viernes, 16 de abril de 2010

Visiones del mundo


Angkor o Angkor Wat
(Ciudad de los templos y el corazón del imperio Jemer) - Camboya

Momento Telúrico
Rascaba con la yema del dedo mugriento en el plástico, y llevándoselo a la boca lo chupaba con deleite. Sabia que aquello podía estar en malas condiciones, pero la experiencia le había demostrado que si el cuerpo se lo admitía es que no era malo. Puede que tuviera productos químicos nada recomendables, y estuviera caducado seguro, pero de alguna forma su organismo podía sacar beneficio cuando no lo rechazaba violentamente, como le había pasado con aquellos brotes verdes que tenían tan buena pinta, vomitó hasta la leche materna, menuda purga. Llevaba unos días en aquel lugar, no había querido encender fuego por no atraer a la policía, pero el día estaba especialmente helado, era difícil meter el coche hasta allí y a pie ni siquiera ellos se atreverían a bajar. Dentro de la miseria que habitaba se sentía bastante confortable. Ya lo había decidido, en cuanto subieran las temperaturas emprendería el camino hacia aquel lugar del que le hablaron en la montaña. Parecía que aquella necesidad imperiosa de destruirse, de despojarse hasta de la piel estaba pasando. Ahora solo quería sosiego, seguir adelante apartado, lejos de lo que fue, de lo que era, pero solo. La gente le molestaba y seguía sin querer compartir nada con nadie. Venía de la fase del todo y había aterrizado en la de la nada. Ahora despojado de todo, quería poco porque ya sabía decir basta. No era como en la india donde se venera a las personas que renuncian a la vida mundana, aquí se considera un privilegiado el que posee todo, o al menos lo parece, “lo suficiente, lo necesario” se considera despreciable. La gente en general es despreciable, y en particular piensan que lo saben todo, tratan de ayudar y te joden un poco más. Mejor si se mantienen alejados, prefieriendo incluso sus miradas de desprecio o miedo.

Momento Interestelar
Mantenía el cuchillo de plata en la mano apoyada en la mesa, con la otra pasaba las hojas del periódico sin marcas, como recién impreso, su olor característico le agradaba. Cuando encontraba un artículo que llamaba su atención volvía despacio a prestar atención a la cena y tras dar un bocado, leía detenidamente masticando con calma. Algo tras el gran ventanal allá dónde debía permanecer oscuro reclamó su mirada, un punto de luz lejano que no estaba en la línea del resto del alumbrado de la ciudad, calculaba que podía situarlo a la altura del nocturno río, de vez en cuando desaparecía y pensó en una fogata, miró distraídamente la chimenea donde crepitaba un fuego limpio y fuerte que devolvió su atención al artículo y a su bocado. Mientras tomaba otra porción recordó la invitación para pasar el fin de semana en casa de unos amigos, pero después de conseguir un par de días de descanso, lo que más le apetecía era la inmensa paz de la que disfrutaba en casa. Normalmente comía en restaurantes y dormía en hoteles casi todas las semanas, para nada se movería de allí, enviaría cualquier disculpa.
Leía sobre el poder concentrado en una sola mano, en un país, un poder de destrucción total sobre el derecho a la vida y a la muerte de todos, preparado para destruir el mundo varias veces. 20 años desde que terminó la guerra fría, ”70 años hace que el genio nuclear salió de su lámpara” decía el artículo. El “arcano” que proporciona el poder de eliminar ese “poder” a quién lo posee.

Dos momentos en la misma dimensión del espacio, ajenos e identificables, dónde las cosas transcurren de distinta manera por sus valores diferentes. A uno le da exactamente igual lo que pase en las horas siguientes, no tiene nada que perder salvo dejar de ser él mismo, y tanto le da dentro de un rato que de unos días. Al otro le tiembla hasta la tuétano solo de pensarlo, perdería el paraíso del que está seguro disfrutará mientras viva.

¿Hubo sumisión voluntaria o fue opresión violenta?

Ocurrió en Summer, en el sur de Irán e Irak, donde una jefatura tribal se convirtió en Estado. Parece probable que al hombre cazador-recolector de finales del período glacial, con el calentamiento de la Tierra y sus consiguientes cambios medioambientales, con el exceso de caza extinguiendo numerosas especies, llegara a comprender que para compensar las pérdidas debía explotar las variedades silvestres de trigo y cebada, que a su vez le obligaron al asentamiento para almacenarlas y, consiguientemente, a la domesticación de animales menores. Y fue en este tiempo, que los arqueólogos denominaron Neolítico, cuando pronto comprobaron que ya no podían huir a otros lugares dejando su medio de subsistencia para desentenderse de las jefaturas y aspirantes a reyes, que ejercían cada vez más presiones para exigirles más impuestos, mano de obra para labores públicas, torres de protección, palacios, guerreros, recolectores y secuaces que articularan esa fuerza, a cambio de protección y reparto en épocas de pobreza. No tardarían en extenderse otros Estados junto al Éufrates hasta el Mediterráneo, los imperios: babilonio, asirio, hicso, egipcio, persa, griego, romano, árabe, otomano y británico. “Nuestra especie había creado y montado una bestia salvaje que devoraba continentes.”

Y hoy el temible arcano del poder que ostentan varios Estados sobre el mundo haciéndoles sus propios prisioneros, al mismo tiempo que nos mantiene a unos en la inseguridad, a otros en la ignorancia y a la mayoría en la indiferencia, no supone el respeto y la obediencia de los demás sino su esclavitud. Quizá si Roosevelt no hubiera dado el pistoletazo de salida al programa nuclear para luchar contra los nazis y Truman no lo hubiera probado en Nagasaki, el conflicto no sería el mismo de nuestros antepasados, encontrar dónde huir y dejar a los belicosos aprovechados matarse entre ellos -y tras haber aprendido que la fuerza no está en la destrucción de lo que nos sustenta, aunque algunos se dedicaron a adoctrinar lo contrario y muchos otros a darles crédito- sino en el aprovechamiento inteligente, cuidando, protegiendo y cambiando los hábitos para que los intereses y beneficios se obtuviesen a largo plazo alcanzando a la mayoría, de manera que los descontentos y los inadaptados fueran cada vez menos.
Y debiéramos preguntarnos, de paso, si nuestra capacidad de asimilar lo no habitual, lo diferente, lo raro o extraño, la tenemos intacta o se nos ha atrofiado. Cuestión que aunque parece insignificante alude a la templanza para saber cuando hay que dejar de ofuscarse con los placeres momentáneos y disfrutar de la contemplación y el alejamiento en beneficio propio.

Dicho esto, y haciendo alarde de extrema inocencia, me pregunto si no deberíamos -también, ya que estamos- empezar a comprobar en qué puntos no coinciden los círculos de las probables bombas atómicas y allí hacer un agujero lo bastante profundo para protegernos los más posibles. Eso sí, nadie que haya ostentado un cargo público sobre la tierra estará admitido debajo de ella.
Aunque bien pensado, tras la última frase escrita, terminaríamos por instaurar cualquier otra forma de predominio o supremacía. Mejor dejemos que la bomba haga su cometido y borre cualquier célula humana del universo. Me uno sin traumas al levantamiento de hombros del hombre telúrico.

“Qué cosa fuera, qué cosa fuera la maza sin cantera…”

“El genio regresa a la lámpara” Lluis Bassets 15/04/2010 El País
“Nuestra especie”-Los primeros Estados. Marvin Harris
Foto de http://www.3viajesaldia.com/angkor-el-corazon-del-imperio-jemer


4 comentarios:

virgi dijo...

...un amasijo hecho de cuerdas y tendones
un revoltijo de carne con madera
un instrumento sin mejores resplandores
que lucecitas montadas para escena...

(Me apunto contigo al hombre telúrico, ¿tienes el punto de encuentro?)

Genial, un recorrido real y diario, entre la cueva y el poder.

gaia07 dijo...

Tú también te la sabes, jeje
Podemos intentar que sea un lugar hermoso, sobran en cualquier parte.

Me encanta tu resumen: ”un recorrido real y diario, entre la cueva y el poder.”

mirada dijo...

jejeje, yo también, eh?

:-)

gaia07 dijo...

Contaba contigo Mirada.
Para cantarla y para admirar la belleza del mundo.
De hecho en tu blog ya lo hacemos.

;-)