más y dejamos de ser impotentes ¿qué nos frenará contra nuestra propia imprevisión?

”No nos define lo que dicen nuestras palabras, sino lo que hacemos cuando acabamos de decirlas”.
Dicen los estudiosos que el verdadero superhombre lo será por su capacidad mental y no por su poder físico, que el avance de la humanidad no se debe a los individuos (o a las máquinas) capaces de generar respuestas, sino a quienes se plantean las preguntas adecuadas y trabajan denodadamente para hallar una solución.

¿Qué sería de nosotros si pudiésemos desarrollar toda la capacidad de nuestro cerebro? Creo con la más absoluta sinceridad que explotaríamos por congestionamiento, incapacidad total en la tarea de manejar la energía de toda la información que produciríamos.
De la pequeña fracción que llegamos a gestionar un gran fragmento la utilizamos inconscientemente sin prestarle atención, otra poca en sobrevivir, y algunos pocos consiguen utilizar otra porción en ideas y sueños y conseguir con ellos un avance, el resto –cerebro y humanos- no tenemos idea ni de que exista, dilucidar en estas condiciones hacia dónde vamos resulta épico, aunque no imposible.
Sin embargo hemos de hacernos a la idea de una vez por todas que la lucha contra las limitaciones de nuestra inteligencia se hará cada vez más intensa, lejos de relajarnos en un futuro deberemos activar partes desconocidas de nuestro cerebro para evolucionar sin desaparecer, e incluso evitar nuestra propia combustión espontánea.

Resulta que las máquinas que nos rodean lejos de provocarnos soledad, desde la cocina hasta la oficina, pasando por los cajeros automáticos, tickets de autobús, dinero de plástico con el que intercambiamos servicios y productos, violines, altavoces hipersensibles, no solo no nos han aislado sino que nos permiten evaluar de una forma más positiva el contacto con los demás. La evolución de la vida biológica de un estado de no-conciencia al de conciencia llevó a cabo una enorme cantidad de fases sin ningún programa establecido, las máquinas con nuestra aportación están evolucionando más rápido.
Y además, mire usted por dónde, resulta que debido a esa sensibilización humana hacia todo aquello que le gusta y le reporta beneficio les tomamos cariño. Sí, cariño a las máquinas. Al coche, a la bicicleta, a la cafetera, a la fantástica pantalla digital, al ya casi apéndice biológico del móvil (no estoy exagerando, falta poco). Ni que decir al ejemplar de la foto.

Todo esto no ha sido más que el éxito de la física matemática por los científicos cibernéticos de mentes abiertas, la sociedad debería prepararse para enfrentar planteamientos que acucien nuestra honestidad e inteligencia y dejar de creer que no necesita pensar, enfrentar una homeostasis social continuada es la mejor forma de adaptarnos a la posible supervivencia humana, incluso metiendo nuestro cerebro en una máquina.

Los científicos sociales actuales -por llamarles de alguna manera- siguen sin desarrollar una concepción clara de la física matemática que aplican a sus métodos, dado los resultados obtenidos desgraciadamente visibles en todo el mundo. “Las matemáticas que emplean los científicos sociales y la física matemática que usan como su modelo son la matemática y la física matemática de 1850.”, esto lo dijo Weiner en 1964 y van a peor, siguen cerriles.
Está más que probado aquello de que no son los individuos capaces de generar respuestas los que hacen avanzar la humanidad sino aquellos que planteado el problema dedican su vida a encontrar la solución. Ya que muchos no estamos capacitados para hacerlo, por lo menos dediquemos unos días cada cuatro años de nuestra vida, a escoger a los tipos verdaderamente dispuestos, y otros pocos días cada año a valorar su trabajo, cultivemos con ganas este actual positivismo lógico. Responsabilidad le llamaría yo.
                                                                                     
¿Llegará antes el hombre máquina o la máquina humana?  Solo esperemos que la nueva generación inteligente posbiológica no cargue con nuestros errores, y realmente sean más perspicaces que nosotros valorando la unión de todos los seres-máquina sin crear clases ni Estados.

A partir de ahora voy a mirar a mi cafetera y a mi coche de manera bien distinta, que cariño ya les tengo.






“La idea de que la supuesta creación del hombre y los animales 
es debida a un Dios, el engendramiento de los seres vivos de acuerdo 
con su clase y la posible reproducción de máquinas forman parte 
del mismo orden de fenómenos, es emocionalmente perturbadora, 
tal como las especulaciones de Darwin acerca de la evolución 
y el origen del hombre fueron perturbadoras.
 Si fue una ofensa contra nuestro propio orgullo el que se nos comparase 
con un simio, ahora ya nos hemos repuesto de ello; 
y es una ofensa aún mayor ser comparado con una máquina.”
Norbert Wiener (1964)
Dios & Golem, S.A.


jueves, 16 de junio de 2011

Mammon


El culto a Mammon
Evelyn de Morgan - 1909



El dios al que se rinde culto hoy día. En arameo, riqueza, en hebreo, dinero, en fenicio, beneficio, también conocido como el demonio de la avaricia, riqueza e injusticia. No es extraño pues el fin al que aspira la mecánica del sistema al que obedecemos, trabajo permanente para los obreros y beneficios ilimitados para los propietarios, curiosamente, explotación de unos para la felicidad de otros.


Los economistas, otros dioses a los que la política rinde culto, como buenas echadoras de la buenaventura, anuncian sin ruborizarse sus predicciones siempre fallidas. De manera que esa armonía de la que tanto hablan sobre lo que tiene que ir mal para que lo demás vaya presumiblemente bien, sus retóricas sobre estabilizaciones que acaban en impecables subidas del nivel de vida, están provocando cada vez más paro, pobreza, delincuencia y demografías desastrosas, logrando que los que andábamos mal vayamos camino de peor. 
Vamos, que el valor de la vida humana socialmente está por los suelos, no digamos el de las personas.

Este podría llamarse el  Gran Siglo de los Desencantados, del “no se puede hacer nada”, de los pesimistas que hablan de perder los privilegios de nuestra era volviendo a las cavernas.
¿Es posible hacer que la economía sirva a las personas en vez de éstas a ella? Por supuesto.
Ya se ha derramado tinta tratando esta cuestión, Proudhon por ejemplo, y Marcuse, por no irnos hasta Aristóteles.

El pensamiento dominante es directamente proporcional a aquello en que se basa la economía capitalista, o sea, el mercado libre y la competencia, división del trabajo, sometimiento de una clase a los intereses de otra… en otras palabras, la economía se ha convertido en una religión, con todas las connotaciones que ello implica, aunque nos lleve al cadalso la fe es ciega.

Somos demasiados para que en una vida tan corta podamos pertenecer alguna vez a la élite de la minoría opresora. Ser conscientes de pertenecer a la masa para siempre excluida del beneficio de disponer de tiempo para disfrutarlo en libertad, es un paso obligado para llegar a comprender cómo funciona nuestro entorno y tratar de mejorarlo.

¿Con qué contamos? Tiempo, energía, fuerza, libertad, que no nos sirven para apostar en los flujos monetarios que reparten la riqueza, a lo único que logramos acceder es a acelerar o desacelerar el movimiento desde fuera de manera que solo optamos a una parte de dicho flujo, del que únicamente nos está permitido sacar suficiente fuerza y energía para soportarlo, en detrimento de nuestro tiempo y nuestra libertad.

Poner a la economía en su sitio requiere de una autocrítica del pensamiento social, de un acto de contrición, y que contiene varios puntos a discutir. Dos de ellos para empezar:

“Primacía del humano sobre la mercancía, para ello la economía no deberá desarrollarse a pesar de las personas, ni contra ellas ni su bienestar. ”

“Primacía del ser sobre el tener, o dicho de una forma más directa, se hace necesario el desmontaje de todo trabajo que necesite de máquinas descerebradas y del desencanto del mundo.”

Sistema capitalista, si ¿por qué no?. Aprovechemos su parte buena, este sistema permite adquirir mejoras sustanciales en el bienestar general, bien, desterremos sus desventajas, la desmoralización, el desaliento y la pobreza de quienes las realizan.

Nietzsche afirmaba que todo aquel que no dispone de dos terceras partes de su tiempo en total libertad para su uso personal, es un esclavo.


sábado, 28 de mayo de 2011

¿Qué ha pasado?



Pretendía y pretendo, aún escribiendo en este post sobre las últimas votaciones, no tomar parte decantándome hacia mis inclinaciones políticas o mi particular visión de lo que ha ocurrido, o razonando por qué han salido las cosas de esta manera. Son suficientes las muchas opiniones que siguen produciéndose de todo tipo y de personas mejor preparadas para analizar en profundidad este arduo tema.

Sin embargo no puedo, aunque quiera, pasar por alto algo que debiera ser obvio y no lo es casi nunca, por lo menos para la gran mayoría. Estas votaciones han dejado en evidencia lo perdidos que andamos, y no por cuestiones de colores políticos ni de comprensión del entendimiento social entre niveles económicos, jerarquías y poderes.
Se trata de la desvirtuada enseñanza sobre el perdón y la reconciliación con la que llevamos siglos conviviendo, soportándola desde la más tierna infancia y heredada de nuestros ancestros más lejanos, grabada a fuego en nuestros más insignificantes y mecánicos genes.

Cuando alguien comete una falta no se puede usar el perdón ni la compasión tan a la ligera. Ha de aprender el autor y los que no lo tengan claro que deben hacerse responsables de los daños ocasionados. No se puede dejar que se banalicen ataques a la integridad de las personas, a su libertad o a su bienestar, se ha de saber que no existe la imposibilidad de decir, que no hay nada inexpresable, que no se debe confundir al agresor con un pobre desgraciado porque no lo es.

Sin embargo estas prácticas tan en uso en nuestra sociedad despliegan un manto oscuro sobre la credulidad de la gente, y terminan provocando una simpatía generosa por los injustos, abusadores e incompetentes. Pero cuando estos representan al poder capaz de guiar a ciudadanos ciegos y confiados, los delitos son atentados contra la dignidad y la esencia de ese pueblo.
¿De qué nos sirven entonces Auschwitz, Irosima, tantas mujeres maltratadas y muertas? Parece que no nos sirve de nada, pues a esas culminaciones de horrores se llega cultivando el silencio, la conmiseración, la imposibilidad, la condescendencia y el perdón.

Hay que ir con mucho tiento, pensando detenidamente a quienes van a ser administradas estas honrosas y equívocas facultades humanas, pues nos han llevado a crear unas tragaderas sociales como las cataratas del Niágara.
Y en este punto nos encontramos. Amigos míos, solo encuentro una posibilidad para no sucumbir, la “Educación”, pero no la de títulos y oficialidades, sino una educación social de realidades puras y duras.

Este conocer los límites de las buenas intenciones, el de utilizar la vara de medir injusticias con todo su rigor, el dejar de crear derechos universales que matan derechos de “unicidad”, pudieran encontrar el camino que nos salvará de las continuas consternaciones en los que parece derivar nuestra humanidad, agresora y victima a la vez, donde el habla y la razón educadoras han sido capaces de revelar a muchos de los que han vivido bajo las botas de la autocracia que “la conciencia no se disuelve bajo la opresión”.

Y en tanto no cambien las cosas ¡Indignémonos! Pero sobre todo ¡Eduquémonos¡



martes, 26 de abril de 2011

Quizá vivir sea esto


Nénufares de Claude Monet

Me gustan los deportes, es una parte de nuestra cultura realmente agradable e incluso en algunas disciplinas puede llegar a ser un arte, la actividad física resulta un beneficioso escape mental y mantiene el cuerpo en forma para alojar una mente abierta, y aunque huyo de aquellos que han convertido el ser un aficionado en potables fanáticos no dejo de reconocer el divertimento que experimento cuando disfruto de alguno de esos juegos.


Hay uno que llamó especialmente mi atención hace unos días por la carga histórica que representaban al comienzo del partido, carga histórica de tradiciones y de “fundamento” humano.
Se trata del Haka una danza de guerra tribal maorí de Nueva Zelanda que usan como bienvenida y signo de hospitalidad y que es utilizada por el equipo neozelandés de rugby All Blacks al comienzo del partido. En ese canto se habla de vida, dominio y de hombres peludos y valientes.
Cuando la vi me supuse paralizada en plena selva delante de un grupo de hombretones con cara de enfado y actitud de lucha, gritando y sacando la lengua de forma amenazadora y que desde luego me impulsaba  a echar a correr como alma que lleva el diablo por mucha bienvenida con que me estuvieran acogiendo.
Aunque desde el cómodo sillón vía satélite me inclino a pensar en la posibilidad de que después de este derroche de energía no necesitaran de otros ejercicios menos lúdicos para eliminarla.
Un apunte que me sirve como comienzo para lo que estos días ronda en mis lecturas.

La victoria imperfecta sobre la agresividad del primate que nuestra civilización sigue intentando someter con armas tan prodigiosas como los libros y las palabras.
Y la facultad fascinante de manipularnos a nosotros mismos para que no se muevan lo más mínimo las raíces de nuestras creencias.

Con lo que sea que se quede el lector de esas dos frases dedíquese un momento a observar atentamente el camino que sigue el ser humano en el mundo y constátelo a su alrededor, las conclusiones, seguro, le llevan hacia la renuncia y el enclaustramiento ante tanta vacuidad. En caso contrario deje de leer inmediatamente, sabe usted suficiente para ser feliz.

La fuerza que despunta la violencia tribal en ese intento de demostrar el ánimo de lucha en un asunto deportivo, nos fatiga y nos angustia cuando nos la reclama una madurez ciudadana para la gestión activa donde bailar el Haka se convierte en un imposible, tanto, que llevar a cabo las acciones para exigir aquello que es nuestro derecho nos superan.

Ante la corrupción que nos atenaza, las dificultades para razonar, los excesos a los que tenemos acceso, la confusión que nos invade, podemos sorprender el movimiento de la vida en cada minuto que muere, y lo sorprendo en la fuerza inmanente de mí propio movimiento concentrado en mi misma sin dirigirlo hacía nada ni hacia nadie -como el del agua que corre empujada por fuerzas externas y arrastra cuanto se interpone sin intención de llevárselo pues los mueve en el existir de su propia fuerza concentrada en su propio movimiento-, y conjeturo, e incluso conjuro y preparo este ensalmo, en que haciendo uso de la honestidad que me hace bien, de la simplicidad hacia mis necesidades, de la sobriedad en lo que necesito, de la serenidad para elegir, podría cantar un Haka de hospitalidad amenazante.

Orden interior en la sencillez para conseguir el orden exterior en la proyección de mi actividad, en la autonomía ante mi propia gestión, en mi responsabilidad para con los otros, en mi análisis al liderazgo de quién lo ostente, destronar ese ostensible déficit cívico y reforzar la conciencia de grupo, vivir despacio e invertir en la calidad y en la creatividad del instante, disminuir compromisos y ceder el triunfo de la productividad a la ventaja del descubrimiento.

Quizá vivir sea esto.







Sumamente interesante, importante reflexionar y razonar este Decrecimiento de Carlos Taibo, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, que me ha pasado Shandy.


miércoles, 6 de abril de 2011

En teoría


Vectores de velocidad de las placas tectónicas obtenidos mediante posicionamiento preciso GPS

“La inmensa mayoría de terremotos sísmicos se producen en los bordes de las placas ”Las circunstancias del clima y de la historia han hecho concentrarse una buena parte de la población mundial en las regiones más sísmicas de los continentes… junto a los límites convergentes  Donde la placa oceánica se hunde bajo la placa continental o se comprimen y chocan, es el cinturón orogénico, el borde activo.”

La tectónica de placas es una “teoría” referente a la formación y los movimientos de capas frías de la tierra sobre el manto fluido interno del planeta, se sabe que se desplazan a una velocidad igual a la que crecen las uñas de nuestras manos (2,5 cm/año)*.
Y con estas teorías deducimos cómo se forman las cadenas montañosas, qué provoca los terremotos, cómo funcionan los volcanes, y algo sobre las fosas oceánicas.
En teoría.

Con estas especulaciones se ha supuesto que funcionan como una cinta transportadora, va creciendo por los bordes divergentes de las dorsales oceánicas y desapareciendo en el manto por los bordes convergentes de subducción.
Y a esto hay que sumarle la teoría de la deriva continental, que se sospecha puede ser debida a “las diferencias en las fuerzas gravitacionales, arrastre, succión o subducción”, o quizás “las diferentes fuerzas que se generan con la rotación de la tierra, y las fuerzas de las mareas del sol y la luna”; y también hay que contar con la teoría de la expansión del fondo oceánico.

Teoría tras teoría es igual a mucha teoría.
Ahora veamos como nos comportamos en otro contexto elegido al azar entre la cantidad de ejemplos que generamos, sobre todo pensando en que una se vuelve estúpida cuando deja de estar apasionada (de Helvecio).


Skylon, futuro vehículo espacial europeo



Llegó la Guerra Fría, estamos en 1945, con su espionaje y propaganda, y en tanto se desarrollaba la tecnología para los viajes espaciales se construían los misiles balísticos intercontinentales. Hizo falta una guerra para que el invento de Goddard se vinculara a las ambiciones militares y saltará a la palestra como artillería de largo alcance. En resumen, constituyó un indicador de la capacidad tecnológica, económica y superioridad ideológica de dos potencias que querían ser súper.

El lanzamiento soviético del Sputnik 1, el 4 de octubre de 1957 –en plena recuperación tras una guerra devastadora, ¿se entiende que solo les importara lograr ser primera potencia mundial?- dio comienzo la carrera espacial entre la rivalidad de estos dos países. El miedo hizo acto de presencia con todos los honores. Ambos se dedicaron a sacar pecho y a ver quién escupía más lejos.
Después llegó el Explorer norteamericano, y nombraron el Año Geofísico Internacional, y consiguieron grandes descubrimientos de la atmosfera exterior. Y el alunizaje, en una conversación con el director de la NASA, Kennedy dijo:
“Todo lo que hagamos debería estar realmente vinculado a llegar a la Luna antes que los rusos... de otra manera no deberíamos gastar todo ese dinero, porque no estoy interesado en el espacio... La única justificación (para el coste) es porque esperamos ganar a la URSS para demostrar que en lugar de estar por detrás de ellos por un par de años, gracias a Dios, les hemos adelantado.” (De una grabación de la John Fitzgerald Kennedy Library)

La N.A.S.A. trabajaba con un presupuesto de 5.000 millones de dólares por año, la Unión Soviética con 4.000 millones de dólares por año. Este mano a mano duró 18 impresionantes y lindos años, gracias a Dios.

Hoy día nuestro espacio exterior está poblado de grandes artefactos que vigilan, experimentan, comunican…
Entre los beneficios obtenidos por estas investigaciones contamos con la comunicación electrónica, alimentos desecados y precocinados, ropa que permanece seca, gafas de esquí antiniebla, datos sobre clima, vegetación y movimientos humanos, medición remota, control de vehículos, control robótico, y los dos programas espaciales militares tripulados, (la basura sideral la dejaremos para otro momento).
Además de la posibilidad de una nueva carrera espacial entre empresas privadas por el turismo interestelar (este sería un buen momento porque con las vistas no iban a vender muchos billetes).
Todo muy importante y muy interesante pero que sin nosotros los consumidores no sirven para nada.

En teoría, deberíamos proponer una guerra lo suficientemente ambiciosa para que los militares se interesaran por el personal que les da el por qué y les consume, en suma, esa patria que defender por aquello del que el interés motiva, y echasen mano de su astucia para susurrar a los políticos que asesoran, lanzándose a una carrera por ver quién consigue primero el equipo técnico y material necesario para evacuar a cualquier país en cualquier parte del mundo en el menor tiempo posible, antes que las hecatombes naturales les dejen sin nada que salvaguardar. Donde gastasen cantidades indecentes de euros en microchips, robots, satélites, naves, y todo aquello que pueda ser aplicado a detectar, evaluar, detener, y poner en marcha un protocolo con suficiente antelación a cualquier desastre natural terrestre para poner a salvo a la población, a toda la población. No habría soldado en el planeta al que no se le tratara con honores de general, y a este, ni te cuento.

Quizá diseñar ciudades en los puntos estratégicos menos destruibles, o edificaciones que se alzasen en el aire lo suficiente para no ser arrasadas por el tsunami o terremoto de turno, o naves súper-potentes que con la diligencia y eficacia militar que nos caracteriza, recogieran a todo ser viviente minutos antes de ser masacrados en cualquier lugar del planeta. Se puede consultar desde Cyrano de Bergerac, pasando por Isaac Asimov hasta nuestros más creativos contemporáneos… claro que hacer esto en un mundo donde millones se mueren de hambre queda un poco chabacano.

Ya que van a punta de moral y honorabilidad, seamos listos miremos de frente la realidad, y tras observar durante años qué mueve a quién pues juzgar es sentir, utilicemos lo que sabemos y pongámosles la zanahoria delante. Si el altruismo no va a ponerse de moda y el humano solo piensa en sí mismo, “se destaca por su mala fe, el deseo de no ver lo que no le conviene y el arte perverso de reescribir la historia en su beneficio exclusivo (de nuevo Helvecio)”, seamos consecuentes antes de acabar aglutinados en el magma donde se inició este planeta, antes de tiempo.

Al menos en teoría.




* Según Read HH, Watson Janet (1975) Introduction to Geology. New York: Halsted. pp. 13-15.