domingo, 9 de agosto de 2009

Lucy



Diosa Isis


La mujer más vieja del mundo tiene 3,2 millones de años. Y la mitocondria, una pequeña parte de la célula materna es 84.000 años mayor que el cromosoma Y.

Pusieron en duda la forma de entender el mundo de las mujeres que luchaban contra la lógica de las cosas muertas, proclamando que no era la forma adecuada e implantando la ley del más fuerte y el más cruel.
3,2 millones de años después de Lucy, el hombre claudica ante su impotencia contra un planeta que decide por si solo y se vuelve violento cuando interfieren en su proceso de cambio evolutivo, y cuando no, también.

La mayoría social somos conformistas y cumplimos las normas, solo unos pocos se atreven a luchar por un cambio radical en nuestras prácticas profundamente asentadas. Y el resto se salen completamente de vara usando la fuerza y el terror para imponer su forma de pensar o sus deseos.

Los cambios sociales se han estado produciendo a lo largo de nuestra historia con un consenso misterioso que generación tras generación va modificando la ética en la forma de entender la convivencia, consiguiendo desmantelar década tras década las imposiciones de los déspotas del mundo, o la esclavitud, logrando el sufragio femenino y los derechos inherentes al ser humano.
Al mismo tiempo podemos deducir que no somos predecibles y todo depende tanto de la suerte como de la libre voluntad individual de pensar por nosotros mismos. Suerte en cuanto a que cada decisión individual, de conformidad o aporte de ideas, altera la probabilidad entre unas u otras tendencias frente a ese consenso de un próximo cambio.

El ser conscientes de cuanto ocurre en nuestro mundo es trascendental.
Pongo un ejemplo, la disyuntiva en el tema de las centralizaciones: pueden ser aceptables como también pueden no serlo. Como la de la energía centrada en unos pocos organismos y sociedades con acceso a unas cuantas clavijas que les capacitan para dejarnos morir de hambre, quedar congelados, hundidos en la oscuridad o paralizados. Temas políticos y sociales que deberíamos sopesar con rigor.

Puede que de esta forma, logremos ver ese “espíritu de los tiempos” en las siguientes generaciones antes que desaparezca la nuestra. Y en todo caso si el cambio no resulta del todo bueno luchar con más vehemencia, siempre entre los límites de esos pocos que quieren dejar semillas ideológicas sobre que otra forma de vivir es posible, nunca desde el punto de vista del resto que arrasa, destruye y obliga.

Y no deberíamos perder de vista esos microchips que quieren implantarnos para nuestra seguridad ¡¡Peligro amig@s!!

Todo esto viene, porque hace unos días oí decir a un técnico superior en reorganización de empresas, algo así como que “los problemas con el personal que se estaban desarrollando en la plantilla ocurrían por culpa de la autoridad femenina que daba mucha manga ancha”. Seguramente utilizó palabras más técnicas pero el resultado y la intención es la que lees, yo estaba presente en la comida por razones de trabajo, me pidió excusas ya que yo pertenecía al paquete del personal. Y ya que estaba allí y con el respeto que me merece, por supuesto, intenté hacerle entender que no era la autoridad femenina, sino la falta de criterio, conocimiento y capacidad de un señor acostumbrado al ritual varonil de “aquí mando yo y tú te callas”.

Este señor que no sabe donde está su sitio, y que aunque se cuente con su opinión no se le está dando el mando de la empresa, no está capacitado para trabajar en esta era, donde los mandos femeninos no pretenden ordenar y mandar, sino participar. Las jerarquías varoniles establecidas durante los primeros tiempos artesanales funcionaban, pero actualmente no están dando buenos resultados, lo que se produce es cada vez de peor calidad y el trato con el cliente detestable, la lucha por subir escalafones y pisar cabezas resta tiempo al buen hacer. No hay más que ir a comprar algo. Los técnicos deberían empezar a desarrollar habilidades en estas lides y adaptarse a este “espíritu de los tiempos”, o no van a saber como desenvolverse en las cada vez más numerosas empresas femeninas. Y con esto no quiero decir que no haya señoras déspotas y pisa cabezas, aclaro.


Y todo esto viene a que me voy de vacaciones al continente de ahí al lado. Voy a reencontrarme con Lucy.
Voy a buscarla en las profundidades de las pupilas negras serenas y luminosas de las descendientes de Isis. A observar su manera de usar las plantas, la tierra, los animales, el agua. Una lectura de primera mano.
Tras siglos de convivencia igualitaria y complementaria entre ambos sexos, y de su complicidad en la ausencia de rivalidad espiritual e intelectual, voy a aprender de sus errores y del miedo que les hizo subyugarse a la fuerza de unos cuantos fuertes, fríos y autoritarios poseedores del cromosoma Y.


8 comentarios:

ybris dijo...

Pues pásalo lo mejor posible mientras te zambulles en las enseñanzas del ADN mitocondrial y ensalzas la altura de Lucy contra tanto estúpido detentador del cromosoma Y que ni siquiera es capaz de ver más allá de sus narices.
O de su presunta fuerza.
Que les den.

Besos.

Anónimo dijo...

Te deseo un feliz i fructifero viaje.
Hay que concederles que alguno, poco a poco, ha ido evolucionando. Y aunque no he tenido varones a quin educar, espero que aquellas mujeres que los han tenido hayan aprovechado la oportunidad.
Divierte.
Merxe.

gaia07 dijo...

Querido Ybris ni lo dudes.
Aprendí hace tiempo que este mundo es mucho más que unos lamentables hechos históricos y que la simple materia de la que sin duda estamos hechos, porque el alma de los humanos no es más que el acto de ser HOMBRES como tú que nos motivan a no decaer ante la dureza de tener conciencia.

Y es preciso remover esas conciencias que se adormecen extenuadas de repetir las mismas cosas.
Los HOMBRES me descubrieron que vivirlas y expresarlas es materia de aventura.

Jeje Eso “que les den” al resto.
Un beso.

gaia07 dijo...

¡Hey! Merxe
Gracias.
Por supuesto, de hecho si no fuera por algunos padres, hermanos, hijos, que fueron capaces de resolver entre los privilegios varoniles y el respeto a los demás decantándose por estos, no estaríamos donde estamos.
Esta podría ser la respuesta al por qué las mujeres les seguimos adorando ciegamente, incluso con nuestra vida.

Me divertiré no lo dudes, e intentaré divertiros.
Un beso enorme.

Babilonio dijo...

Buena suerte en tu búsqueda amiga..
Que disfrutes de tus vacaciones...
Un beso



PS. Lo de fuertes frios y autoritarios me ha llegado al alma...

gaia07 dijo...

Gracias, amigo Babilonio

Esos “cuantos” no tienen alma.
La fuerza, la frialdad y la autoridad pueden ser muy necesarias utilizadas en las proporciones adecuadas a cada momento y lugar.
Y precisamente tú, en esas medidas justas, eres HOMBRE sabio y experto. Y mi amigo.

Un beso.

Carz dijo...

Pues yo he leído otras cosas... no las he investigado, por tanto, soy tributario de lo que se publica.

Pero no voy a discutir lo que ninguno de los dos sabemos por nuestros medios, el ADN mitocondrial, las 7 Evas, y la supererupción de Sumatra, no. A no ser que se tercien 7 cervezas por medio una tarde en la calle Cavallers. Me lo pasé de puta madre conversando y paseando contigo. Ahí te discuto lo que quieras.

Disfruta de tus vacaciones, disfruta.

gaia07 dijo...

Lo de las 7 cervezas en Cavallers ¡hecho!
Salvo que yo tomaré una entre dos tuyas, y a la tercera dudo que la magnifica discusión sea coherente, aunque contigo aprenderé mucho más y mejor antes de perder el hilo.
Y por supuesto no voy a dejar que te desentiendas del fondo de la cuestión: la manga ancha femenina.

Disfrutaré mientras aprendo el secreto en la complicidad y ausencia de rivalidad con el cromosoma Y.