sábado, 21 de abril de 2012

La Historia No Ha Sido, Es, Está Viva. (I)



¡¡Gente, maravillosa gente!!




Gritos de niños que juegan en la calle, voces de gente que pasa, murmullo en la terraza del bar, nada que ver con el ruido de tráfico en la avenida de casa aun resultando igual de molesto. La algarabía que sube de la calle jalonada con el canto de los pájaros, el ladrido lejano y las campanadas de la torre me distraen de la idea que no consigo expresar, unir las palabras que dicen lo que quiero me está costando mucho esfuerzo. Me evado en la modorra de la siesta mientras avanza la tarde y aumenta el trajín callejero.

Subo de la calle de madrugada, el silencio de lo humano no paraliza la vida, rumorea el río y de vez en cuando el crujido de ramas y hojas secas pone en alerta a quienes se sienten indefensos. Al igual que el viento entre las rendijas, los roces y los golpes en las noches quietas de la ciudad suenan amenazantes.
En la habitación iluminada por la luna que entra a raudales brindando una paz sedante mi pensamiento vuelve a razonar. Enciendo el ordenador y leo, medito y escribo. Empiezo a emocionarme y el pensamiento de la tarde comienza a fluir.

Con todo lo experimentado e ignorado hasta ahora resulta muy difícil entender qué está pasándole a esta burguesía del siglo XXI, quiero razonar con el mayor rigor del que sea capaz estos acontecimientos, calzar el máximo de puntos y sacar alguna conclusión en por qué las decisiones sociales no están originando cambios renovadores en los fallos del sistema, haciendo parecer incluso que su desarrollo continua fuera de nuestro alcance.

En este bárbaro intento advierto que en ciertas épocas las personas nos volvemos mentalmente inoperantes. En el levantamiento de hombros general cuando ocurren los desatinos que nos llevan al filo de la extinción como humanos me pregunto, por qué la masa cae como el plomo y se arrastra hacia lo fácil y lo cómodo, por qué la parte que queda aplastada se deja morir y unos cuantos hastiados y rendidos se alejan en solitario llevando su visión y su fuerza lejos del resto.
Esa fuerza, esas visiones, son un desafío al entendimiento, pero la impregnación de sus pensamientos es tan lenta y resulta tan fácil dejarse llevar. La cabeza de la corriente se vuelve inmune a la magia de las palabras y se apelotona en lo masoquista de su rudeza.

No queda otra opción que echar mano de la historia. Pero la historia de los libros que nos han hecho memorizar de niños no es Historia, muy a su pesar (al pesar de los que dictaron esos libros) no son más que estadísticas que dicen poco o nada.
Leyendo "Historia de la sexualidad" de Foucault, he apreciado con facilidad la diferencia en las formas, en los criterios, en la mentalidad que fuerza al espíritu de una sociedad, de un grupo. Estas formas dispares de vivir la historia y de enseñar historia -la de Oriente y Occidente, aunque ambas buscaran producir la verdad del sexo- resulta clarificadora.

En Oriente “la verdad es extraída del placer mismo, tomado como práctica y recogido como experiencia; el placer no es tomado en cuenta en relación con una ley absoluta de lo permitido y lo prohibido ni con un criterio de utilidad, sino que, primero y ante todo en relación consigo mismo, debe ser conocido como placer, por lo tanto según su intensidad, su calidad específica, su duración, sus reverberaciones en el cuerpo y el alma.
Los efectos de ese arte magistral, mucho más generosos de lo que dejaría suponer la sequedad de sus recetas, deben transfigurar al que recibe sus privilegios: dominio absoluto del cuerpo, goce único, olvido del tiempo y de los límites, elixir de larga vida, exilio de la muerte y de sus amenazas”.

En Occidente, “… según los objetivos y las urgencias, se interesa en su dirección natalista o antinatalista. A través de la cercanía política de la población se forma toda una red de informaciones sobre el sexo. Tratan de convertir el comportamiento sexual de las parejas en una conducta económica y política concertada. No se dice menos, se dice de otro modo.
... la aristocracia lo elevó a objeto de poder, en primer término usó a la familia para problematizar la sexualidad de los niños y adolescentes, medicalizar la sexualidad femenina, alertar sobre la posible patología del sexo, la urgente necesidad de vigilarlo y de inventar una tecnología racional de corrección. Pertenecemos, en cambio, a una sociedad que ha ordenado alrededor del lento ascenso de la confidencia, y no en la trasmisión del secreto, el difícil saber del sexo.”

Ahora sé que el espíritu del tiempo de esta sociedad ha agotado su creatividad, todos aquellos individuos para los que su espíritu creativo esté en alza deben abandonarla. Solo los que con el sometimiento a su fuerza física puedan remar deberán cohesionarse para al grito de ¡ya!, parar la bajada, mantenerla y esperar hasta que pueda de nuevo avanzar. Los Sísifo son los que ahora tienen un lugar, las mentes que repiten hasta la saciedad, sin ambiciones, que puedan tragarse sus deseos y soportar la fatalidad, las que no levantan la vista del suelo y que su conformidad les sirve como a señores.

Habrá un par de generaciones perdidas que morderán el polvo, pero guardaran el privilegio de haber tenido la oportunidad y el acceso al conocimiento y a la ciencia.
Saquemos valiosas lecciones esta vez, recordemos que los beneficios a corto plazo, la riqueza a costa del empobrecimiento de otros son “pan para hoy hambre para mañana”, hagamos caso de aquello que repetían nuestros antepasados “nadie da duros a cuatro pesetas” y no nos dejemos engatusar por abusadores banqueros, desarraigados empresarios y confundidos economistas.
Pero si las mentes que van a mantener la nación no están abiertas, no están entrenadas con el conocimiento, no están enseñadas con la Historia viva, incurriremos de nuevo en olvidar que no debemos dejar nuestras decisiones en manos de ningún representante, ni a nivel particular ni a nivel social.

Hay que mantener viva la Historia para mantener viva la mente, la Historia no es pasado es presente, el presente que la instaura y que la escribe.
No es pues en la historia lineal que se remonta a un origen único, sino en la Historia viva, que evoluciona, crece, muere, se reconvierte, enmudece y grita, donde hay que buscar respuestas.
Quiero tratar con la Historia, conocer qué es y cómo es la Historia, gozar la Historia. Necesito beber de otras fuentes sociales, grupales, con otras formas y otros criterios.

Y no, no es labor de la Historia devolverme mi soberanía como sujeto… 



jueves, 15 de marzo de 2012

De cualquier manera, no.



Para que tanta prisa si en algún punto se acaba.


Empieza a anochecer. No siempre es fácil llegar a la larga ronda del barrio sin que se produzcan los sabidos reencuentros donde el azar no suele ejercer. En alguno que otro tentada estuve de acercarme y decir, me lo impidió el pensar en la exasperación que me produciría oír las respuestas ya conocidas.

El tipo aquél miraba atentamente desde lejos la escena y yo a él. Apenas giró la cabeza hacía mí e hizo amago de virar el torso para dar la vuelta, pero quedó quieto y no dejé de mirarle intentando adivinar qué ocurría, al apartar la vista para descubrirlo puse todos mis sentidos en alerta y eche a andar hacia allí, pero no en línea recta. Me asaltó la extraña sensación de que todo a mí alrededor permanecía inmóvil y yo no avanzaba, hasta que mi mente volvió a reubicarse con un tenue mareo, como cuando se recupera la estabilidad dentro de una barca, y observé que estaba lo suficientemente cerca para oír y entender cuanto ocurría.

En ese ajeno avanzar se me hizo patente que no era una creadora sino una gustadora de hechos, una apuradora de la delectación que proporciona el conocimiento, mi manera de describirla no afectaría la escena tal y como la había ido percibiendo. Una mujer sentada en medio de la calzada rodeada de algunos pares de piernas que la atendían, al parecer encontrándose enferma y sin poder dar un paso más se había dejado caer allí donde se encontraba. Cambia totalmente la importancia del hecho cuando la mendiga borracha se hace protagonista, los gestos y las palabras se vuelven razonamientos que la abjuran, nadie era capaz de reaccionar y decidir un plan de acción con el que hacerse cargo de la situación. Una persona acostumbrada a la dureza de la intemperie que ni siquiera olía a alcohol según unos y que podría ser un ataque según otros, mantenía en una inquietante incapacidad a los allí congregados.

La satisfacción perruna de que todo esté en su sitio -que no está nada mal, claro, querer que todo siga igual- aunque cada vez que gires la cabeza puedas ver lo inasible tan cerca, ese hábito humano baladí de creer en un mundo distinto no debe preocuparnos, al fin y al cabo solo suele durar 3 minutos. Después estaremos encaminados a ocupar nuestro sitio y que nos inunde la complacencia, todo sin pedir ayuda a nadie, nunca.
Es la propia seguridad la que lleva implícito el miedo a perder, caer, morir, a la necesidad, a la obligación de mantenerla, a la de comparar constantemente sistemas que pudieran ser más útiles. El ser arrastrada cada mañana a enfrentar el mundo y comprobar que no eres beneficiaria sino esclava del patrocinio apenas durará esos 3 minutos.

Expresamos una menoscabada reflexión, inquietud y cuidado al elegir la forma de acomodarnos al mundo, no buscando diferenciarnos de él sino intentando modificar gradualmente las formas de los demás para hacer más desapercibido lo distinto. Y cuando la imposibilidad se alía con la evidencia contra nosotros, mostramos una absoluta y desaprensiva sumisión a todo cuanto imponga la complacencia que nos provoca el someter la existente inseguridad bajo el control de la inexistente seguridad.

Sudamos luchando por tantos absurdos, que cuando nos plantean una cuestión de relevancia lógica la enfrentamos como si se nos hiciera perder el tiempo en entelequias. Estando tan convencidos de que todo progreso ha de basarse en interminables titubeos burocráticos y largos paseos entre manos intermediarias, el hecho de plantear un método o una evidencia sume al que lo intenta en una cruzada de impotencia.

Y en ello andamos, preparamos la horca en nuestro jardín delantero y nos vamos a dormir y soñar en un mundo de dichas posibles, ya que lo que vendrá mañana no será igual por mucho que nos empeñemos a lo que hoy ha sido.


martes, 21 de febrero de 2012

Unas cuantas preguntas, y dos relatos de Historia.



¿Es competente la Democracia o es un mito?

¿Son positivos los Partidos Políticos?

¿Es contraproducente el Parlamentarismo?

¿Qué hay de negativo en la Globalización para el obrero, el campesino o la mujer?

¿Las Instituciones Jerárquicas del Estado son culpables del mantenimiento de la lucha de clases?

¿Se ha vaciado de contenido la Política quedando atrofiada en un teatro de pequeña política repleta de gestores del Capitalismo y sus Crisis?

¿Es posible la confianza en unos Entes (Gobiernos, Organizaciones, Naciones, Organismos), que nos llevan paulatinamente, siglo tras siglo, hacia una división del mundo en “buenos o malos”, que hoy castra a la mayoría para perpetuar a una minoría en el Estado del Bienestar?


Manifestación de colonos en Sagua La Grande, Las Villas, Cuba*


Transcurría 1840, Henry (naturista y agrimensor) paseaba diariamente por los alrededores de su pueblo y mientras recorría la orilla del río Concord, su mente lúcida disfrutaba reflexionando sobre la razón de preservar lo natural y lo salvaje. Su fuerte capacidad innovadora le animaba a encontrar soluciones a los graves problemas sociales, a buscar una independencia teórica y práctica, el dicho y el hecho, a cubrir sus necesidades sin tener que vender su alma a cambio. Cada día que pasaba se afirmaba más en el hecho de que era posible vivir en sociedad sin perder el contacto con la naturaleza “todas las cosas buenas son libres y salvajes.” Nos ilustró en que es mucho más sabio resguardar la castidad de la mente que la del cuerpo. En su reflexión lo trivial, lo convencional, los rumores, podían ser divertidos y hasta refrescantes durante un rato, pero consentían en mezquindades que lograban profanar el pensamiento. 
Se sentía nativo del universo, le gustaba su ciudad, su época, su vida.

Un día, repasando el censo municipal de Concord advirtió que le habían vuelto a poner David Henry en vez de Henry David tal y como él mismo había exigido en un gesto de defensa ante la imposición de una identidad, no cejó hasta que el administrador modificó el registro.
En otra ocasión la First Parish Church le incluyó entre sus miembros, cuando el recaudador le reclamó el dinero de la iglesia se dirigió al ayuntamiento y se negó en rotundo a pagarlo, denunciando que si bien la iglesia no compartía la manutención del maestro tampoco el pueblo debería compartir la del cura. Alguien pagó la deuda y ante el requerimiento de los concejales accedió a escribir una declaración: “Sepan todos por la presente que yo, Henry Thoreau, no deseo que se me considere como miembro de ninguna sociedad a la cual no me haya unido”.

En 1846 le fueron reclamados los impuestos de capitación que llevaba sin pagar desde 1842, alegó motivos ideológicos y que vivía en su cabaña siendo autosuficiente, y se negó a pagar. Esta vez le metieron en la cárcel la noche del 23 al 24 de julio y alguien volvió a pagar por él. A la mañana siguiente tuvieron que forzarle a dejar la cárcel, aducía que el pagador era inconsciente del daño que causaba interviniendo en sus asuntos. Durante esa noche departiendo con los presos alcanzó a ver con mayor nitidez el significado de las instituciones del Estado, y al enfrentarse de nuevo a la sociedad comprendió por qué la gente en sus actos no hacían el bien, estaban ocupados en protegerse a sí mismos y a sus copiosos e inútiles bienes. En sus textos sentenciaba: “Nunca llegaré a sobreponerme a lo podrido de las relaciones sociales… No es la ley quién merece nuestro respeto sino la justicia”.

La esclavitud es uno de los temas destacados en sus conferencias, tanto la de los negros como la de los blancos: “esclavos de un género de vida más confortable, pero no por ello menos desesperado: instrumentos de sus propios instrumentos, pastoreados por sus propios rebaños, atados a campos que poseen a medias pero que ni siquiera han visto”, y declaraba:
“Rompe la ley, haz que tu vida ayude a parar la máquina”


Describe al Estado como uno de esos dioses del Antiguo Testamento y la mitología india, a cuyas imágenes los devotos sacrifican seres humanos: “Los hombres son como son por falta de confianza y de espíritu emprendedor, por pasarse la vida vendiendo y comprando como siervos. Deja que retumbe el trueno. Que el ganarte la vida no sea tu ocupación, sino tu deporte. Goza de la tierra, pero no la poseas.”  

El que de verdad quiera hacer reformas no necesita “cooperación, dinero ni consejos”, dice, donde el propio ejemplo es el factor clave para llevarlas a cabo, ser nosotros el cambio que necesitamos en nuestro entorno, y propone como objetivo educar para la acción y no para la demagogia.

"De todo corazón acepto el lema de que el mejor gobierno es el que gobierna menos, y me gustaría que fuera honrado con más diligencia y sistema. En la práctica significa asimismo, lo cual también creo: que el mejor gobierno es el que no gobierna en absoluto; y cuando los hombres estén preparados para él, ese y no otro será el que tendrán. El Gobierno es, a lo más, una conveniencia; aunque la mayoría de ellos suelen ser inútiles, y alguna vez, todos sin excepción, inconvenientes…”

Henry Thoreau mantuvo durante toda su vida eso que muchos escribieron como teoría, “una relación original con el universo”.


Grupo A Filetta
La pasión, el fervor emocional y la belleza del arte de sus voces evocando siglos de polifonía en Córcega.


Corría por el sendero como alma que lleva el diablo, llevaba un mensaje de una de las Dietas al Cismonte en Tierra de Comunas al noreste de la isla. Había partido hacia las montañas apenas rozaba la madrugada protegido por los compañeros, lejos de la guardia que defendía a los ambiciosos feudatarios de la Tierra de los Señores. Si conseguía alcanzar antes de que el sol llegase a su cenit la Pieve, la parroquia principal de la primera agrupación de Comunas tras pasar la frontera del Pomonte, contaría con un caballo, necesitaría varios días para arribar hasta Corti desde Ajaccio.

Sambucuccio de Alando, cabeza de la Dieta donde se reunían con asiduidad en asamblea de deliberación formal del Estado, le había dado el santo y seña para los guerrilleros que encontraría cerca  de la frontera. Así lo hizo y fueron ellos quienes se aprestaron a llevarle hasta la Pieve. Una vez allí, sin resuello y polvoriento, pidió ver a los Padres de la Comuna, número variable de representantes nombrados mediante sufragio universal que incluía a las mujeres, para comunicarles parte del mensaje de Sambucuccio.
Mientras discutían cómo hacerle llegar hasta el Consejo Superior de los Doce, los podestás elegidos entre varias Pieves y miembros responsables de las leyes y reglamentos que regulaban la Tierra de Comunas, el Caporal se encargó de que recuperara fuerzas. Como magistrado responsable de la protección y salvaguardia de las capas más pobres de la población, se le encomendó pertrecharle de lo preciso para el resto del camino y del mapa de la ruta más rápida que debía seguir, asimismo mandó que fuese acompañado por guerrilleros que le aseguraran un caballo fresco en cada tramo. 
Mientras subía al caballo se dijo que si Guglielmo Marchese di Massa de Malaspina venía de camino dispuesto a someter a los barones de Cinarca y Capo Corso, toda la Tierra de Comunas debería estar preparada para apoyarle.



Consiguieron su propósito, y Marchese di Massa estableció un protectorado del que se ocupó él mismo y transmitió después a su hijo.
A finales del siglo XI, el Papado, basándose en documentos falsificados, presentó una presunta donación de Carlomagno de la Soberanía de Córcega a la Santa Sede, que fue ampliamente respaldada por los clérigos del interior de la isla, y en 1077 los corsos se declararon súbditos de Roma.

El pueblo corso son fieros montañeses de fuerte sentimiento nacional y tenaz deseo de independencia, grabado a fuego en su alma por los innumerables avasallamientos de otros pueblos, fenicios, griegos, romanos, vándalos, bizantinos, pisanos, aragoneses, genoveses, y más tarde franceses, que aprovecharon la torpeza política genovesa y el resentimiento corso para colocar estratégicamente a su ejército en el Mediterráneo.

Córcega no ha dejado de ser tierra de disputas desde el siglo VIII en que llegaron los Íberos hasta este siglo XXI, en que los ataques terroristas del brazo armado de partidos políticos independentistas, en la más pura tradición de la vendetta, siguen reivindicando su independencia. Y los franceses les van dejando poderes autonómicos a cuentagotas.

Pero lo que me llamó la atención de esta montaña perdida en el mar y olvidada por los hombres, es el ¿sufragio universal en el Siglo XI? ¿Un magistrado responsable de la protección y salvaguardia de las capas más pobres de la población, garantizando que los más desfavorecidos no sufrieran abusos y asegurándoles justicia? ¿En el Siglo XI?      

¡Señor, Señor! Y al siglo XXI nos lo venden como progresista.
¿No es hora ya que nos informemos de qué estamos comprando con nuestro tiempo de vida?




Thoreau, Biografía esencial, Antonio Casado Da Rocha - http://www.ehu.es/ias-research/doc/2005_ca_thoreau.pdf
Desobediencia civil, Henry David Thoreau
Fotografías: *Tintin Collection propiedad de: http://saguaindustrias.blogspot.com/2008_10_12_archive.html
                  http://espiritudelsur.com/web/?p=66

domingo, 5 de febrero de 2012

Manifiesto por un consumo solidario y responsable





Los sindicatos han convocado una huelga de consumo para el día 25 de febrero. Los miembros del grupo REdSISTENCIA apoyamos dicha huelga, pero queremos aportar nuestras propuestas para una movilización más general, continua y, a la larga, eficaz.
 
Esas propuestas se concretan en el “Manifiesto por un consumo solidario”

Manifiesto por un consumo solidario.

Compañer@s trabajador@s,

Nadie ignora la agresión que, desde hace muchos años, venimos padeciendo por parte de todos los estamentos del poder, fundamentalmente el económico. Tras años de salarios congelados, el colectivo de trabajadores públicos, ha visto cómo, se le han aplicado recortes en dos ocasiones en poco más de un año. En estos momentos, la situación se agrava dramáticamente con los recortes en los servicios que se prestan a los ciudadanos.

El resto de trabajadores en toda Europa, pero con mayor virulencia en nuestro país, padece las consecuencias de un aumento continuo del paro, una mengua en sus salarios y condiciones laborales, y serias pérdidas en sus derechos sociales y sindicales.



Y esto no ha hecho más que empezar.

 
Al mismo tiempo, los trabajadores del sector público sufren una campaña de menosprecio a su trabajo, no desprovista de calumnias y medias verdades, presentándolos frente al resto de los ciudadanos como un grupo de privilegiados, vagos e incompetentes; como unas rémoras  que están impidiendo la recuperación económica del país. Esta campaña puede hacerse extensiva al resto de trabajadores, enfrentándolos a los desempleados por el mero hecho de tener trabajo: “Divide y vencerás”. Es un lema militar, que se aplica de modo natural en esta crisis-guerra-lucha de clases.

Al poder les conviene que estemos divididos, que no seamos capaces de fijar nuestros verdaderos objetivos, y que no sepamos discernir quienes son los enemigos en esta lucha. Lamentablemente, lo están consiguiendo.

Sin embargo, los grandes cerebros del FMI y el Banco de España empiezan a advertir que con tanto recorte se retraerá el consumo. Y sin consumo, no podrán arrancar las economías de los países, generando más desempleo. Y -lo que realmente les importa- no se podrá pagar la deuda.

No sería raro que esas mismas instituciones acabaran por acusar a los empleados públicos de desacelerar la recuperación del país. ¿Por qué no iban a hacerlo una vez más? Ya les acusaron de vivir por encima de sus posibilidades. Aún les acusan de ser un lastre para la economía. Y ahora, podrían ser los responsables de la caída del consumo, puesto que, aun viendo mermados sus ingresos, continúan estigmatizados por el sambenito de ser unos privilegiados al mantener sus puestos de trabajo. Acusaciones todas, de la primera a la última, falaces.

Por todo lo anterior, queremos proponeros un cambio en nuestros hábitos de consumo. Consumamos en la medida de nuestras posibilidades, pero hagámoslo de un modo “creativo”, pensando con detenimiento a quién favorecemos con cada compra que hacemos.

Esta es nuestra propuesta:

Consumamos lo que necesitamos pero favoreciendo, siempre que podamos, a los pequeños comercios, negocios y empresas, impidiendo al mismo tiempo, que la Banca siga lucrándose de forma usurera con  nuestro consumo.

Si la compra resulta un poco más cara, debemos pensar que esos pocos euros que ahorramos consumiendo en grandes empresas se detraen, en parte, de las condiciones laborales de sus trabajadores, de las inversiones poco limpias de esas empresas, de la explotación indiscriminada de la agricultura, la pesca y la ganadería. No debemos tolerar que nadie use tu dinero para presionar al gobierno con el objetivo de conseguir mayores beneficios para ellos y mayores recortes para nosotros.

Pensemos también en el colectivo al que –en cierto modo- ayudaríamos. Los autónomos y pequeños empresarios son el patito feo de nuestra sociedad. La patronal los pone por delante en sus negociaciones, puesto que efectivamente son los más desfavorecidos, pero se olvidan de ellos en sus reivindicaciones, que pasan siempre por pedir peores condiciones laborales para los trabajadores. Estas peticiones en nada favorecen al pequeño comerciante, al autónomo, al pequeño empresario que ve cómo le pisotean los mismos que dicen defenderlos, haciéndoles competencia desleal, presionando a la baja con precios inasumibles, imponiendo horarios que ellos no pueden seguir.

Nada pueden imponernos acerca de nuestro consumo. Nuestros conciudadanos, que lo están pasando tan mal o peor que nosotros, se verían favorecidos, y aquellos que dicen defenderlos no podrían decir nada, pues eso es lo que haríamos: defender lo que ellos afirman defender.

Por todo ello, si estás de acuerdo con nosotros:

Procura consumir, siempre que sea posible, en los comercios de tu ciudad. Los tienes cerca y aunque gastes algo más, lo estás invirtiendo en calidad de vida para todos. De esta forma no subvencionarás a quien te insulta abiertamente, como el dueño de la cadena Mango o Adolfo Domínguez, entre otros. Los beneficios de estas cadenas los mantienen en una auténtica posición de privilegio desde la que pueden hacer mucho daño a toda la ciudadanía.
Si no queda más remedio que acudir a una gran empresa o comercio, intenta averiguar cuáles de ellas tienen mejores condiciones laborales, cuáles explotan menos el medio ambiente, cuáles pertenecen o no a grupos de presión. Intenta no cribar sólo por el precio, porque cualquier euro que ahorremos hoy, puede ser pan para hoy y hambre para mañana.
Procura comprar en aquellos comercios o empresas que facilitan el consumo a los desempleados, mediante descuentos o facilidades en el pago. No hay demasiadas aún, pero estamos convencidos de que, si con nuestro apoyo facilitamos su labor y la difundimos, cada vez habrá más.
Trata de pagar siempre en efectivo, sobre todo en el pequeño comercio. Conseguiremos dos objetivos: que el comerciante no tenga que pagar comisiones por la venta y que su banco deje de ganar dinero con operaciones a crédito por las que nos cobran intereses que superan la usura.
Plantéate  cambiar de banco. Busca uno que no invierta en asuntos sucios como especular con alimentos, presionar con la deuda de un país o invertir en armas. La banca ética puede ser una opción, pero no es la única. Hay que informarse, porque no toda la banca es igual. Si somos clientes de un banco cuyos dirigentes aconsejan la reducción de más prestaciones sociales o laborales, debemos  plantearnos  recortarles  a ellos sus beneficios.  

sábado, 21 de enero de 2012

La Cosa Nuestra


Supieron y saben pensar, esperar, ayunar, viviendo conscientemente


Leemos todos los días y escuchamos continuos ecos  que nos exhortan, nos excitan y continuamente trabajan nuestra voluntad para ceder nuestra personal escenografía del mundo a la forma y modelo que la comunidad dicta.
De tal manera que se nos niega la práctica de nuestra calidad humana y necesidades vitales haciendo de nuestra existencia una quijotada sin esperanza.

Esta quijotada de la cosa nuestra, aunque sin esperanza, me ayuda a comprender qué nos ha hecho a los humanos hacer las cosas como las hacemos, lo que a fin de cuentas conseguirá volverme la vida más fácil sin que me domine el tedio y la vergüenza de observarme a mí y a mis semejantes, así como no tener que hacer uso de mi inestimable poder para acabar con la existencia del ser cuando me plazca.
Y en todo y de todo lo que he estado leyendo y meditando saco y hago uso, modifico, replanteo, interpreto, borro, cambio..., como dijo Debord “El plagio es necesario. Las ideas pueden mejorarse”.

Shiddharta le dice a su amante Kamala: “…  su meta le atrae, pues él no permite que entre en su alma nada que pueda contrariar su objetivo. Eso es lo que Siddharta ha aprendido de los samanas. Es lo que los necios llaman magia y creen que es obra de los demonios. Nada es obra de los malos espíritus, éstos no existen. Cualquiera sabe hacer magia si sabe pensar, esperar, ayunar.”
Usemos un poco de esta magia. Tomando de lo ético para decir de la naturaleza y el carácter humanos y del modo de vida. Y de lo patético aquello que remueve y excita las pasiones.

De ninguna cosa del mundo sé tan poco como de mí. Si debo hacer las cosas que no quiero para luego poder hacer aquellas que yo pudiera admitir como mi propia intención, nunca llegaría a aprobarme puesto que los golpes bajos que me lo han permitido y los medios que he utilizado hacen imposible el fin al que pretendo llegar, hacer lo que quiero como quiero. Ahí es nada.

Si el inconsciente permanece inalterable, según Freud, en el inconsciente social subsisten intactas nuestras necesidades más profundas. No se puede criticar ni condenar a nadie al que la acción social e histórica o política le hace producto de su situación, pues nos plantea “una cuestión de terrorismo criticar exclusivamente a los individuos que ejercen el poder y dan su nombre a la acción de los gobiernos”, y mucho menos si antes no se ha hecho una crítica exhaustiva de la posición y acción de uno mismo en ese Estado.

En esa sincera crítica interna se reconoce fácilmente que las mismas decisiones “sometidas a imperativos, necesidades e intereses materiales contradictorios, de los gestores políticos e institucionales, reflejan fielmente la impotencia de cada diputado, partido o ministro, la impotencia de cada clase y de cada colectividad regional para realizar sus fines particulares…”, y devienen de mi propia actitud frente a la formación y condicionamientos en los que he permitido que me enrolen por comodidad, de mi permisivo relajamiento en las costumbres originadas por el progreso, como “autora y productora de la situación al mismo tiempo”.
“La raíz de la podredumbre no son los hombres podridos, sino el sistema que les pudre y que es a su vez reflejo de toda la sociedad crítica, idealista, estéril e hipócrita”
Y me considero honesta al igual que la gran mayoría–“así como no ha de medirse el valor de un hombre por el concepto que él tiene de sí mismo, tampoco puede valorarse ni admirarse, esta sociedad concreta considerando absolutamente verídico el lenguaje que utiliza para hablar de sí misma”-, aunque visto lo visto, llevan razón al decir que esta honestidad y los discursos moralizantes serán la muerte de la sociedad.
¡¡Qué no se diga “es natural”, a fin de que nada pase por inmutable!!” (Brecht).

Jamás la  historia contó la cosa nuestra, la realidad ordinaria de las personas que la habitan con sus intereses e impotencias propias. Veamos qué ocurre usando un tanto de aquella magia para mirarla.
Final de la Edad Media (s. V-XV) la Iglesia se define con la afirmación agustiniana según la cual, la Iglesia establecida era ya desde tiempo atrás ese reino de Dios del que tanto se hablaba. Con esta máxima comienza una revolución en clave de pensamiento, lleva implícita la tendencia revolucionaria moderna aunque carecía aún de la conciencia de ser únicamente histórica, se guiaba por las condiciones de unidad de conciencia y acción que seguían organizando sus luchas de acuerdo con la imaginería del paraíso universal, con esa conciencia ligada al viejo orden en su obsesión por la muerte.

Tras ella emerge el Renacimiento (s. XV-XVI) haciendo de la Antigüedad su pasado y su derecho, sumando su vida histórica. Se descubre, procedente de la experiencia de las comunidades democráticas y de las fuerzas que las arruinaron, el poder desacralizado e inconfesable del Estado.
En este preciso momento comienza el irreversible cambio de la base del mundo, el cese de su movimiento cíclico que había dictado el campesinado, y donde el trabajo asalariado se convierte en un valor que modifica la naturaleza y reconoce a la burguesía como clase dominante acumuladora de mercancías y capital. La monopolización de la vida histórica por parte del Estado de la monarquía absoluta ha sido derrotada.

A partir de entonces el nuevo poder burgués vislumbra en su inconsciente que su base no es otra que la economía política. Adopta entonces la oscuridad dejándola en la inconsciencia social donde permite el uso de las virtudes superficiales, inoperantes e hipócritas, condenando la corrupción de algunos descuidados en nombre de la moral, dejando que en los vicios habite lo verídico, fomentando los propósitos sin fundamentos liberales de la educación, haciendo que la virtud política con mil artimañas hábiles anude la amistad con el vicio.
Equivocamos el objeto y dejamos de orientarnos hacia las causas profundas del conflicto. Nosotros y la cosa nuestra.
Hoy la historia es la misma en todas partes, el tiempo general de la sociedad no tiene más significación que la de los intereses particulares que la constituyen, poseer un tiempo del que no tenemos conciencia no nos sirve para vivirlo realmente.

Metidos ya en la sociedad de productores, en el progreso, en el bienestar (trabajo, ocio, consumición, trabajo, consumición, ocio, trabajo…), la desolación y el pasmo que acarrean las crisis te fuerzan a escuchar, comprender, meditar, y ves, no sin asombro y bajo profunda depresión, que de hecho somos el mismo campesinado con dispersión espacial y mentalidad limitada: medios de comunicación de masas a grandes distancias, supresión de la calle, aislamiento de la población para un control más eficaz, reintegración de los trabajadores conforme a las reglas de la producción y el consumo, sientes esa distancia interior a modo de separación espectacular. Aislados y juntos.
No vivimos los acontecimientos porque no son detectables, ni por tanto pensados y comprendidos en nuestras rutinas. Ya no es posible usar nuestro tiempo para ser lo que deseamos porque el progreso ha borrado la comunidad y el lujo en la sociedad.
El tiempo permanece inmóvil como un espacio cerrado, la ciudad se consume a sí misma.

En pleno comienzo del siglo XXI andamos ahogándonos en esta cosa nuestra, escondiendo la cabeza bajo tierra porque sabemos que en el fondo conocemos más de lo que decimos, y entiendo el silencio de la  masa apechugando lo que se nos viene encima con este "viejo mantra conservador del sacrificio" (GermanCano).
Sin embargo, si a pesar de todo somos capaces de escuchar, aún hay voces que saben qué hacer, que tienen ideas como la de empezar a "desaprender" (Eduard Punset), y aún perduran las ideas que tuvieron algunos conscientes de la historia que muchos no vivieron. La crítica no tiene valor si no se convierte en acción puesto que subordina nuestro comportamiento a la teoría, como tampoco tiene valor juzgar a un hombre por cometer errores que se le han permitido. La línea entre lo que se debe y no se debe es angustiosamente fina en la práctica.

Las bravatas de políticos e intelectuales para asustar a posibles candidatos bien-pensantes de optar a cualquier tipo de gobierno de Estado, dejan las puertas abiertas a aquellos que cuenten con los medios que les salvaguarden de cualquier acusación, y ya sabemos quiénes son los más intrépidos. Aunque según Mandeville “los más grandes pícaros de la multitud han contribuido al bien común”.

“Aquí está en cualquier parte” (Leibniz). Sin miedos, vamos.


sábado, 31 de diciembre de 2011

Despedida...


Duende músico

Es tan letal que arrasa cuanto me daña y tan omnipotente que seduce a su antagonista, tan letal como lenta en su hacer, tan letal que cuando la enfrento me desgarra y cuando la desprecio me sublima, ella calcula el momento, lo elige y lo decreta, es tan letal que no me permite desertar y me obliga a vivirla.

Me asombra, y me asombra en mí con su desencantamiento. Solo soy parte de un mito en el que la importancia la tendré cuando ni el polvo recuerde mis partículas puesto que no hay diferencia entre lo que me hace estar viva y lo que me hará estar muerta.
Nadie me tuvo compasión e incluso lo celebraron, cuando me trajeron para formar parte en el ensamblaje de esta evolución de la que me hicieron ser consciente, y en la que debo llevar ya mucho tiempo pues solo me apetece la oscuridad y el silencio, la nada, donde no hay alegrías pero tampoco tristezas.

En este larguísimo camino quisimos imitarla y crear, pero apenas conseguimos plagiarla con nuestro arte esquizofrénico que no necesita ni de encargos ni de tutelas, ese que nos enseña lo que somos y de dónde venimos, de la nada y del caos y al que despreciamos por recordárnoslo.

El súbito miedo al descubrir que tan solo somos la más ínfima y despreciable parte de un plan donde no estamos como beneficiarios absolutos, y el terror que adolecemos frente a los cambios de raíz nos forzaron a engendrar en nuestro Leviatán social de hoy a los técnicos, elevados a la altura de actores principales de ella para intentar jugársela pensando en futuro, ese futurillo inventado e incierto pero dispuesto a hacernos creer en este otro arte del técnico del negocio, de las ganancias, de las posesiones, que nos embelesa. Esto hace que su desprecio por nosotros sea cada vez más sincero.

Y aquí nos encontramos, en esta despedida que celebramos cada 365 días con la angustia y el desconcierto de lo que ya ha sido, poniendo nuestra energía en lo que será antes que en el trueque y la dicha de lo que está siendo.
Despedida de las partes y bienvenida al todo, ahora más que nunca.


Podemos llegar a ser tan salvajes como en nuestras creencias
Leviatan, por Pedro Fernández *


*Leviatan modelado por Pedro Fernández para Sphere Wars 
http://rafitac.blogspot.com/2011/03/leviatan-por-pedro-fernandez.html

jueves, 8 de diciembre de 2011

El arte y el no arte




“Sólo puede haber verdadero progreso (es decir, progreso moral) en el individuo y por el individuo mismo.” 
Baudelaire



Todo empieza como en el juego de la baraja, tus movimientos dependen de las cartas que te toquen. Si te ha tocado un físico que no concuerda con el estereotipo social del momento, un estatus social bajo, carecer de los afectos más esenciales que proporcionan sustento y cobijo, incluso falta de cariños, tus cartas son realmente malas.
Puedes hacer dos cosas, dejarte llevar por las circunstancias y negociar con lo establecido para estar más o menos bien dentro de lo malo, o convertir el ejercicio de vivir en “casi” un arte.

El otro extremo, los ases y los reyes, una escalera de color, un full pisando alfombras y recibiendo admiración, pierde mi interés en esta ocasión ya que la necesidad de crear es inexistente y el aburrimiento no da para mucho.

Tiene mérito, pienso, cuando entre las cartas que te tocan hay algún triunfo donde vislumbras el brillo de un posible éxito, cavilas en dejar una estabilidad rutinaria, en abandonar una línea recta por un montón de curvas que te conviertan en una displicente libre, y eso, lejos de lo que pudiera parecer es muy duro. Si eres atrevida acabas ponderando en que lo peor que puede ocurrirte es que te caigan las cartas malas de la baraja y ser una artista muerta de hambre, tampoco te lleva muy lejos de dónde estás.
No puedes pensar de otra manera con la educación recibida durante tantísimos años, pero te vuelves atrevida manejando otras parejas, en vez de displicente libre, interesado independiente, en vez de paciente juicioso, equilibrado espontáneo.

¡Hagan juego señoras!

Pocos son los que criados como príncipes se agacharían a coger el pincel caído a sus pies, escapado de las manos de un gran artista hambriento, y aún recogiéndolo, en la brutalidad del deseo de expresar aquello que les consume “sus visiones del mundo, sus audacias, sus entusiasmos, sus furias”, reflejarían el beneplácito que emana de su magnanimidad y arrogancia inconscientes, atributos que les son grabados a fuego con una rigidez congelada, en suma, todo lo que mata al movimiento, al incesante cambio, a la fuerza en el acto que consumen al artista.

Es válido querer saciar tu mundo en las fuerzas que los artistas arrojan en las creaciones donde exponen sus sorprendentes visiones del mundo, donde existe esa belleza con ricos matices que la hacen deseable pero que no resulta cómoda. La fuerza y la seducción de las posesiones, de la riqueza, del tener cosas, han acabado por mostrar lo poco acogedoras que son para el alma humana, actúan en oposición al arte.
El arte de la política, que incluye al de la guerra y que ha puesto de moda hacer de todo un arte, solo es una habilidad retórica y estratégica con un fin, no es más que un oxímoron. Al arte estamos devaluándolo adjudicándole acciones que no tienen nada que ver con la expresión del alma, porque el arte “desactiva la dominación, ralentiza el sometimiento” usando el humor, soslayando y evolucionando la teatralización, espectacularización, la mercadería, el negocio, evitando el uso de la contracultura como pretexto financiero y ocasión de consumo.

Sin que exista ninguna relación significativa entre arte y sociedad, los artistas saben que el resplandeciente brillo del mundo en sus manos ha de quedarse en el instante que nace. Que en el momento que aparece ya ha de instalarse en el recuerdo y perdurar allí, porque si se pretende hacerle permanecer indefinidamente, como los actos de Estado o religiosos, la realidad los matará de un mazazo.
Al igual que a las herramientas del mismo poder que modela la forma social, haciendo de esa forma un acto que convierte la sociedad en materia maleable, en esa misma mansedumbre que la hace irascible y peligrosa.

Hago todo lo posible por dar una extraordinaria expresión a mis emociones para que moldeen mi moral como individuo, cuestionando siempre mi actuación en el progreso social, pero dicen que para que las cosas resulten primero han de ir mal y luego peor.
Todo está dentro de tu cabeza ¿por qué habría de significar que no es real?