domingo, 2 de diciembre de 2012

Segundo movimiento


Iceberg de piedra pómez en el mar de Nueva Zelanda
(Pudo ser debido a la erupción de un volcán submarino)


Hacer lo que necesitas en cada momento, contar tus miedos, decir de tu intimidad con el mundo sin restricciones es un verdadero lujo. Aquí hago lo que quiero y qué pocas veces resulta tan cierto.
Son las cinco de la madrugada. Tras la cena con mi amiga (un lujo de despedida) el paseo hasta casa y el fuerte aire frío del norte hicieron del deseo de descanso y sueño un placer.

Espabilada y con ganas de empezar el viaje subo los últimos bártulos al coche y la carretera es mía. Durante largos tramos de autovía ruedo sola en esta mañana de domingo, pocos coches me adelantan aún yendo a 10 km por debajo del límite de velocidad, estoy disfrutando del placer de conducir.
Una luz naranja en el cuadro de mandos me hace reparar en la baja temperatura del exterior, 4º y bajando. Ha permanecido roja quince minutos ¡a 0º!  Este asombro mío también me pasma ¡cómo si no supiera que existen los polos con temperaturas extremas bajo cero!
Me hace pensar en que las expectativas superan el placer de realizar el hecho en sí. Hacer que el fin que guie nuestra vida sea el éxtasis de la búsqueda, como dice Punset “la felicidad está escondida en la sala de espera de la felicidad”.

Patinamos sobre el calmado Mar Cantábrico, fuera todo se queda y yo me voy.
Si que marea un poco esto, cuando ando hacia el sur la plataforma bajo mis pies se mueve hacia el norte. Sentada en la proa junto al gran ventanal, el mástil inclinado con las banderas crea el efecto de tirar del ferry. Mientras amanece empiezan a brillar cúmulos de nubes claras en todo el horizonte y de nuevo me asombro, el horizonte dibuja un círculo a mí alrededor y al cielo, lo ha convertido en su cúpula. 
Esta sensación que provoca la naturaleza antes de comenzar el bullicio humano es de una inusitada paz.

Le tengo mucho respeto al mar, tanto, que raya el miedo. Nuestra gran y última reserva de alimento y energía a la que seguimos sin darle importancia y a la que -en pleno siglo XXI- seguimos deteriorando conscientemente.
No hace falta estudiar economía para saber que deberíamos comenzar a darle valor a la vida en el mundo para aumentar el valor de la nuestra.
“Existe toda una serie de estudios toxicológicos que muestran que las orcas de las costas de la Columbia Británica están completamente contaminadas con PCB* y otros tóxicos ambientales. Se ha comprobado la existencia de más de ciento cincuenta miligramos de PCB en el tejido adiposo de una orca. Ningún sistema inmunológico humano habría tenido la menor posibilidad de sobrevivir.”
Y como no, la bendita Monsanto los estuvo comercializando, hoy su uso está prohibido en casi todo el mundo. 

Otros estudios realmente interesantes intentan recrear un período de la historia de la Tierra de hace aproximadamente cincuenta y cinco millones de años: 
“En algún momento entre el Paleoceno y el Eoceno parece ser que hubo en la Tierra una catástrofe climática de proporciones bastante grandes. El océano dio un verdadero vuelco. Murieron el setenta por ciento de todos los seres vivos del fondo del mar, principalmente los unicelulares. Sectores completos del mar profundo se convirtieron por un tiempo en zonas hostiles a la vida. En los continentes, en cambio, se produjo una revolución biológica que marcó la aparición de los linajes actuales. En el Ártico aparecieron cocodrilos, y desde las latitudes subtropicales emigraron primates y mamíferos modernos hacia Norteamérica. Un terrible desorden.
El mar se calentó en aquella época, de modo que se desestabilizaron cantidades relativamente grandes de hidratos de metano. En consecuencia, los taludes continentales se desprendieron y liberaron más yacimientos de metano. Al cabo de pocos milenios, tal vez siglos, miles de millones de toneladas de gas llegaron al océano y a la atmósfera. Un círculo vicioso. El metano impulsa el efecto invernadero con una potencia treinta veces mayor que la del C02. Calentó la atmósfera, de modo que volvieron a calentarse los océanos, se desintegraron más hidratos, y así sucesivamente. Incluso el planeta llego a carecer de hielo,  la Tierra se transformó en un horno. Para una liberación de carbono durante 1.000 años se ha estimado un período de recuperación de 150.000 años” **

Si la naturaleza por si sola corrige su propia evolución destruyendo sus creaciones inadecuadas y gestionándolas de manera diferente, está bien que la estudiemos a fondo y aprendamos, a ver si en una de estas nos libramos de que nos corrija también a nosotros que ya sabemos que no se anda con miramientos.

Estoy llegando a mi primer destino. Durante toda la travesía los mares que hemos atravesado han estado en completa calma, he percibido mucho más el ruido y las vibraciones de los motores que el choque del agua contra el casco. Loados sean Haco y Neptuno.


*PCB, su aspecto es desde aceitoso hasta resinas duras y transparentes o cristales blancos, la contaminación por ingestión en los humanos se produce por inhalación y sobre todo en alimentos propensos a estar contaminados como pescados y mariscos. http://es.wikipedia.org/wiki/Bifenilos_policlorados


domingo, 28 de octubre de 2012

Primer movimiento


Obra de Koko Rico en Laguardia (Rioja Alavesa)
Compañeros inseparables del viajero


Es difícil saber cómo empezar.
Hablar y leer constantemente sobre la crisis hace perder cualquier sentido de progreso. Existe un temor diferente entre los que hemos vivido siempre en crisis, incluso en tiempos de bonanza, y los que han disfrutado del privilegio de optar a cuanto han deseado o a la mayor parte de sus aspiraciones. Es como si antes yo me viera fuera del tiempo y ahora vea a los demás.

Me centro en hacer progresar aquello que me propuse hace tan solo unos meses. A unos días de la partida solo está aplazado lo del último momento. El coche puesto a punto, las maletas y bultos pendientes de cerrar, reservas y billetes de hotel y pasaje, punto de encuentro en la isla, despedidas.

La aventura que me espera es sugestiva y emocionante, con tantas posibilidades de éxito como de fracaso. Del fracaso, rechazo lo que tiene de frustración -usaría quiebro por lo de no poder conseguir un fin pero no produce la misma inquietud  al leerlo que provoca el vivirlo-, ya que a estas alturas de extenuante esfuerzo librándome de ataduras tan pegajosas como el galipote ya se ha involucrado el éxito.
Y en tanto me queden fuerzas no quedará en esta pequeña pero bacanal primera aventura.

Experimento alegría entre mil preocupaciones al enfrentarme a una nueva vida donde soy ajena a costumbres, a los hábitos para servirme del medio que me rodea, a superar las manías de lo que no comparto, a la lucha por hacerme un hueco en situaciones de desventaja…
La diferencia entre mi medio habitual y al que pretendo conquistar está en la mejora de las condiciones y no a la inversa, ya es un handicap a mi favor, que si bien puede considerarse positivo podría ser tan duro como irse a recorrer el Amazonas, pero no imposible.

Al levantar la mirada tras unos momentos de concentración, vuelvo a sumergirme en los gritos y las prisas de la gente que habla y gesticula sin decir nada, hemos convertido la comunicación en una hazaña y utilizamos los gestos y la palabra como escudos y espadas con los que atacar y protegernos. Lo más curioso es que ni siquiera nos miramos, curioso porque todos sabemos que nadie va a decir nada nuevo, y algo triste  porque al dejar de escucharnos hemos hecho de la ciudad un lugar un poco más hostil.

Mi ciudad y mi país aparecen en el casi ignorado televisor del local. Alguien cerca de mí se queja de un gobierno al que le votó una mayoría de españoles y que se limita a hacer lo que siempre ha hecho la derecha política española, están de más ese asombro y esa irritación exacerbadas. Aún estoy aquí y ya a ambos les noto lejos.

Espero aprender mucho. Espero entender por qué no ha funcionado el estado de bienestar en mi país. Espero ser capaz de reeducarme viviendo con otros criterios, otras maneras y otras formas de aceptar el mundo y a los humanos. Ya tengo práctica en superar momentos críticos puede que por eso no me resulte tan descorazonador cambiar con los tiempos.
A veces solo el respeto que consigas sentir por ti misma puede ser la mejor manera de apuntalar tu existencia.



sábado, 1 de septiembre de 2012

Agosto cenizo, adiós



El inquietante extremo de la belleza de Giovanni Boldini


Camino buscando la sombra por calles estrechas mientras el despiadado sol oprime todo lo que alcanza contra la piedra caliente, las paredes limpias y revocadas con postigos y puertas de aspecto cuidado desdicen la sensación de pueblo deshabitado. 

La señora Benancia se acerca en dirección contraria con la espalda encorvada, dando a sus cansinos pasos un movimiento pendular que hace temer, si algún imprevisto le modificara la trayectoria, pudiera volcar en cualquier dirección. En mi imaginación, últimamente algo siniestra, me veo en ese trance futuro de tener que medir la distancia al suelo en cada paso.

Un momento antes de llegar a su altura se apoya en la pared levantando la cabeza para saludarme. Su sonrisa de tan alegre asombra que habite en un cuerpo tan viejo, sus arrugas y su aspecto maltrecho no dejan suponer la fuerza, la vitalidad, la limpieza, la belleza y la elocuencia con la que sorprende su mirada.

Juntas andamos hacia la higuera en la pequeña fuente que hay en uno de los lados de la plaza cuadrada. Nos acoge una refrescante y oscura sombra entre silvestre y ajardinada que casi parece un paraje de los hermanos Grimm. Allí la tasca del otro lado ha sabido aprovechar el lugar con unos cómodos silloncitos de esparto. A estas horas de la tarde, ni los pequeños tractores de agricultores que transitan en las mañanas y los atardeceres, ni niños ni adolescentes perturban el sonido del mundo.

Benancia no podrá presumir de haber atravesado las nubes y planeado sobre ellas, o de pasear la mirada por la Piazza di Spagna, o de haber disfrutado un concierto en Viena ni jactarse de haber paseado por Piccadilly Circus. La altivez y la indiferencia mundanas pasaron de largo por su lado, sus experiencias no las cuenta con esa aura de suficiencia donde cualquier atisbo de ternura o candidez son defectos a ocultar a toda costa, en su mirada no se aprecia desafío ni complacencia en la admiración de los demás.

Por el contrario, su fuerza y su belleza radican en su capacidad de sorprenderse, todo le parece nuevo y maravilloso. Maestra y lectora incansable de cuanta biblioteca estuviera a su alcance, se ha ido haciendo su propia idea del mundo y sin perder de vista el cielo y las estrellas, no dejó de pisar nunca en la tierra. Su conversación resulta incluso refrescante contra un cielo con el azul más amarillento y ardiente que quepa imaginar, su sabiduría, su cortesía, nos trasladan a un espacio no pensado sino sentido, como “un ámbito diferenciado entre espacios inmensos de luz quieta y fría arriba y espacios inmensos de luz quieta y fría abajo”.

Me revela que el mundo no es mudo sino que sólo espera que alguien le hable en un lenguaje que él comprenda. Y ella sabe que contesta, en su idioma, contesta y espera que tengamos bizarría para aprenderlo.
Benancia habla con ligeros toques de humor y el acento y la sonrisa de su niñez. Cuenta y dice como brisa, despacio, entonando y paladeando la palabra, se ennoblecen sus rasgos y usa de la pasión sin levantar la voz, y lee en tus ojos y tu respiración el apunte de cuando debe callar y cuándo esperas oír más.

Y ella me ha dibujado la imagen más certera de las personas, de la plebe, de la masa, dice que es imposible crearles un rostro fijo o ponerles nombre, son río, siempre el mismo y siempre distinto, son nube, siempre cambiante, son árbol que obra libre y espontáneo con una fuerza natural y misteriosa. Si le preguntaras a una cualquiera, la mayoría del tiempo ni sabe bien qué quiere ni adónde va, pero si observas a la masa durante un periodo puedes ver su camino, su evolución, en ocasiones su brillo y las más de las veces sus despojos.

Salgo de la España profunda, quieta y sosegada de cielos rojos, del “sí” y el “no” contundentes que la élite ha olvidado escuchar, de tierras y ansias quemadas.
Hoy se lo cuento al Mediterráneo que acariciante en su letanía me recuerda que en el compromiso con la vida siempre debería tenerse en cuenta aquella definición de Epicuro:“la felicidad es el fin motivador  -en último término inalcanzable- del hombre” para no empeñarse en perturbar la tranquilidad conquistada.

Si, es el cielo el que ha copiado el color al mar.

domingo, 22 de julio de 2012

El gusto por lo imposible


Manifestación (1934)
Antonio Berni (1905-1981)


Está cumpliéndose mi destino sin que el mundo se percate de ello, no se sabrá ni mi nombre ni se percibirá mi presencia hasta que pase a formar parte de una de esas estadísticas que contendrán muchos de los acontecimientos similares que se habrán producido en el globo. Y aunque la realidad es esta y no otra, hay temas que no puedo pasar por alto. O me sacan de quicio a mí o yo saco a los demás.

En todo caso cuando consigo sonreír y mantenerme ajena me toman por comprensiva y la verdad es que no lo soy en absoluto. Si relatara dichos acontecimientos con mi visión simple de lo que sucede a mi alrededor no evidenciaría hasta mucho más tarde las complejas conexiones existentes con lo sucedido en multitud de esas situaciones similares. Una vez formen parte de cualquier estadística los sucesos habrán pasado a otro nivel y ni mi destino ni yo tendremos la más mínima importancia. 

Sigo estando de acuerdo con los que piensan que no nos enfrentamos tan solo a un sistema podrido sino a nuestra culpabilidad por haber dejado que se pudriera, y estimo que hay muchos que no lo ven así pues de otro modo no estarían en el poder quienes están. En una sociedad como esta se dice que las instituciones han de establecer y guiar la vida de sus gentes escudando y salvaguardando su adecuado desarrollo. Dada la situación en la que nos encontramos el sistema, este sistema, no ha funcionado.

Dado también que en estos momentos los granujas son los únicos autorizados a hacer rodar la mole apelmazada del desconcierto, solo queda arremangarse y sacar valor de debajo de las piedras, o el miedo, que también une, y ser lo más granujas posible para poder contener la embestida de los atacantes. Si la vergüenza, la consideración, el respeto, han perdido el poco valor que les quedaba la derrota solo es asumible echando mano de la astucia.

Un mundo capitalista global en el que se ha impuesto una grave incultura financiera dice mucho de su capitalismo o habría que llamarle ya imperialismo económico. 
Es hora de entender en este nivel de ancha base la gran importancia de un "cliente descontento" para el ambientillo de los niveles altos y estrechos, por mucha sonrisa de medio lado que pongan.

Estando en estas cábalas, en que me reconozco cabreada con el sistema porque sencillamente me ha dejado tirada después de tantos años y con la única alternativa de marcharme sin reconocimiento alguno, me ha hecho mucha gracia la pregunta de James K. Galbraith en El País refiriéndose a Europa y España: ..."tiene como prioridad preservar el sistema bancario y el euro, como si eso fuera un fin en sí mismo, en lugar de activar el crecimiento para dar alguna posibilidad a los millones de parados españoles. Para cambiar esa realidad, el Gobierno de España debería ser atrevido y perspicaz. ¿Tienen ustedes un Gobierno así?."

En cuanto a lo de atrevido, según se mire, porque atrevidos lo han sido durante años pero perspicaces nada más lejos de la realidad que se nos brinda.

E incido de nuevo en nuestra falta de interés y discernimiento, nos comportamos como células predispuestas a que se nos coman los nódulos cancerosos que nos acechan, desde luego arrestos islandeses de momento no se vislumbran por aquí. 

El milenio aún no da indicios de querer prescindir de mí. Aunque nunca se sabe con seguridad hasta que apareces en una de aquellas estadísticas. Más de uno me considerará un tanto imbécil por querer deshacerme de todo lo que atrapa en un sistema que se hunde sin remedio. Parece mucho más heroico hundirse en el fango con todas tus posesiones y con paciencia y aguante salir un día de estos a flote habiendo perdido lo mínimo posible. 
En mi favor solo puedo decir que es más fácil hablar de la experiencia que sacarle partido a la experiencia. 

Ya he decidido que no quiero nada de la morralla que he conseguido en tantos años y de la que poco a poco me estoy deshaciendo, de todo lo que me ha imposibilitado la más de las veces mandar al carajo promesas políticas, incentivos patronales, ofrendas financieras y guiños amistosos de un enjambre social que no sé por qué todos se empeñan en hacerle “el boca a boca”.



Cuadros de Antonio Berni, Manifestación y Desempleados (1934), podeís ver su obra aquí:
http://www.arteargentino.buenosaires.gov.ar/areas/cultura/arteargentino/02dossiers/berni/0_berni.php


miércoles, 20 de junio de 2012

Mi multitud de yos


Estany Tort de Peguera junto al refugio Josep María Blanc a 2.318 m. de altitud.
Espot, Pirineo leridano.


 
Es un día precioso. La sala del aeropuerto está en penumbra a pleno sol y a pesar de las paredes de cristal. En esta ciudad hay tanta luz que disfrutamos de la oscuridad derrochando electricidad. En la espera entre la lectura y la música, escribo de la agitación del aeropuerto y de mis memes.

Hay veces que distingues con facilidad entre la gente a personas diferentes, no por sus expresiones, sus ropas o sus pertenencias y ni siquiera por su idioma, que son solo acicates adquiridos del ambiente en el que nos afanamos continuamente. Lo que realmente las distingue es su actitud. Ese aspecto agradable en el hacer de gente acostumbrada a ver cosas nuevas, son personas que permanecen fieles a sí mismas escuchando otras maneras de pensar y poseen ese talante que les mueve a pertenecer allí donde estén.

Sabemos que con la vida no se puede experimentar, y por lo tanto -si conseguimos asumirlo- nos queda la certeza de que la inexperiencia nos dirige. Además de estar forzados constantemente a tomar decisiones, algunas sin pensarlas y otras con mucho miedo, debemos asumir las consecuencias obligatoriamente. Para evitar que me amarguen la vida tanto si escogí la acertada como la equivocada asumo mi inexperiencia y con ella los resultados que presumo inevitables, con lo cual me encuentro en el dilema de escoger como si de una aventura se tratara. Siempre en alerta.

Si solo hay una opción puede ser muy duro, si hay varias se hace difícil escoger, pero se pone aún peor si más de una de las posibilidades nos parecen buenas, o si a todas las opciones les acabamos encontrando un “pero…”.
Y suele ocurrir que una vez decidida y puesta en marcha comprobamos que cualquiera de las que nos hacían dudar pudiera haber sido, quizá, más adecuada.

Aquí entra en juego tu personalidad y empiezan las preguntas ¿Qué voy a hacer? ¿Qué decisión y por tanto que consecuencias estoy dispuesta a asumir? ¿Cómo es posible que a estas alturas tenga aún que asentar mi actitud?

Decides que has de marchar y da vértigo. Ese mismo vértigo que espanta cuando cruzas un puente o estás cerca de las vías del tren y que sin más te hace desear fervientemente lanzarte al vacio. Cuesta decidir ¡con lo fácil que resulta no hacerlo! Resuelves que con cualquiera de las posibilidades los resultados son asumibles, solo tu talente te permite al fin elegir una opción en ese momento. Y decides.

En realidad no importa, cuanto más años pasas aquí más te convences de que lo que sea que hagamos en este bellísimo e infernal lugar es experimentar con lo que podamos haber aprendido –qué curioso que cuanto más tiempo llevas vivido más posibilidades tienes de acertar y menos interés te demuestra la sociedad-, como cuidar en alejarte de los fundamentos establecidos y de los puntos más explosivos o aprender a manejarlos si eres aventurera. Si aprendes a reconocerlos estudias cómo desvincularte, y lo que aún es mejor, a saber que están ahí. Todo esto te aleja de la existencia ociosa, y de vegetar en esta ínfima parte de la Historia.

Mayo de 2012 y me he trasladado a otro mundo. Aquí los tonos verdes son infinitos, cada planta tiene su exclusiva tonalidad, y los grises son inmensos. De donde vengo las tonalidades del verde sólo indican vida, agonía o muerte, y el gris, oscuridad.
Mi mundo en la oscuridad de la incertidumbre, donde los sentimientos no desprenden color sino tristeza, y los colores solo diferencian cosas. Aún así sonrío. Me sumo en una melancolía acogedora pero mantengo cerrada la puerta a la que llama la tristeza, sin hacer ruido voy alejándome por la parte de atrás como si de un paseo cualquiera se tratara.

La desesperanza puede destrozar un cuerpo con la misma implacabilidad de un cáncer. Es un fundamento inútil creado por la mente del género humano para la explotación de los otros que deberíamos empezar a aniquilar ya, difícil de tratar, por supuesto, pero existe la vacuna, una misma.
Elegir y aceptar, pero sobre todo seguir escribiendo en la Historia. Esa es la aventura.

Puedo seguir enamorada de la vida sin ese apego burgués a la atadura de todo y por todo, donde continuamente andan tapando las amplias brechas que abre en su estética de la satisfacción y la comodidad lo voluptuoso y lo radiante, donde el alto destino del hombre y el valor de las cosas no ayudan pues continuamente acaban en nada. A la vida le importa un pimiento los hechos y los sacrificios, los héroes y las epopeyas y muchas veces hasta parece que se burla.

Cada vez que topas con una persona que se conduce de manera sincera y serena ves lo inútil de tu conducta perfecta, obediente y ordenada. Mi multitud de yos se disponen a congregarse de manera diferente para una nueva etapa, ya no soy pues la que era.

He hablado de fundamentos inútiles y sigo conjeturando ¡hay que ver lo difícil que resulta desprender de mis genes y memes el lodo grasiento de las doctrinas sociales!

“La eternidad existe porque solo es presente” ¡Bien dicho!


sábado, 21 de abril de 2012

La Historia No Ha Sido, Es, Está Viva. (I)



¡¡Gente, maravillosa gente!!




Gritos de niños que juegan en la calle, voces de gente que pasa, murmullo en la terraza del bar, nada que ver con el ruido de tráfico en la avenida de casa aun resultando igual de molesto. La algarabía que sube de la calle jalonada con el canto de los pájaros, el ladrido lejano y las campanadas de la torre me distraen de la idea que no consigo expresar, unir las palabras que dicen lo que quiero me está costando mucho esfuerzo. Me evado en la modorra de la siesta mientras avanza la tarde y aumenta el trajín callejero.

Subo de la calle de madrugada, el silencio de lo humano no paraliza la vida, rumorea el río y de vez en cuando el crujido de ramas y hojas secas pone en alerta a quienes se sienten indefensos. Al igual que el viento entre las rendijas, los roces y los golpes en las noches quietas de la ciudad suenan amenazantes.
En la habitación iluminada por la luna que entra a raudales brindando una paz sedante mi pensamiento vuelve a razonar. Enciendo el ordenador y leo, medito y escribo. Empiezo a emocionarme y el pensamiento de la tarde comienza a fluir.

Con todo lo experimentado e ignorado hasta ahora resulta muy difícil entender qué está pasándole a esta burguesía del siglo XXI, quiero razonar con el mayor rigor del que sea capaz estos acontecimientos, calzar el máximo de puntos y sacar alguna conclusión en por qué las decisiones sociales no están originando cambios renovadores en los fallos del sistema, haciendo parecer incluso que su desarrollo continua fuera de nuestro alcance.

En este bárbaro intento advierto que en ciertas épocas las personas nos volvemos mentalmente inoperantes. En el levantamiento de hombros general cuando ocurren los desatinos que nos llevan al filo de la extinción como humanos me pregunto, por qué la masa cae como el plomo y se arrastra hacia lo fácil y lo cómodo, por qué la parte que queda aplastada se deja morir y unos cuantos hastiados y rendidos se alejan en solitario llevando su visión y su fuerza lejos del resto.
Esa fuerza, esas visiones, son un desafío al entendimiento, pero la impregnación de sus pensamientos es tan lenta y resulta tan fácil dejarse llevar. La cabeza de la corriente se vuelve inmune a la magia de las palabras y se apelotona en lo masoquista de su rudeza.

No queda otra opción que echar mano de la historia. Pero la historia de los libros que nos han hecho memorizar de niños no es Historia, muy a su pesar (al pesar de los que dictaron esos libros) no son más que estadísticas que dicen poco o nada.
Leyendo "Historia de la sexualidad" de Foucault, he apreciado con facilidad la diferencia en las formas, en los criterios, en la mentalidad que fuerza al espíritu de una sociedad, de un grupo. Estas formas dispares de vivir la historia y de enseñar historia -la de Oriente y Occidente, aunque ambas buscaran producir la verdad del sexo- resulta clarificadora.

En Oriente “la verdad es extraída del placer mismo, tomado como práctica y recogido como experiencia; el placer no es tomado en cuenta en relación con una ley absoluta de lo permitido y lo prohibido ni con un criterio de utilidad, sino que, primero y ante todo en relación consigo mismo, debe ser conocido como placer, por lo tanto según su intensidad, su calidad específica, su duración, sus reverberaciones en el cuerpo y el alma.
Los efectos de ese arte magistral, mucho más generosos de lo que dejaría suponer la sequedad de sus recetas, deben transfigurar al que recibe sus privilegios: dominio absoluto del cuerpo, goce único, olvido del tiempo y de los límites, elixir de larga vida, exilio de la muerte y de sus amenazas”.

En Occidente, “… según los objetivos y las urgencias, se interesa en su dirección natalista o antinatalista. A través de la cercanía política de la población se forma toda una red de informaciones sobre el sexo. Tratan de convertir el comportamiento sexual de las parejas en una conducta económica y política concertada. No se dice menos, se dice de otro modo.
... la aristocracia lo elevó a objeto de poder, en primer término usó a la familia para problematizar la sexualidad de los niños y adolescentes, medicalizar la sexualidad femenina, alertar sobre la posible patología del sexo, la urgente necesidad de vigilarlo y de inventar una tecnología racional de corrección. Pertenecemos, en cambio, a una sociedad que ha ordenado alrededor del lento ascenso de la confidencia, y no en la trasmisión del secreto, el difícil saber del sexo.”

Ahora sé que el espíritu del tiempo de esta sociedad ha agotado su creatividad, todos aquellos individuos para los que su espíritu creativo esté en alza deben abandonarla. Solo los que con el sometimiento a su fuerza física puedan remar deberán cohesionarse para al grito de ¡ya!, parar la bajada, mantenerla y esperar hasta que pueda de nuevo avanzar. Los Sísifo son los que ahora tienen un lugar, las mentes que repiten hasta la saciedad, sin ambiciones, que puedan tragarse sus deseos y soportar la fatalidad, las que no levantan la vista del suelo y que su conformidad les sirve como a señores.

Habrá un par de generaciones perdidas que morderán el polvo, pero guardaran el privilegio de haber tenido la oportunidad y el acceso al conocimiento y a la ciencia.
Saquemos valiosas lecciones esta vez, recordemos que los beneficios a corto plazo, la riqueza a costa del empobrecimiento de otros son “pan para hoy hambre para mañana”, hagamos caso de aquello que repetían nuestros antepasados “nadie da duros a cuatro pesetas” y no nos dejemos engatusar por abusadores banqueros, desarraigados empresarios y confundidos economistas.
Pero si las mentes que van a mantener la nación no están abiertas, no están entrenadas con el conocimiento, no están enseñadas con la Historia viva, incurriremos de nuevo en olvidar que no debemos dejar nuestras decisiones en manos de ningún representante, ni a nivel particular ni a nivel social.

Hay que mantener viva la Historia para mantener viva la mente, la Historia no es pasado es presente, el presente que la instaura y que la escribe.
No es pues en la historia lineal que se remonta a un origen único, sino en la Historia viva, que evoluciona, crece, muere, se reconvierte, enmudece y grita, donde hay que buscar respuestas.
Quiero tratar con la Historia, conocer qué es y cómo es la Historia, gozar la Historia. Necesito beber de otras fuentes sociales, grupales, con otras formas y otros criterios.

Y no, no es labor de la Historia devolverme mi soberanía como sujeto… 



jueves, 15 de marzo de 2012

De cualquier manera, no.



Para que tanta prisa si en algún punto se acaba.


Empieza a anochecer. No siempre es fácil llegar a la larga ronda del barrio sin que se produzcan los sabidos reencuentros donde el azar no suele ejercer. En alguno que otro tentada estuve de acercarme y decir, me lo impidió el pensar en la exasperación que me produciría oír las respuestas ya conocidas.

El tipo aquél miraba atentamente desde lejos la escena y yo a él. Apenas giró la cabeza hacía mí e hizo amago de virar el torso para dar la vuelta, pero quedó quieto y no dejé de mirarle intentando adivinar qué ocurría, al apartar la vista para descubrirlo puse todos mis sentidos en alerta y eche a andar hacia allí, pero no en línea recta. Me asaltó la extraña sensación de que todo a mí alrededor permanecía inmóvil y yo no avanzaba, hasta que mi mente volvió a reubicarse con un tenue mareo, como cuando se recupera la estabilidad dentro de una barca, y observé que estaba lo suficientemente cerca para oír y entender cuanto ocurría.

En ese ajeno avanzar se me hizo patente que no era una creadora sino una gustadora de hechos, una apuradora de la delectación que proporciona el conocimiento, mi manera de describirla no afectaría la escena tal y como la había ido percibiendo. Una mujer sentada en medio de la calzada rodeada de algunos pares de piernas que la atendían, al parecer encontrándose enferma y sin poder dar un paso más se había dejado caer allí donde se encontraba. Cambia totalmente la importancia del hecho cuando la mendiga borracha se hace protagonista, los gestos y las palabras se vuelven razonamientos que la abjuran, nadie era capaz de reaccionar y decidir un plan de acción con el que hacerse cargo de la situación. Una persona acostumbrada a la dureza de la intemperie que ni siquiera olía a alcohol según unos y que podría ser un ataque según otros, mantenía en una inquietante incapacidad a los allí congregados.

La satisfacción perruna de que todo esté en su sitio -que no está nada mal, claro, querer que todo siga igual- aunque cada vez que gires la cabeza puedas ver lo inasible tan cerca, ese hábito humano baladí de creer en un mundo distinto no debe preocuparnos, al fin y al cabo solo suele durar 3 minutos. Después estaremos encaminados a ocupar nuestro sitio y que nos inunde la complacencia, todo sin pedir ayuda a nadie, nunca.
Es la propia seguridad la que lleva implícito el miedo a perder, caer, morir, a la necesidad, a la obligación de mantenerla, a la de comparar constantemente sistemas que pudieran ser más útiles. El ser arrastrada cada mañana a enfrentar el mundo y comprobar que no eres beneficiaria sino esclava del patrocinio apenas durará esos 3 minutos.

Expresamos una menoscabada reflexión, inquietud y cuidado al elegir la forma de acomodarnos al mundo, no buscando diferenciarnos de él sino intentando modificar gradualmente las formas de los demás para hacer más desapercibido lo distinto. Y cuando la imposibilidad se alía con la evidencia contra nosotros, mostramos una absoluta y desaprensiva sumisión a todo cuanto imponga la complacencia que nos provoca el someter la existente inseguridad bajo el control de la inexistente seguridad.

Sudamos luchando por tantos absurdos, que cuando nos plantean una cuestión de relevancia lógica la enfrentamos como si se nos hiciera perder el tiempo en entelequias. Estando tan convencidos de que todo progreso ha de basarse en interminables titubeos burocráticos y largos paseos entre manos intermediarias, el hecho de plantear un método o una evidencia sume al que lo intenta en una cruzada de impotencia.

Y en ello andamos, preparamos la horca en nuestro jardín delantero y nos vamos a dormir y soñar en un mundo de dichas posibles, ya que lo que vendrá mañana no será igual por mucho que nos empeñemos a lo que hoy ha sido.


martes, 21 de febrero de 2012

Unas cuantas preguntas, y dos relatos de Historia.



¿Es competente la Democracia o es un mito?

¿Son positivos los Partidos Políticos?

¿Es contraproducente el Parlamentarismo?

¿Qué hay de negativo en la Globalización para el obrero, el campesino o la mujer?

¿Las Instituciones Jerárquicas del Estado son culpables del mantenimiento de la lucha de clases?

¿Se ha vaciado de contenido la Política quedando atrofiada en un teatro de pequeña política repleta de gestores del Capitalismo y sus Crisis?

¿Es posible la confianza en unos Entes (Gobiernos, Organizaciones, Naciones, Organismos), que nos llevan paulatinamente, siglo tras siglo, hacia una división del mundo en “buenos o malos”, que hoy castra a la mayoría para perpetuar a una minoría en el Estado del Bienestar?


Manifestación de colonos en Sagua La Grande, Las Villas, Cuba*


Transcurría 1840, Henry (naturista y agrimensor) paseaba diariamente por los alrededores de su pueblo y mientras recorría la orilla del río Concord, su mente lúcida disfrutaba reflexionando sobre la razón de preservar lo natural y lo salvaje. Su fuerte capacidad innovadora le animaba a encontrar soluciones a los graves problemas sociales, a buscar una independencia teórica y práctica, el dicho y el hecho, a cubrir sus necesidades sin tener que vender su alma a cambio. Cada día que pasaba se afirmaba más en el hecho de que era posible vivir en sociedad sin perder el contacto con la naturaleza “todas las cosas buenas son libres y salvajes.” Nos ilustró en que es mucho más sabio resguardar la castidad de la mente que la del cuerpo. En su reflexión lo trivial, lo convencional, los rumores, podían ser divertidos y hasta refrescantes durante un rato, pero consentían en mezquindades que lograban profanar el pensamiento. 
Se sentía nativo del universo, le gustaba su ciudad, su época, su vida.

Un día, repasando el censo municipal de Concord advirtió que le habían vuelto a poner David Henry en vez de Henry David tal y como él mismo había exigido en un gesto de defensa ante la imposición de una identidad, no cejó hasta que el administrador modificó el registro.
En otra ocasión la First Parish Church le incluyó entre sus miembros, cuando el recaudador le reclamó el dinero de la iglesia se dirigió al ayuntamiento y se negó en rotundo a pagarlo, denunciando que si bien la iglesia no compartía la manutención del maestro tampoco el pueblo debería compartir la del cura. Alguien pagó la deuda y ante el requerimiento de los concejales accedió a escribir una declaración: “Sepan todos por la presente que yo, Henry Thoreau, no deseo que se me considere como miembro de ninguna sociedad a la cual no me haya unido”.

En 1846 le fueron reclamados los impuestos de capitación que llevaba sin pagar desde 1842, alegó motivos ideológicos y que vivía en su cabaña siendo autosuficiente, y se negó a pagar. Esta vez le metieron en la cárcel la noche del 23 al 24 de julio y alguien volvió a pagar por él. A la mañana siguiente tuvieron que forzarle a dejar la cárcel, aducía que el pagador era inconsciente del daño que causaba interviniendo en sus asuntos. Durante esa noche departiendo con los presos alcanzó a ver con mayor nitidez el significado de las instituciones del Estado, y al enfrentarse de nuevo a la sociedad comprendió por qué la gente en sus actos no hacían el bien, estaban ocupados en protegerse a sí mismos y a sus copiosos e inútiles bienes. En sus textos sentenciaba: “Nunca llegaré a sobreponerme a lo podrido de las relaciones sociales… No es la ley quién merece nuestro respeto sino la justicia”.

La esclavitud es uno de los temas destacados en sus conferencias, tanto la de los negros como la de los blancos: “esclavos de un género de vida más confortable, pero no por ello menos desesperado: instrumentos de sus propios instrumentos, pastoreados por sus propios rebaños, atados a campos que poseen a medias pero que ni siquiera han visto”, y declaraba:
“Rompe la ley, haz que tu vida ayude a parar la máquina”


Describe al Estado como uno de esos dioses del Antiguo Testamento y la mitología india, a cuyas imágenes los devotos sacrifican seres humanos: “Los hombres son como son por falta de confianza y de espíritu emprendedor, por pasarse la vida vendiendo y comprando como siervos. Deja que retumbe el trueno. Que el ganarte la vida no sea tu ocupación, sino tu deporte. Goza de la tierra, pero no la poseas.”  

El que de verdad quiera hacer reformas no necesita “cooperación, dinero ni consejos”, dice, donde el propio ejemplo es el factor clave para llevarlas a cabo, ser nosotros el cambio que necesitamos en nuestro entorno, y propone como objetivo educar para la acción y no para la demagogia.

"De todo corazón acepto el lema de que el mejor gobierno es el que gobierna menos, y me gustaría que fuera honrado con más diligencia y sistema. En la práctica significa asimismo, lo cual también creo: que el mejor gobierno es el que no gobierna en absoluto; y cuando los hombres estén preparados para él, ese y no otro será el que tendrán. El Gobierno es, a lo más, una conveniencia; aunque la mayoría de ellos suelen ser inútiles, y alguna vez, todos sin excepción, inconvenientes…”

Henry Thoreau mantuvo durante toda su vida eso que muchos escribieron como teoría, “una relación original con el universo”.


Grupo A Filetta
La pasión, el fervor emocional y la belleza del arte de sus voces evocando siglos de polifonía en Córcega.


Corría por el sendero como alma que lleva el diablo, llevaba un mensaje de una de las Dietas al Cismonte en Tierra de Comunas al noreste de la isla. Había partido hacia las montañas apenas rozaba la madrugada protegido por los compañeros, lejos de la guardia que defendía a los ambiciosos feudatarios de la Tierra de los Señores. Si conseguía alcanzar antes de que el sol llegase a su cenit la Pieve, la parroquia principal de la primera agrupación de Comunas tras pasar la frontera del Pomonte, contaría con un caballo, necesitaría varios días para arribar hasta Corti desde Ajaccio.

Sambucuccio de Alando, cabeza de la Dieta donde se reunían con asiduidad en asamblea de deliberación formal del Estado, le había dado el santo y seña para los guerrilleros que encontraría cerca  de la frontera. Así lo hizo y fueron ellos quienes se aprestaron a llevarle hasta la Pieve. Una vez allí, sin resuello y polvoriento, pidió ver a los Padres de la Comuna, número variable de representantes nombrados mediante sufragio universal que incluía a las mujeres, para comunicarles parte del mensaje de Sambucuccio.
Mientras discutían cómo hacerle llegar hasta el Consejo Superior de los Doce, los podestás elegidos entre varias Pieves y miembros responsables de las leyes y reglamentos que regulaban la Tierra de Comunas, el Caporal se encargó de que recuperara fuerzas. Como magistrado responsable de la protección y salvaguardia de las capas más pobres de la población, se le encomendó pertrecharle de lo preciso para el resto del camino y del mapa de la ruta más rápida que debía seguir, asimismo mandó que fuese acompañado por guerrilleros que le aseguraran un caballo fresco en cada tramo. 
Mientras subía al caballo se dijo que si Guglielmo Marchese di Massa de Malaspina venía de camino dispuesto a someter a los barones de Cinarca y Capo Corso, toda la Tierra de Comunas debería estar preparada para apoyarle.



Consiguieron su propósito, y Marchese di Massa estableció un protectorado del que se ocupó él mismo y transmitió después a su hijo.
A finales del siglo XI, el Papado, basándose en documentos falsificados, presentó una presunta donación de Carlomagno de la Soberanía de Córcega a la Santa Sede, que fue ampliamente respaldada por los clérigos del interior de la isla, y en 1077 los corsos se declararon súbditos de Roma.

El pueblo corso son fieros montañeses de fuerte sentimiento nacional y tenaz deseo de independencia, grabado a fuego en su alma por los innumerables avasallamientos de otros pueblos, fenicios, griegos, romanos, vándalos, bizantinos, pisanos, aragoneses, genoveses, y más tarde franceses, que aprovecharon la torpeza política genovesa y el resentimiento corso para colocar estratégicamente a su ejército en el Mediterráneo.

Córcega no ha dejado de ser tierra de disputas desde el siglo VIII en que llegaron los Íberos hasta este siglo XXI, en que los ataques terroristas del brazo armado de partidos políticos independentistas, en la más pura tradición de la vendetta, siguen reivindicando su independencia. Y los franceses les van dejando poderes autonómicos a cuentagotas.

Pero lo que me llamó la atención de esta montaña perdida en el mar y olvidada por los hombres, es el ¿sufragio universal en el Siglo XI? ¿Un magistrado responsable de la protección y salvaguardia de las capas más pobres de la población, garantizando que los más desfavorecidos no sufrieran abusos y asegurándoles justicia? ¿En el Siglo XI?      

¡Señor, Señor! Y al siglo XXI nos lo venden como progresista.
¿No es hora ya que nos informemos de qué estamos comprando con nuestro tiempo de vida?




Thoreau, Biografía esencial, Antonio Casado Da Rocha - http://www.ehu.es/ias-research/doc/2005_ca_thoreau.pdf
Desobediencia civil, Henry David Thoreau
Fotografías: *Tintin Collection propiedad de: http://saguaindustrias.blogspot.com/2008_10_12_archive.html
                  http://espiritudelsur.com/web/?p=66

domingo, 5 de febrero de 2012

Manifiesto por un consumo solidario y responsable





Los sindicatos han convocado una huelga de consumo para el día 25 de febrero. Los miembros del grupo REdSISTENCIA apoyamos dicha huelga, pero queremos aportar nuestras propuestas para una movilización más general, continua y, a la larga, eficaz.
 
Esas propuestas se concretan en el “Manifiesto por un consumo solidario”

Manifiesto por un consumo solidario.

Compañer@s trabajador@s,

Nadie ignora la agresión que, desde hace muchos años, venimos padeciendo por parte de todos los estamentos del poder, fundamentalmente el económico. Tras años de salarios congelados, el colectivo de trabajadores públicos, ha visto cómo, se le han aplicado recortes en dos ocasiones en poco más de un año. En estos momentos, la situación se agrava dramáticamente con los recortes en los servicios que se prestan a los ciudadanos.

El resto de trabajadores en toda Europa, pero con mayor virulencia en nuestro país, padece las consecuencias de un aumento continuo del paro, una mengua en sus salarios y condiciones laborales, y serias pérdidas en sus derechos sociales y sindicales.



Y esto no ha hecho más que empezar.

 
Al mismo tiempo, los trabajadores del sector público sufren una campaña de menosprecio a su trabajo, no desprovista de calumnias y medias verdades, presentándolos frente al resto de los ciudadanos como un grupo de privilegiados, vagos e incompetentes; como unas rémoras  que están impidiendo la recuperación económica del país. Esta campaña puede hacerse extensiva al resto de trabajadores, enfrentándolos a los desempleados por el mero hecho de tener trabajo: “Divide y vencerás”. Es un lema militar, que se aplica de modo natural en esta crisis-guerra-lucha de clases.

Al poder les conviene que estemos divididos, que no seamos capaces de fijar nuestros verdaderos objetivos, y que no sepamos discernir quienes son los enemigos en esta lucha. Lamentablemente, lo están consiguiendo.

Sin embargo, los grandes cerebros del FMI y el Banco de España empiezan a advertir que con tanto recorte se retraerá el consumo. Y sin consumo, no podrán arrancar las economías de los países, generando más desempleo. Y -lo que realmente les importa- no se podrá pagar la deuda.

No sería raro que esas mismas instituciones acabaran por acusar a los empleados públicos de desacelerar la recuperación del país. ¿Por qué no iban a hacerlo una vez más? Ya les acusaron de vivir por encima de sus posibilidades. Aún les acusan de ser un lastre para la economía. Y ahora, podrían ser los responsables de la caída del consumo, puesto que, aun viendo mermados sus ingresos, continúan estigmatizados por el sambenito de ser unos privilegiados al mantener sus puestos de trabajo. Acusaciones todas, de la primera a la última, falaces.

Por todo lo anterior, queremos proponeros un cambio en nuestros hábitos de consumo. Consumamos en la medida de nuestras posibilidades, pero hagámoslo de un modo “creativo”, pensando con detenimiento a quién favorecemos con cada compra que hacemos.

Esta es nuestra propuesta:

Consumamos lo que necesitamos pero favoreciendo, siempre que podamos, a los pequeños comercios, negocios y empresas, impidiendo al mismo tiempo, que la Banca siga lucrándose de forma usurera con  nuestro consumo.

Si la compra resulta un poco más cara, debemos pensar que esos pocos euros que ahorramos consumiendo en grandes empresas se detraen, en parte, de las condiciones laborales de sus trabajadores, de las inversiones poco limpias de esas empresas, de la explotación indiscriminada de la agricultura, la pesca y la ganadería. No debemos tolerar que nadie use tu dinero para presionar al gobierno con el objetivo de conseguir mayores beneficios para ellos y mayores recortes para nosotros.

Pensemos también en el colectivo al que –en cierto modo- ayudaríamos. Los autónomos y pequeños empresarios son el patito feo de nuestra sociedad. La patronal los pone por delante en sus negociaciones, puesto que efectivamente son los más desfavorecidos, pero se olvidan de ellos en sus reivindicaciones, que pasan siempre por pedir peores condiciones laborales para los trabajadores. Estas peticiones en nada favorecen al pequeño comerciante, al autónomo, al pequeño empresario que ve cómo le pisotean los mismos que dicen defenderlos, haciéndoles competencia desleal, presionando a la baja con precios inasumibles, imponiendo horarios que ellos no pueden seguir.

Nada pueden imponernos acerca de nuestro consumo. Nuestros conciudadanos, que lo están pasando tan mal o peor que nosotros, se verían favorecidos, y aquellos que dicen defenderlos no podrían decir nada, pues eso es lo que haríamos: defender lo que ellos afirman defender.

Por todo ello, si estás de acuerdo con nosotros:

Procura consumir, siempre que sea posible, en los comercios de tu ciudad. Los tienes cerca y aunque gastes algo más, lo estás invirtiendo en calidad de vida para todos. De esta forma no subvencionarás a quien te insulta abiertamente, como el dueño de la cadena Mango o Adolfo Domínguez, entre otros. Los beneficios de estas cadenas los mantienen en una auténtica posición de privilegio desde la que pueden hacer mucho daño a toda la ciudadanía.
Si no queda más remedio que acudir a una gran empresa o comercio, intenta averiguar cuáles de ellas tienen mejores condiciones laborales, cuáles explotan menos el medio ambiente, cuáles pertenecen o no a grupos de presión. Intenta no cribar sólo por el precio, porque cualquier euro que ahorremos hoy, puede ser pan para hoy y hambre para mañana.
Procura comprar en aquellos comercios o empresas que facilitan el consumo a los desempleados, mediante descuentos o facilidades en el pago. No hay demasiadas aún, pero estamos convencidos de que, si con nuestro apoyo facilitamos su labor y la difundimos, cada vez habrá más.
Trata de pagar siempre en efectivo, sobre todo en el pequeño comercio. Conseguiremos dos objetivos: que el comerciante no tenga que pagar comisiones por la venta y que su banco deje de ganar dinero con operaciones a crédito por las que nos cobran intereses que superan la usura.
Plantéate  cambiar de banco. Busca uno que no invierta en asuntos sucios como especular con alimentos, presionar con la deuda de un país o invertir en armas. La banca ética puede ser una opción, pero no es la única. Hay que informarse, porque no toda la banca es igual. Si somos clientes de un banco cuyos dirigentes aconsejan la reducción de más prestaciones sociales o laborales, debemos  plantearnos  recortarles  a ellos sus beneficios.  

sábado, 21 de enero de 2012

La Cosa Nuestra


Supieron y saben pensar, esperar, ayunar, viviendo conscientemente


Leemos todos los días y escuchamos continuos ecos  que nos exhortan, nos excitan y continuamente trabajan nuestra voluntad para ceder nuestra personal escenografía del mundo a la forma y modelo que la comunidad dicta.
De tal manera que se nos niega la práctica de nuestra calidad humana y necesidades vitales haciendo de nuestra existencia una quijotada sin esperanza.

Esta quijotada de la cosa nuestra, aunque sin esperanza, me ayuda a comprender qué nos ha hecho a los humanos hacer las cosas como las hacemos, lo que a fin de cuentas conseguirá volverme la vida más fácil sin que me domine el tedio y la vergüenza de observarme a mí y a mis semejantes, así como no tener que hacer uso de mi inestimable poder para acabar con la existencia del ser cuando me plazca.
Y en todo y de todo lo que he estado leyendo y meditando saco y hago uso, modifico, replanteo, interpreto, borro, cambio..., como dijo Debord “El plagio es necesario. Las ideas pueden mejorarse”.

Shiddharta le dice a su amante Kamala: “…  su meta le atrae, pues él no permite que entre en su alma nada que pueda contrariar su objetivo. Eso es lo que Siddharta ha aprendido de los samanas. Es lo que los necios llaman magia y creen que es obra de los demonios. Nada es obra de los malos espíritus, éstos no existen. Cualquiera sabe hacer magia si sabe pensar, esperar, ayunar.”
Usemos un poco de esta magia. Tomando de lo ético para decir de la naturaleza y el carácter humanos y del modo de vida. Y de lo patético aquello que remueve y excita las pasiones.

De ninguna cosa del mundo sé tan poco como de mí. Si debo hacer las cosas que no quiero para luego poder hacer aquellas que yo pudiera admitir como mi propia intención, nunca llegaría a aprobarme puesto que los golpes bajos que me lo han permitido y los medios que he utilizado hacen imposible el fin al que pretendo llegar, hacer lo que quiero como quiero. Ahí es nada.

Si el inconsciente permanece inalterable, según Freud, en el inconsciente social subsisten intactas nuestras necesidades más profundas. No se puede criticar ni condenar a nadie al que la acción social e histórica o política le hace producto de su situación, pues nos plantea “una cuestión de terrorismo criticar exclusivamente a los individuos que ejercen el poder y dan su nombre a la acción de los gobiernos”, y mucho menos si antes no se ha hecho una crítica exhaustiva de la posición y acción de uno mismo en ese Estado.

En esa sincera crítica interna se reconoce fácilmente que las mismas decisiones “sometidas a imperativos, necesidades e intereses materiales contradictorios, de los gestores políticos e institucionales, reflejan fielmente la impotencia de cada diputado, partido o ministro, la impotencia de cada clase y de cada colectividad regional para realizar sus fines particulares…”, y devienen de mi propia actitud frente a la formación y condicionamientos en los que he permitido que me enrolen por comodidad, de mi permisivo relajamiento en las costumbres originadas por el progreso, como “autora y productora de la situación al mismo tiempo”.
“La raíz de la podredumbre no son los hombres podridos, sino el sistema que les pudre y que es a su vez reflejo de toda la sociedad crítica, idealista, estéril e hipócrita”
Y me considero honesta al igual que la gran mayoría–“así como no ha de medirse el valor de un hombre por el concepto que él tiene de sí mismo, tampoco puede valorarse ni admirarse, esta sociedad concreta considerando absolutamente verídico el lenguaje que utiliza para hablar de sí misma”-, aunque visto lo visto, llevan razón al decir que esta honestidad y los discursos moralizantes serán la muerte de la sociedad.
¡¡Qué no se diga “es natural”, a fin de que nada pase por inmutable!!” (Brecht).

Jamás la  historia contó la cosa nuestra, la realidad ordinaria de las personas que la habitan con sus intereses e impotencias propias. Veamos qué ocurre usando un tanto de aquella magia para mirarla.
Final de la Edad Media (s. V-XV) la Iglesia se define con la afirmación agustiniana según la cual, la Iglesia establecida era ya desde tiempo atrás ese reino de Dios del que tanto se hablaba. Con esta máxima comienza una revolución en clave de pensamiento, lleva implícita la tendencia revolucionaria moderna aunque carecía aún de la conciencia de ser únicamente histórica, se guiaba por las condiciones de unidad de conciencia y acción que seguían organizando sus luchas de acuerdo con la imaginería del paraíso universal, con esa conciencia ligada al viejo orden en su obsesión por la muerte.

Tras ella emerge el Renacimiento (s. XV-XVI) haciendo de la Antigüedad su pasado y su derecho, sumando su vida histórica. Se descubre, procedente de la experiencia de las comunidades democráticas y de las fuerzas que las arruinaron, el poder desacralizado e inconfesable del Estado.
En este preciso momento comienza el irreversible cambio de la base del mundo, el cese de su movimiento cíclico que había dictado el campesinado, y donde el trabajo asalariado se convierte en un valor que modifica la naturaleza y reconoce a la burguesía como clase dominante acumuladora de mercancías y capital. La monopolización de la vida histórica por parte del Estado de la monarquía absoluta ha sido derrotada.

A partir de entonces el nuevo poder burgués vislumbra en su inconsciente que su base no es otra que la economía política. Adopta entonces la oscuridad dejándola en la inconsciencia social donde permite el uso de las virtudes superficiales, inoperantes e hipócritas, condenando la corrupción de algunos descuidados en nombre de la moral, dejando que en los vicios habite lo verídico, fomentando los propósitos sin fundamentos liberales de la educación, haciendo que la virtud política con mil artimañas hábiles anude la amistad con el vicio.
Equivocamos el objeto y dejamos de orientarnos hacia las causas profundas del conflicto. Nosotros y la cosa nuestra.
Hoy la historia es la misma en todas partes, el tiempo general de la sociedad no tiene más significación que la de los intereses particulares que la constituyen, poseer un tiempo del que no tenemos conciencia no nos sirve para vivirlo realmente.

Metidos ya en la sociedad de productores, en el progreso, en el bienestar (trabajo, ocio, consumición, trabajo, consumición, ocio, trabajo…), la desolación y el pasmo que acarrean las crisis te fuerzan a escuchar, comprender, meditar, y ves, no sin asombro y bajo profunda depresión, que de hecho somos el mismo campesinado con dispersión espacial y mentalidad limitada: medios de comunicación de masas a grandes distancias, supresión de la calle, aislamiento de la población para un control más eficaz, reintegración de los trabajadores conforme a las reglas de la producción y el consumo, sientes esa distancia interior a modo de separación espectacular. Aislados y juntos.
No vivimos los acontecimientos porque no son detectables, ni por tanto pensados y comprendidos en nuestras rutinas. Ya no es posible usar nuestro tiempo para ser lo que deseamos porque el progreso ha borrado la comunidad y el lujo en la sociedad.
El tiempo permanece inmóvil como un espacio cerrado, la ciudad se consume a sí misma.

En pleno comienzo del siglo XXI andamos ahogándonos en esta cosa nuestra, escondiendo la cabeza bajo tierra porque sabemos que en el fondo conocemos más de lo que decimos, y entiendo el silencio de la  masa apechugando lo que se nos viene encima con este "viejo mantra conservador del sacrificio" (GermanCano).
Sin embargo, si a pesar de todo somos capaces de escuchar, aún hay voces que saben qué hacer, que tienen ideas como la de empezar a "desaprender" (Eduard Punset), y aún perduran las ideas que tuvieron algunos conscientes de la historia que muchos no vivieron. La crítica no tiene valor si no se convierte en acción puesto que subordina nuestro comportamiento a la teoría, como tampoco tiene valor juzgar a un hombre por cometer errores que se le han permitido. La línea entre lo que se debe y no se debe es angustiosamente fina en la práctica.

Las bravatas de políticos e intelectuales para asustar a posibles candidatos bien-pensantes de optar a cualquier tipo de gobierno de Estado, dejan las puertas abiertas a aquellos que cuenten con los medios que les salvaguarden de cualquier acusación, y ya sabemos quiénes son los más intrépidos. Aunque según Mandeville “los más grandes pícaros de la multitud han contribuido al bien común”.

“Aquí está en cualquier parte” (Leibniz). Sin miedos, vamos.