lunes, 15 de agosto de 2011

Primer tiempo


¿Quién dijo imposible?
Futuro de Airbus (click y date un paseo)


Hay quién pudiera pensar que esta sensación de tomar las riendas de tu propia existencia es hacer de hybris, creyéndote la cima del mundo y desafiando con orgullo las recomendaciones de quedarte dónde estás y conformarte con tu destino.
Imagino que los dioses griegos no tendrán mucho trabajo conmigo una vez hayan considerado mi caso, puesto que a pesar de mi osadía y orgullo no pretendo conseguir más parte del mundo de la que me ha sido asignada sino todo lo contrario, mi pretensión es responsabilizarme de la parte más pequeña posible.
Su castigo no tendría razón de ser, la némesis con la que deberían devolverme a los límites que voy a cruzar tendría que ser un premio, ya que mi propósito es el de no estar en ningún escalón de la jerarquía social además del deseo de no ser inmortal.

Estas semanas eran de descanso físico y de quehacer mental, consistente en prever que la caída de la primera desconexión fuera lo menos dura posible. Durante la primera semana de descanso debía cerciorarme de estar lo suficientemente segura de la decisión tomada, planear cómo hacerlo, con qué podría contar, qué contrariedades podrían presentarse, siendo inflexible con la dirección escogida, todo con dinamismo y eficiencia.
Las siguientes semanas esperaba una recuperación física importante, base para conseguir la mente ágil y presta a no dejarse llevar por impulsos repentinos, también debía poner en marcha una estrategia de acción con que soportar la tesitura de seguir conectada de momento a otras partes del sistema, actitud que requiere el control de las emociones para que la tentación de volver a la seguridad no me desvíe de mi meta.

Considerando que la lucha es dura y muy desigual, voy a tener que echar mano de vicios que esta sociedad regula con leyes y castigos, o cuanto menos con ese desprecio popular de “lo mal visto”. Codicia, ambición, astucia, en suma energía primaria para sustituir la ayuda de mi entorno de la que yo misma me privo, poco importa, si mi eslabón se rompe quedan muchos dispuestos a sustituirme, apenas será un microsegundo lo que les durará el estrés de mi desenganche.

Todos sabemos dónde están los límites, aunque a veces los perdamos y no estemos seguros de saber distinguirlos. La indisciplina, la respuesta contestataria a las reglas preestablecidas, la rebeldía y el anarquismo, los espíritus indomables que consiguen cambios, la búsqueda en lo inverosímil de las respuestas que faltan, llevan también a buen puerto las odiseas aunque se esfuercen en repetirnos que con ellas solo conseguimos soledad y tristeza. 
Sus límites, la armonía, el equilibrio, la autodisciplina, la diplomacia, la razón, …

Nada de pasión ni reflexiones apresuradas, tengo la absoluta convicción de hallarme en un camino que ha llegado a su final, las mareas me han traído hasta aquí que no es donde deseo quedarme, y el más absoluto convencimiento en que lo que parece alcanzable es posible, trabajando materialmente para poder concretar en la práctica el mundo que imagino. Las respuestas están dentro de mi.

Pero… primer imprevisto…

Durante estas semanas, que no pensaba moverme de la ciudad en plan asceta total y con todo lo que me había propuesto en marcha, con esa idea de fuerza mental y equilibrio que representaba algo así como cuatro bomberos de calendario sujetando la cama elástica dónde tenía que caer desde una altura considerable, la vida imprevisible, traicionera, cachonda y divertida, me pone Londres en bandeja.
Viaje sorpresa.

Quince kilos en una maleta y diez en la otra ¡cómo si fuera tan fácil!
Quedan dos días y debo empezar el descarte tras una semana de llenar una cama doble, totalmente desbordada de todo tipo de cosas imprescindibles, salvo el lugar que ocupa la maleta, o maletita en proporción.
Me está costando respirar.

Replanteamiento general, meditación por la mañana maleta por la tarde. Sistema de existencias por los suelos, alerta roja, desconexión en fase dos sin opción a volver a fase uno… 

Calma.
De momento me lo voy a pasar de primera en Londres, y después, a pan y agua si es preciso.
La salida del sistema sigue su curso, ¿retroceder? mi gran maestro el mundo no lo tiene concebido.