domingo, 22 de julio de 2012

El gusto por lo imposible


Manifestación (1934)
Antonio Berni (1905-1981)


Está cumpliéndose mi destino sin que el mundo se percate de ello, no se sabrá ni mi nombre ni se percibirá mi presencia hasta que pase a formar parte de una de esas estadísticas que contendrán muchos de los acontecimientos similares que se habrán producido en el globo. Y aunque la realidad es esta y no otra, hay temas que no puedo pasar por alto. O me sacan de quicio a mí o yo saco a los demás.

En todo caso cuando consigo sonreír y mantenerme ajena me toman por comprensiva y la verdad es que no lo soy en absoluto. Si relatara dichos acontecimientos con mi visión simple de lo que sucede a mi alrededor no evidenciaría hasta mucho más tarde las complejas conexiones existentes con lo sucedido en multitud de esas situaciones similares. Una vez formen parte de cualquier estadística los sucesos habrán pasado a otro nivel y ni mi destino ni yo tendremos la más mínima importancia. 

Sigo estando de acuerdo con los que piensan que no nos enfrentamos tan solo a un sistema podrido sino a nuestra culpabilidad por haber dejado que se pudriera, y estimo que hay muchos que no lo ven así pues de otro modo no estarían en el poder quienes están. En una sociedad como esta se dice que las instituciones han de establecer y guiar la vida de sus gentes escudando y salvaguardando su adecuado desarrollo. Dada la situación en la que nos encontramos el sistema, este sistema, no ha funcionado.

Dado también que en estos momentos los granujas son los únicos autorizados a hacer rodar la mole apelmazada del desconcierto, solo queda arremangarse y sacar valor de debajo de las piedras, o el miedo, que también une, y ser lo más granujas posible para poder contener la embestida de los atacantes. Si la vergüenza, la consideración, el respeto, han perdido el poco valor que les quedaba la derrota solo es asumible echando mano de la astucia.

Un mundo capitalista global en el que se ha impuesto una grave incultura financiera dice mucho de su capitalismo o habría que llamarle ya imperialismo económico. 
Es hora de entender en este nivel de ancha base la gran importancia de un "cliente descontento" para el ambientillo de los niveles altos y estrechos, por mucha sonrisa de medio lado que pongan.

Estando en estas cábalas, en que me reconozco cabreada con el sistema porque sencillamente me ha dejado tirada después de tantos años y con la única alternativa de marcharme sin reconocimiento alguno, me ha hecho mucha gracia la pregunta de James K. Galbraith en El País refiriéndose a Europa y España: ..."tiene como prioridad preservar el sistema bancario y el euro, como si eso fuera un fin en sí mismo, en lugar de activar el crecimiento para dar alguna posibilidad a los millones de parados españoles. Para cambiar esa realidad, el Gobierno de España debería ser atrevido y perspicaz. ¿Tienen ustedes un Gobierno así?."

En cuanto a lo de atrevido, según se mire, porque atrevidos lo han sido durante años pero perspicaces nada más lejos de la realidad que se nos brinda.

E incido de nuevo en nuestra falta de interés y discernimiento, nos comportamos como células predispuestas a que se nos coman los nódulos cancerosos que nos acechan, desde luego arrestos islandeses de momento no se vislumbran por aquí. 

El milenio aún no da indicios de querer prescindir de mí. Aunque nunca se sabe con seguridad hasta que apareces en una de aquellas estadísticas. Más de uno me considerará un tanto imbécil por querer deshacerme de todo lo que atrapa en un sistema que se hunde sin remedio. Parece mucho más heroico hundirse en el fango con todas tus posesiones y con paciencia y aguante salir un día de estos a flote habiendo perdido lo mínimo posible. 
En mi favor solo puedo decir que es más fácil hablar de la experiencia que sacarle partido a la experiencia. 

Ya he decidido que no quiero nada de la morralla que he conseguido en tantos años y de la que poco a poco me estoy deshaciendo, de todo lo que me ha imposibilitado la más de las veces mandar al carajo promesas políticas, incentivos patronales, ofrendas financieras y guiños amistosos de un enjambre social que no sé por qué todos se empeñan en hacerle “el boca a boca”.



Cuadros de Antonio Berni, Manifestación y Desempleados (1934), podeís ver su obra aquí:
http://www.arteargentino.buenosaires.gov.ar/areas/cultura/arteargentino/02dossiers/berni/0_berni.php