domingo, 2 de diciembre de 2012

Segundo movimiento


Iceberg de piedra pómez en el mar de Nueva Zelanda
(Pudo ser debido a la erupción de un volcán submarino)


Hacer lo que necesitas en cada momento, contar tus miedos, decir de tu intimidad con el mundo sin restricciones es un verdadero lujo. Aquí hago lo que quiero y qué pocas veces resulta tan cierto.
Son las cinco de la madrugada. Tras la cena con mi amiga (un lujo de despedida) el paseo hasta casa y el fuerte aire frío del norte hicieron del deseo de descanso y sueño un placer.

Espabilada y con ganas de empezar el viaje subo los últimos bártulos al coche y la carretera es mía. Durante largos tramos de autovía ruedo sola en esta mañana de domingo, pocos coches me adelantan aún yendo a 10 km por debajo del límite de velocidad, estoy disfrutando del placer de conducir.
Una luz naranja en el cuadro de mandos me hace reparar en la baja temperatura del exterior, 4º y bajando. Ha permanecido roja quince minutos ¡a 0º!  Este asombro mío también me pasma ¡cómo si no supiera que existen los polos con temperaturas extremas bajo cero!
Me hace pensar en que las expectativas superan el placer de realizar el hecho en sí. Hacer que el fin que guie nuestra vida sea el éxtasis de la búsqueda, como dice Punset “la felicidad está escondida en la sala de espera de la felicidad”.

Patinamos sobre el calmado Mar Cantábrico, fuera todo se queda y yo me voy.
Si que marea un poco esto, cuando ando hacia el sur la plataforma bajo mis pies se mueve hacia el norte. Sentada en la proa junto al gran ventanal, el mástil inclinado con las banderas crea el efecto de tirar del ferry. Mientras amanece empiezan a brillar cúmulos de nubes claras en todo el horizonte y de nuevo me asombro, el horizonte dibuja un círculo a mí alrededor y al cielo, lo ha convertido en su cúpula. 
Esta sensación que provoca la naturaleza antes de comenzar el bullicio humano es de una inusitada paz.

Le tengo mucho respeto al mar, tanto, que raya el miedo. Nuestra gran y última reserva de alimento y energía a la que seguimos sin darle importancia y a la que -en pleno siglo XXI- seguimos deteriorando conscientemente.
No hace falta estudiar economía para saber que deberíamos comenzar a darle valor a la vida en el mundo para aumentar el valor de la nuestra.
“Existe toda una serie de estudios toxicológicos que muestran que las orcas de las costas de la Columbia Británica están completamente contaminadas con PCB* y otros tóxicos ambientales. Se ha comprobado la existencia de más de ciento cincuenta miligramos de PCB en el tejido adiposo de una orca. Ningún sistema inmunológico humano habría tenido la menor posibilidad de sobrevivir.”
Y como no, la bendita Monsanto los estuvo comercializando, hoy su uso está prohibido en casi todo el mundo. 

Otros estudios realmente interesantes intentan recrear un período de la historia de la Tierra de hace aproximadamente cincuenta y cinco millones de años: 
“En algún momento entre el Paleoceno y el Eoceno parece ser que hubo en la Tierra una catástrofe climática de proporciones bastante grandes. El océano dio un verdadero vuelco. Murieron el setenta por ciento de todos los seres vivos del fondo del mar, principalmente los unicelulares. Sectores completos del mar profundo se convirtieron por un tiempo en zonas hostiles a la vida. En los continentes, en cambio, se produjo una revolución biológica que marcó la aparición de los linajes actuales. En el Ártico aparecieron cocodrilos, y desde las latitudes subtropicales emigraron primates y mamíferos modernos hacia Norteamérica. Un terrible desorden.
El mar se calentó en aquella época, de modo que se desestabilizaron cantidades relativamente grandes de hidratos de metano. En consecuencia, los taludes continentales se desprendieron y liberaron más yacimientos de metano. Al cabo de pocos milenios, tal vez siglos, miles de millones de toneladas de gas llegaron al océano y a la atmósfera. Un círculo vicioso. El metano impulsa el efecto invernadero con una potencia treinta veces mayor que la del C02. Calentó la atmósfera, de modo que volvieron a calentarse los océanos, se desintegraron más hidratos, y así sucesivamente. Incluso el planeta llego a carecer de hielo,  la Tierra se transformó en un horno. Para una liberación de carbono durante 1.000 años se ha estimado un período de recuperación de 150.000 años” **

Si la naturaleza por si sola corrige su propia evolución destruyendo sus creaciones inadecuadas y gestionándolas de manera diferente, está bien que la estudiemos a fondo y aprendamos, a ver si en una de estas nos libramos de que nos corrija también a nosotros que ya sabemos que no se anda con miramientos.

Estoy llegando a mi primer destino. Durante toda la travesía los mares que hemos atravesado han estado en completa calma, he percibido mucho más el ruido y las vibraciones de los motores que el choque del agua contra el casco. Loados sean Haco y Neptuno.


*PCB, su aspecto es desde aceitoso hasta resinas duras y transparentes o cristales blancos, la contaminación por ingestión en los humanos se produce por inhalación y sobre todo en alimentos propensos a estar contaminados como pescados y mariscos. http://es.wikipedia.org/wiki/Bifenilos_policlorados