Medicane
Ciclón del mediterráneo, 18/10/07 Murcia.
Imagen MODIS-NASA (la flecha señala el “ojo” del sistema)
Estoy en casa sentada en la terraza con una copa de riesling helado, es noche cerrada y el calor cede. Llega agradable la brisa del mar hasta el centro de la ciudad.
Ha sido un día de vacaciones duro, uno de los últimos, solo pensar que mañana estaré en la montaña me reconcilia con la vida. En apenas dos días comenzaré de nuevo con la rutina, se acabaron los fines de semana dobles. Deberé contar con día y medio aprovechados al máximo.
Así que con las estrellas ante mí me dispongo a tomar decisiones.
Cambios, importantes y serios. La vorágine que gira a mi alrededor de ideas, pensamientos, querencias, son como la ruleta, apuesto a un número y a un color, y dejo rodar una decisión que va contra la corriente del ciclón que cada vez con más fuerza me rodea, generado en gran medida por la baja presión del sistema en el que he de asentarme al chocar continuamente con la alta presión de mi continua necesidad de vivir tranquila.
La cuestión se agrava cuando a la vorágine convertida en ciclón empiezo a verle en vórtice. Ya no se ven números, y mucho menos colores, la decisión va derecha al centro con la posible contrariedad de que forme un tornado y deje de ser un cambio (de ruta o de signo, según se mire) para convertirse en una batalla campal (lo mires por donde lo mires).
Segunda copa de riesling antes de ver por dónde libero energía y recupero la decisión sin perder la cabeza, acción que me coloca en el centro de todo.
Mano de “santa” oye. De repente amaina la tormenta y vislumbro color en el giro, los posibles números dibujan líneas blancas a mi alrededor.
Acabo de tener una visión (no doble, mental).
El comienzo y el fin siempre van juntos. Si empiezo algo nuevo automáticamente dejaré de hacer lo que estaba haciendo.
Y justo en el vórtice donde me encuentro ahora, no hay nada.
Estoy ante un potencial único, porque donde no hay nada se encuentra el poder absoluto de hacerlo todo.
Poseo las herramientas, técnica, experiencia y conocimiento.
Y ahora, a dormir.
Salud.
10 comentarios:
Si tenemos la reflexión nada nos falta para tomar decisiones.
Lo importante es estar decididos a ello.
Y eso se hace tanto en vacaciones como fuera de ellas.
Lo que pasa es que el cambio entre las dos nos coloca en el ojo del huracán.
Besos.
Y música.
¿Qué más deseas, tesoro?
Lucidez te sobra.
Y todos los besos que te envío.
Lo difícil es cuando de una decisión a otra hay poca diferencia, solo sabrás el resultado una vez tomada.
Tienes razón Ybris, una vez decidida a hacerlo, la reflexión es tu mejor aliado.
Siempre es un placer cuanto dices, y una alegría leerte.
Un beso
Jeje
Cierto, y música Virgi, sobre todo.
Ya lo creo que hacen fuerza, si te sientes mejor contigo y con los demás, avanzas más segura. Gracias.
Un besazo
Pues decirte que me alegro mucho por ti...
:-)
Un abrazo enorme
Buen sueño y buena música, amiga y serenidad: toda la posible.
El trabajo es un castigo de Dios, ya sabes.
Un abrazo. Sigo con Vivaldi.
Pues si Mirada, parece que tengo dominado al Medicane este.
Un besote.
Vivaldi, el cura rojo (por su pelo), de emotividad extrema, independiente, maestro en un orfanato de niñas a quienes dedicó las arias que componía, reformó y sorprendió con sus creaciones, deslumbró con sus prodigiosas improvisaciones al violín.
Serenidad, toda mateosantamarta. No importa cuánto dices sino qué haces.
Un abrazo
Pongamos que este es mi último fin de semana de vacaciones voluntarias.
Con estrellas y sin estrellas también me dispongo a tomar decisiones y cambios importantes y serios: Adentrarme en un nuevo mundo, sin herramientas, sin técnica, con experiencia pero que aparentemente no vale, con conocimiento que no se aprecia y sin manada. En una palabra: "sobrevivir".
En estos días, cuando regreses a tu trabajo, entra con buena cara, lleva pétalos en los dedos del alma. Piensa en los millones de ciudadanos que no tenemos que volver.
Y justo en el vórtice donde me encuentro ahora, no hay nada.
Mi más tierno abrazo
Hace tiempo estuve ahí Joshua. Como tantos, soy sobreviviente.
Desorientada, asustada, sin dirección, sin saber si habría elecciones o posibilidades.
Y conocí del shunyata, del vacío, la nada. Al principio naturaleza, al final naturaleza. Del vacío al vacío, ése es todo el camino.
Y me hizo preguntas: ¿por qué alborotas? ¿por qué te preocupas tanto, eres tan ansiosa, tan ambiciosa? ¿por qué creas esta desesperación? Todo cuanto debía hacer era relajarme, caer en el silencio entre palabras, y observar.
Tenía todo el potencial y todas las respuestas, solo debía dejar de agitarme tanto.
Ahora ya tengo dirección, posibilidades, cosas.
Ahora sé que mañana todo eso puede ser nada.
Ahora sé que sin nada mañana volvería a tener dirección, posibilidades, cosas.
Ahora sé, que lo más valioso que tengo soy yo.
Ese tierno abrazo es lo más extraordinario que alguien puede ofrecerme, y me siento feliz y honrada de que me lo des.
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