Hoy al sumergirme en la ciudad en el paseo diario olía a verano. Las calles están llenas de colores, de gente que mira y señala los mismos edificios a la vez, de sombreros y gorras, de paseos relajados, de sonrisa fácil.
Ya busco las aceras sombreadas, escuchando a los trasgos de ciudad que malhumorados entorpecen el quehacer humano. Han trabajado de lo lindo durante las noches, han hecho cuanto les hemos pedido, y ahora todos se van de vacaciones y ellos se quedan.
Así que estos días se dedican a incordiar, llenan las aceras de vallas, levantan los adoquines, cambian de sitio los setos, dejan caer miles de semillas de los árboles alfombrando el suelo, tocan el claxon como descosidos, dejan las placas de hierro de las arquetas sin tornillos…
Al de casa le encanta ver a Horowitz al piano. Es bastante culto aunque de vez en cuando le sale la vena traviesa y me toca las narices.
Nos llevamos bastante bien, él trabaja de noche y yo lo hago de día. Es el que me ha contado lo que ocurre en la ciudad, y lo que debo hacer para no caer en la trampa de ninguno de sus congéneres, como andar en zigzag por las callejuelas, ponerme tapones en los oídos, y hacer como que no veo lo que veo. Si no te cabreas tarde o temprano lo ponen todo en su sitio y se van.
Tienen un largo historial en incautarse de todo cuanto quieren con total inmunidad pasando desapercibidos. Su mayor ventaja es que casi nadie cree en su existencia, y andan por la ciudad poniéndola patas arriba sin que les digan nada, porque para colmo colocan unos carteles en los que dicen “Trabajamos para ti, no molestes” (aunque no utilicen estas palabras exactas es lo que vienen a decir, prácticamente).
Y tienen muy mala leche, si te sientas en un parque te rodean de moscas abonando, si te vas a la playa te pican las medusas que no dejaron recoger en alta mar, si paseas por el campo te multan por ir por propiedades y accesos prohibidos.
Total, que al final lo mejor es llevarse bien con cuanto trasgo se te cruce, porque estos de este siglo son capaces de conseguir cuanto reto les propongas y quedarse fastidiando toda la vida, la suya al menos.
lunes, 20 de julio de 2009
Los trasgos de ciudad
Calle de mi ciudad (Levante-emv)
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4 comentarios:
Uf, las medusas se están haciendo inmunes a sí mismas. Cualquier día promulgan una ley, o invaden los bancos del paseo, o nos multan ellas a nosotros.
De retos va el juego, qué te voy a contar. Aquí también huele a verano, a verano azul y amarillo.
Y a supervivencia razonable.
Un abrazo
Te aseguro que eso es lo que temo Ego, que al final nos volvamos todos iguales de tozudos y decidamos huir antes que dar el brazo a torcer.
Claro que el buen humor siempre será un buen antídoto.
Un abrazo.
Lo malo de los trasgos es que parecen ubicuos y se trasladan también a los lugares de vacaciones.
La verdad es que yo me llevo bien con ellos.
Debe de ser que a veces soy un poco trasgo para los otros.
Besos.
Jeje
En tu post “Nimiae” hablabas de ellos y nos hiciste reír.
Ahora solo imaginarte con cara de pillo aliado con alguno, enredando cables para hacer rabiar a alguien de casa, me divierte todavía más jajajajaja
Al de mi casa me lo llevo conmigo, puede que sea una ventaja con los trasgos del lugar donde vayamos. Ya te contaré Ybris.
Un beso.
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